Terminado el almuerzo, la chica salió al patio y se sentó con su perro, en el suelo.
"Ah... Kumji, creo que en uno o dos años más, me iré a Shanghai..." – murmuró mientras el viento agitaba su cabello.
"¡Serás la novia más bella que se haya visto, princesa!" – exclamó la mujer emocionada, observando a su hija vestida de blanco.
"Muchas gracias, mamá..." – murmuró sonrojada.
El día al fin había llegado, sus maletas estaban listas y los pasajes a Francia, esperándolos para el día siguiente. Estaba emocionada, nerviosa, impaciente, triste y asustada, tenía un nudo emocional en la garganta, que le afligía el pecho. Pero nada de aquello iba a opacar su gran día.
Una pesada mano se cargó en su hombro y la sacó de su ensimismamiento.
"¿Papá?" – preguntó, ante el silencio del hombre.
Tenía el ceño algo fruncido, y el cuerpo rígido. La rubia se volteó para verlo mejor, y recién entonces él la observó a los ojos.
"Hija... Jamás creí que este día llegaría... Lo sentía tan lejano que de hecho, lo había olvidado... Pero aquí estamos" – hizo una breve pausa, y en un intento por sonreír, los labios le temblaron y sus ojos se cristalizaron – "Mi niña, mi única hija... Ya es una mujer" – soltó con un sollozo, cerrando los ojos con fuerza.
Ella no pudo aguantarlo más, y se lanzó a sus brazos para abrazarlo. Sabía a lo que se refería él.
Casarse significaba perderla, y a sus ojos, él aún era su pequeña niña. Se abrazaron con ternura, y nadie dijo nada durante varios minutos. Los silenciosos sollozos que escapaban de ambos, eran la única comunicación que necesitaban.
Cuando se separaron, él le secó las lágrimas con suavidad, y ella suspiró para luego regalarle una sonrisa. El día al fin llegaba, y todo mundo esperaba por ella, y sólo por ella.
En la iglesia, el pelinegro esperaba impaciente. Todo el mundo estaba allí, expectante, ansioso. Todo estaba listo.
De pronto y sin previo aviso, el órgano de la iglesia comenzó a sonar.
Todo mundo se puso de pie y el novio se sobresaltó, nervioso.
Se volteó lentamente y entonces la vio. Allí de pie, a la entrada de la iglesia, del brazo de su padre, comenzando lentamente a caminar por aquella felpuda alfombra que se extendía por el centro de la iglesia. Ciertamente lucía despampanante, quedó embobado al instante. Se veía bellísima sin duda, tanto que se puso nervioso. Intentó aflojar la corbata del cuello de su camisa y suspiró.
¿Realmente esa mujer tan bella iba a convertirse en su esposa?
Comenzó a dudar si alguien como él realmente merecía a tal doncella.
Sus dudas finalmente se disiparon cuando se percató de que la rubia estaba a los pies de la escalera, a punto de subir al altar junto a él. Tragó saliva y una pequeña gota de sudor se deslizó silenciosa por su sien.
Inoichi acompañó a su hija hasta el último peldaño y allí, miró intensamente a su futuro yerno. Le extendió el brazo de su hija y este lo tomó. Una vez los dejó juntos, palmeó con fuerza la espalda del pelinegro y le sonrió satisfecho. La breve mirada que compartieron expresaba todo lo que querían transmitir; el hombre quería que él cuidara a su hija, y el joven prometía cuidarla siempre.
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NaruHina "La melodía de nuestro amor"
FanficNaruto es un chico rebelde y problemático, acostumbrado a mantener un rendimiento bajo. Hinata es una chica tímida y dulce, acostumbrada a vivir al margen de todo acontecimiento. Pero ambos comparten un gusto especial por la música, y un talento que...