Capítulo 82: "Lo que... desea mi corazón"

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Bajóesta vez la mirada hacia sus labios. Los imaginó curvados en una ampliasonrisa; aquella sonrisa que la volvía loca, y que lograba que su corazónlatiera desbocado. Se lo imaginó por varios minutos, hasta que otra idea asaltóde súbito su mente.

Tomó un mechón de su cabello que le cosquilleaba en la mejilla, y lo escondió tras su oreja. 

Y, con sumo cuidado y de manera silenciosa, cerró los ojos, y acercó sus labios tímidamente a los del castaño...


Y entonces, el castaño abrió los ojos. 

Sonrojado, extendió su mano hasta tomarla por la parte trasera de su cuello. Ella no tuvo tiempo de reaccionar ni de sorprenderse, pues el chico le atrapó los labios con los suyos. 

Estaba sorprendida. No, sorprendida era poco, estaba algo impactada. Le acababan de robar, el beso que planeaba robar ella. 

El castaño le soltó los labios y ambos se miraron fijamente. 

El chico esbozó una gran sonrisa, adornada por el sonrojo de sus mejillas. 

"Te atrapé, pequeña ladrona" – le dijo sonriendo, provocando que el color de piel de la ojiperla pasara de un rosa pálido, a un rojo intenso y brillante. 

"¡¡¡K-Ki-Ki-ba!!!" – alcanzó a tartamudear, sonrojada, mientras se cubría la boca con una mano y lo miraba nerviosa. 

Ella retrocedió un poco y el de ojos pardos se incorporó, tomando asiento a escasos centímetros de ella en el piso. 

"¿P-Por qué lo hi-hiciste?" – interrogó, aun cubriéndose los labios. 

"¿Acaso no ibas a hacerlo tú? Qué mal de tu parte... Querer aprovecharte de un incapacitado mientras no puede defenderse..." – bromeó. 

Estaba sonrojado, pero jamás había sido un chico tímido, y creía que lo mejor para aquel momento, era bromear un poco para quitarle la tensión. Ella lo seguía observando con sus ojos abiertos a más no poder. 

"N-Nada de e-eso... ¡N-No es lo que crees!" – dijo sin pensar. 

¿Qué más iba a ser? 

Tomó una almohada cercana y escondió el rostro en ella, con el rostro de un completo carmín, mientras susurraba un poco audible "lo siento". 

El castaño rio, se acercó un poco a ella y puso su rostro a centímetros de la almohada que cubría a la chica. 

"Hanabi" – comenzó, provocando que la ojiperla tan solo asomara la mirada levemente por sobre la almohada, sin dejar de ocultar el resto de su rostro. 

Él sonrió satisfecho al ver sus mejillas sonrojadas, y porque ella había sido capaz de mirarlo. 

"Me gustas" – añadió, sosteniéndole la mirada. 

Ella volvió a abrir aquellas perlas desmesuradamente, y como si hubiese perdido la fuerza, la almohada se le soltó de las manos, cayendo al piso. No era capaz de articular palabras. El chico le tomó las manos, que temblaban inquietas. 

"Hanabi, tú me gustas" – insistió, mirándola fijamente y con una sonrisa que sería capaz incluso de derretir el hielo. 

El mentón le temblaba, sin embargo, quería responder. Luchaba por responder. 

"Ki-Kiba..." – balbuceó, aferrándose a sus manos con fuerza – "T-tú... Tú también... T-También me..." – vaya, jamás se había imaginado que sacar la voz podía llegar a ser algo tan difícil. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora