Capítulo 63: "La perra rosa"

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~*Les dejé una notita abajo :3*~

Apretó el puño molesto, ¿Por qué estaba ella despierta a tan altas horas de la noche? Caminó con decisión a la puerta, dispuesto a regañarla, y cuando la abrió, la escena que presenció le dejó sin palabras...

Aquella hija a quien odiaba, solo por el hecho de ser igual que su madre, estaba dormida, con un rostro de paz y tranquilidad, mientras en sus brazos, cerca de su pecho, dormía su segunda hija, aquella que adoraba y a quien había criado a su imagen y semejanza. No pudo evitar llevarse la mano al rostro. 

¿En qué momento aquellas dos habían comenzado a llevarse bien? O más importante que aquello, ¿Cómo fue que Hanabi, la niña de sus ojos, su pequeña y preciada flor, había dejado de odiar a quien nunca había reconocido como "su propia sangre"? 

Una frase emergió en su mente, brotando desde lo más profundo de sus recuerdos. 

"Sólo el amor, tiene la capacidad de expulsar al odio" 

Sí, así era, aquella hermosa mujer que amaba se lo había dicho una vez, y él sólo se había reído. Ahora tenía un vivo ejemplo de esa frase ante sus ojos. 

Cerró la puerta con cautela y luego se marchó, para internarse en la oscuridad de la noche.


El sol comenzó a adueñarse de la mañana, expulsando de la superficie terrestre toda evidencia de oscuridad nocturna. La niebla se había marchado también, como si tratara de huir de la mañana antes de que esta llegara.

Era día sábado, el segundo día de Octubre. 

Muchos festejaban porque no era un día escolar y no había necesidad de madrugar.

Los intrusos rayos de sol comenzaron a molestar a una joven de melena dorada, quien al intentar levantar el brazo para cubrirlos y que no llegaran hasta su rostro, se encontró con que estaba atrapada. 

Abrió los ojos y la sonrisa se apoderó de ella; estaba atrapada en los brazos del hombre que amaba, quien aún seguía dormido, junto a ella. 

Besó su nariz con ternura para despertarlo. Ante el acto, el chico arrugó sutilmente su nariz y abrió los ojos con pesadez, como quien se niega a despertar, pero al ver la hermosa sonrisa de su chica, sus labios se curvaron y se sintió feliz de haber despertado. 

"Buenos días hermosa" – le dijo el pelinegro, llenando su mejilla y su cuello desnudo de cálidos besos. 

"Buenos días mi príncipe" – respondió, enrollándole los brazos alrededor del cuello, para apegarlo más a él. 

"Vaya... Así que esta mañana me he convertido en príncipe..." – murmuró el pelinegro en su oído, entre risas. 

"Siempre has sido mi príncipe azul, Sai-kun" – le confesó la rubia, apartándose un poco de él para mirarlo a los ojos. 

Se observaron por varios segundos, cada uno con una enorme sonrisa. 

"Quizás...deberíamos vestirnos, mi padre podría preguntarse dónde estoy" – suspiró la chica, luego de quedarse un largo tiempo abrazados. 

El ojinegro levantó su mano y le acarició la mejilla, apartando de ella algunos cabellos alborotados que la cubrían. 

"Tu madre ha dicho que nos cubriría, ¿lo recuerdas? Nuestro compromiso ya está hecho, ahora sólo queda fijar una fecha..." – le susurró, como si temiera que alguien allí fuera a oír sus planes y él quisiera mantener el secreto. 

NaruHina "La melodía de nuestro amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora