Capítulo 37: "Hoy es el gran día..."

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"Tomen sus instrumentos, ensayaremos para el gran día" – exclamó, rompiendo el silencioso e incómodo ambiente. 

Todos tomaron sus instrumentos en silencio. 

"Comencemos con Alesia, Sai-kun, ¿sería mucho pedir que hicieras la voz masculina de la canción?" – preguntó la ojiperla. 

"No hay problema, aunque nunca he usado el estilo gutural, lo intentaré" – respondió el pelinegro. 

Usaron un efecto para reemplazar a la gaita y luego comenzaron a tocar. La voz de Hinata para el rubio sonaba como siempre hermosa, pero extrañamente, vacía, no estaba completa. 

Se fueron sucediendo las canciones una a una, todas tocadas a la perfección, para ser su primer ensayo como grupo.

Una vez concluyeron, todos en su interior sentían que esto iba a funcionar, aunque el pelinegro en su batería vivía una batalla interior. 

"No puedo decirle a Hinata de esto, debo buscar la manera de solucionarlo por mi cuenta..." – se repetía. 

Terminado el ensayo, comenzaron a ordenar el lugar nuevamente en silencio, el primero en marcharse fue un aproblemado pelinegro que apenas si se despidió; tenía la mente en otro lugar. Ino miró de reojo cuando Sasuke se marchó, y, silenciosamente, tomó la mano de Sai, jalandolo en silencio hacia afuera. 

Cuando el rubio notó que estaban solos, se volteó para mirar a la chica completamente dedicada a la limpieza de su bajo antes de ser guardado. Una vez cerró el estuche con el bajo dentro, sobre la suya se posó la cálida mano del ojiazul. 

"Naruto-kun de nuevo no, yo..." – iba a comenzar a decir, pero el rubio la interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios. 

"Shh...Sé que todo esto ha sido difícil, no me extrañaría que comenzaras a odiarme, solo te pido un día, más específico, veinticuatro horas desde esta tarde hasta después de nuestra presentación, concédeme ese tiempo, te lo ruego, haré que vuelvas a confiar en mi si me das el tiempo y la paciencia necesaria. 

"Uhh...está bien...no...no podría negarme..." – esto último lo dijo muy bajo, tanto que no fue audible a los oídos del rubio. 

"Muchas gracias" – le respondió el chico dándole un cálido y fuerte abrazo. 

De inmediato tomó el bajo de la chica y lo montó en el hombro sobre su mochila, con su mano izquierda tomó el bolso de la chica y su mano derecha se la extendió a la peliazul. 

"¿Vamos?" – preguntó, con una enorme sonrisa. 

"¿Eh? ¿Vamos? ¿A dónde?" – preguntó ella confusa. 

"Te llevaré hasta tu casa, como un caballero debe hacerlo para asegurarme de que estés bien" – le respondió el ojiazul igual de sonriente. 

La chica sonrió levemente, y sin embargo no tomó su mano, comenzó a caminar junto a él. 

Durante todo el trayecto el joven se esmeró en decir todas las burradas que alguna vez se le hubiesen ocurrido con tal de sacarle una risilla a la ojiperla, consiguiendolo siempre con éxito. 

A la distancia una pelirosa observaba. 

"Así que eres de ese tipo de chica Hinata...pensaba no jugarte tan sucio, pero tú te lo has buscado..." – se dijo a sí misma la ojiverde y tras observarlos unos minutos más se marchó.

"Hemos llegado, la dejo a salvo en la puerta de su casa, mi dama" – le dijo el rubio, haciendo una reverencia logrando sacarle una sonrisa a la peliazul. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora