Naruto es un chico rebelde y problemático, acostumbrado a mantener un rendimiento bajo.
Hinata es una chica tímida y dulce, acostumbrada a vivir al margen de todo acontecimiento.
Pero ambos comparten un gusto especial por la música, y un talento que...
En la oscuridad, no solo la peliazul observaba a Naruto, una mirada de odio le perseguía, oculta en las sombras...
"Vaya, vaya, es un poco tarde para venir de la casa de una 'amiga', ¿no, Uzumaki?" – dijo una extraña pero conocida voz a espaldas del rubio.
"Sabía que tarde o temprano me iba a encontrar contigo, pero no pensé que sería hoy mismo...dime algo y se honesto... ¿tienes otro tipo de interés respecto de Hinata, no es así Neji?" – le replicó el ojiazul, volteándose para mirar los perlados ojos de su oponente.
"Ya te dije, no pelearé contigo hoy...pero me parece prudente observarte de cerca..." – agregó el castaño. Naruto notó que este había ignorado su pregunta, por lo que la repitió con insistencia, hasta que luego de un par de minutos, por fin recibió respuesta.
"En lo que me interese Hinata o no, no es de tu incumbencia, no metas tus narices donde no te llaman" – finalizó, bastante frío.
El rubio, apretando su puño, se disponía a golpear nuevamente al joven, pero para su sorpresa, éste le dio la espalda y comenzó a alejarse, lentamente. "Esta es la primera advertencia, Uzumaki..." – murmuró a medida que alargaba sus pasos y dejaba solo al ojiazul.
"Que tipo tan desagradable..." – pensó Naruto, y enfadado, dio media vuelta y se fue caminando.
Llegó a casa y se tiró en su cama. No comprendía por qué, pero no se sacaba a la peliazul de la cabeza. Su hermosa sonrisa, su cálida voz. Toda ella le parecía perfecta.
Cerró los ojos y comenzó a detallar en su mente cada cosa que le gustase de ella, y desde luego, no encontró nada que le disgustara, todo en ella era hermoso; El tono de su cabello, sus brillantes ojos perlados, sus hermosos labios, el rosa color de sus mejillas, sus bien formados pechos, aquella fina y curva cintura, caderas firmes, un hermoso y bien hecho trasero y un par de sensuales piernas, acompañados del suave color de su piel.
Toda ella era la perfección expresada en su máximo esplendor, o así lo veía él. Sin embargo, 'es solo mi amiga' se repetía. Aquella noche, le costó dormir, no lograba sacarse de la mente el recuerdo de Hinata, y se durmió pensando en ella.
Hinata, luego de terminar el pastel de su hermana, se tumbó en la cama y se encontró en la misma situación que el rubio. No lograba sacarlo de su mente. Pensaba en aquellos ojos azules que le brindaban a su mirada un tono seductor, en su rubio cabello peinado de manera alborotada, sus deseables labios, aquellas extrañas pero lindas marcas en sus mejillas que simulaban los bigotes de algún animal, aquel torso bien formado, poderosos y acogedores brazos y sus bien estructuradas piernas, cabía resaltar que el chico poseía un buen físico. No podía olvidar su cálida sonrisa, y como sus brazos le hacían sentir segura.
Ella también se durmió pensando en él...
A la mañana siguiente, Hinata se levantó temprano y preparó su bento y el de su hermana, y luego envolvió el pastel que preparó en la noche, al irse Naruto.
Abrió la puerta, y para su sorpresa, encontró a Hanabi y a Naruto, uno parado a cada lado de la entrada.
"Vengo por mis cosas" – espetó Hanabi, fría y bruscamente. Sin embargo, la chica sonrió dulcemente y entregó las cosas a su hermana menor, acompañándolos de un 'buenos días'.
"Y yo vengo por ti" – dijo el rubio, con un leve sonrojo en sus mejillas, desviando la mirada a un lado.
Aquella frase hizo sonrojar a Hinata, quien se limitó a asentir con la cabeza. La castaña se marchó rápidamente y aguardó en la entrada de la casa Hyuga a su primo mayor, o como ella le decía; 'hermano'.
El rubio y la peliazul comenzaron a caminar rumbo a su colegio. Ninguno de los dos hablaba, por alguna razón, el rutinario silencio esta vez parecía incómodo.
"Hinata...hoy quisiera pedirte que me acompañes a hablar con Anko-sensei...ella es la profesora encargada de la clase B ¿no es así?, ella debe saber cuál es el rango de calificaciones para ascender a su clase, quiero preguntárselo" – dijo el rubio, rompiendo el silencio.
La chica parecía asombrada, por poco y olvidaba las intenciones del rubio.
"¿Tú en verdad quieres quedarte a mi lado? ¿No piensas en la posibilidad de arrepentirte?" – preguntó Hinata, bajando la mirada a sus pies.
"No retiraré mis palabras" – fue lo que recibió como respuesta. La firmeza en las palabras del rubio hizo sentir seguridad a la peliazul, así que juntos caminaron hasta el colegio.
Llegaron más temprano de lo habitual y tomaron rumbo al salón de maestros, allí se encontraron con que la maestra les estaba esperando.
"Sabía que tarde o temprano vendrías, Uzumaki" – le dijo la maestra Anko al ojiazul que le miraba perplejo...
~*Fin Capítulo 11*~
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