Deivi
Martes, veinte de febrero.
Observé mi reflejo en el espejo del baño durante un largo tiempo. Acaricié mi barbilla y la barba que la cubría. Luego busqué la rasuradora y la crema de afeitar, pero solté ambas cosas al instante; eso no iba a lograr que dejara de verme patético y miserable.
Abrí la llave del lavamanos, y mojé un poco mi cara para terminar de despertarme. Después me dirigí hacia mi cama y me dejé caer mi cuerpo sobre ella. Me sentía agotado a pesar de tener varias semanas sin hacer nada. Mi rutina diaria desde que Walkiris volvió a abandonarme era despertar, ducharme, comer y dormir. Y en ocasiones olvidaba comer.
—Lo mejor es que me deshaga de ellas. —Dije, refiriéndome a las fotos que estaban esparcidas en distintas partes de la habitación y la casa, en las cuales Walkiris y yo estábamos juntos.
Verlas todo el tiempo agrandaba mi dolor. Me preguntaba si todo fue fingido, si esos momentos en los que fuimos tan felices también fueron una simple farsa, y eso provocaba que un nudo se formara en mi garganta, y que sintiera que iba a morir a causa de dolor.
Me levanté al escuchar el timbre. Lo más probable era que fuera Lidia. Cada día se aseguraba de que aún estaba vivo. Estaba todo oscuro, pero lograba movilizarme. La pereza impedía que tuviera suficiente ánimo como para abrir las cortinas, o encender las luces.
— ¿Perdiste la razón? —Interrogó, Diego furioso. Entró sin ser autorizado—. ¿Y ahora qué? ¿Acaso eres un vampiro? —Abrió las cortinas de la sala, y la luz provocó que fuera incapaz de ver por un largo tiempo, desde hace días había permanecido encerrado.
En ese momento no estaba al tanto de que era de día—. Todavía no lo puedo creer —comentó apretando los puños.
—Ya tomé una decisión —expuse, al darme cuenta a lo que se refería.
—Seguro te volviste loco —se sentó, y yo hice lo mismo, pero en otro sofá—. Primero dejas de ir a la universidad durante una semana, y ahora me entero de que retiraste todas las materias.
—Esa era la mejor opción —comenté, convencido de haber tomado la mejor decisión.
— ¿La mejor opción? No te comportes como un estúpido, Deivi —sus ojos azules no dejaban de mirarme, y casi era capaz de palpar su enojo—. Te ibas a graduar en un año, pero por la idiotez que acabas de hacer vas a tener que permanecer medio año más estudiando. ¿Eres consciente de eso, verdad?
—Ya lo sé —confesé, sintiendo un poco de remordimiento.
— ¿Entonces, por qué lo hiciste? —Cuestionó furioso.
—Es mejor que reprobar todas las asignaturas por inasistencia, o mi poco rendimiento académico —expliqué para que entendiera mis motivos—. No tengo suficiente motivación para estudiar en estos momentos.
— ¿Ya no tienes motivación? —Sonrió con amargura—. Aún recuerdo el día que me dijiste que te ibas a marchar de la casa de tus padres para empezar a vivir solo, que no deseabas obtener todo lo que querías con tan solo pedirlo. Dijiste que anhelabas saber lo que era vivir con pocos recursos, y conocer lo que se sentía no poder tener todo lo que deseabas porque eso te iba a enseñar que tus padres no iban a estar siempre ahí para ti, y mucho menos iban a complacer tus caprichos. Y eso te motivaría a estudiar para aprender a ganarte la vida, y obtener tu propio dinero —se puso de pie—. ¿Solo fue un insignificante discurso de un chico idiota de diecinueve años? —No pude contestar. Él comenzó a caminar.
»Tú eres como un hermano para mí, y por eso te aconsejo tanto, pero ya estoy harto de tratar contigo —miró una foto de Walkiris, y frunció el ceño—. ¿Has visto las noticias, verdad? —Se giró hacia mí—. Ella no se ha detenido por ti —mi garganta estaba seca—. Te puedo asegurar que no piensa ni un minuto en ti. Ya es hora de que reacciones, Deivi, ya es suficiente.
— ¿Ya lo sabias, verdad? —Pregunté, para confirmar mis sospechas. El tiempo que había permanecido solo hasta ese momento me había servido para analizar muchas cosas.
— ¿De qué estás hablando? —Él estaba parado cerca de la entrada.
—Después que terminó la fiesta de Carmen me llamaste. Dijiste que no estabas seguro, que solo era una suposición, pero que tenías que decirme algo importante. Después, nos encontramos en la universidad, y me pediste que lo olvidara —narré lo sucedido sin dejar de mirarlo, pero la expresión de Diego no cambió.
—Sí, es cierto, lo sabía —abrió la puerta—. Y antes de que me preguntes por qué no te lo dije, responderé tu pregunta con otra. ¿Me hubieras creído? —Suspiro al notar mi aspecto—. Tus padres van a venir a visitarte mañana —avisó, antes de marcharse.
Y de nuevo mi única compañía fue la soledad y el silencio. La terrible soledad que me hacía pensar todo el tiempo en ella, en lo mucho que la extrañaba y deseaba tenerla a mi lado.
***
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Aunque no sé por qué pregunto, ya que la mayoría son lectores fantasmas. XD
Estamos estrenando portada gracias a ChocolateCaramelo
Adoro las portadas que hace esta chica. Ella es genial, y muy servicial. Soy una fiel seguidora de su trabajo. También realizó la porta para el segundo libro de esta historia, que va estar disponible en unos días. Además, está trabajando en otra de mis portadas para una nueva historia que voy a subir, sin pedir nada a cambio. ¿Ya entienden por qué la quiero tanto? Mil gracias. 😘😘😘
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[Completa] ¿Yo me opongo?
RomansaMarlene Baker está completamente enamorada de su novio, pero desde hace un tiempo su relación es un total desastre. La felicidad, el amor y el tiempo que pasaban juntos han sido sustituidos por lágrimas y mentiras...