Marlene.
Jueves veinticinco de enero.
—Recuerda que el lunes nos toca exponer... —Paloma tomó su mochila.
—A primera hora —termine la oración—. Ya lo sé —recogí todos mis libros, y salimos del aula.
—Saluda a Jessica de mi parte —dijo antes de marcharse.
Dejé caer mi cuerpo sobre la pared al lado de la entrada que conducía a la cafetería. Ese era el lugar donde Jessica y yo siempre nos reuníamos. Los estudiantes caminaban en diferentes direcciones. Era la hora del almuerzo; algunos entraban a la cafetería, otros se dirigían a cualquiera de los restaurantes cerca del área.
—Permiso —una chica trataba de atravesar la multitud. Era como si nadara en contra de la corriente, mientras la mayoría de los estudiantes trataban de salir, ella lucha por entrar al lugar—. Discúlpame —le rogó a un chico después de pisarlo. Luego de que el joven se marchara, ella colocó un mechón de su largo cabello rubio detrás de la oreja.
Observé como miraba su celular, y al mismo tiempo la hoja que tenía sobre un libro. Luego empezó a mover la cabeza de un lado a otro. Eso fue suficiente para mí, deduje que estaba perdida.
—Hola —saludé, y ella frunció el ceño. Me pareció algo extraña su reacción, pero la ignore—. Parece que necesitas ayuda.
—Te equivocas. No necesito ayuda —expuso cortante.
Su celular comenzó sonar, y ella contestó de inmediato. Se alejó de mí, pero podía escuchar un poco su voz.
— ¿Dónde estás?... ¿Qué estoy en la cafetería?... Te voy a matar, Naomi... Jamás voy a volver ayudarte —colgó, y volvió a posar su vista sobre la hoja que contenía un mapa de la universidad—. ¡Maldición!
—Estoy dispuesta a socorrerte —comenté con una enorme sonrisa en mi rostro.
—De acuerdo —anunció resignada. Al acercarme a ella me di cuenta de que estaba conteniendo la risa.
Traté de entablar una conversación con ella, mientras recogíamos los pasillos para llegar a la biblioteca, pero no fue nada fácil. Ella sólo se limitaba a decir frases cortas como: sí, no, okay, etc.
En menos de cinco minutos, llegamos a la biblioteca.
—No lo puedo creer —su tono de voz expresaba lo frustrada que estaba—. Ya había pasado por aquí —noté que era bastante delgada. Al estar tan cerca de mí, me di cuenta de que el color de su cabello no era natural.
Miré la hora en mi reloj. Debía de encontrarme con Jessica, y decirle que no íbamos a poder comer juntas.
—Adiós. Me deben de estar esperando —anuncié antes de darme la vuelta.
— ¡Espera! —Giré un poco mi cuerpo para poder verla—. Muchas gracias —sonrió. Después entró a la biblioteca.
Hice el mismo recorrido otra vez, pero más rápido, ya que no habían muchas personas en los pasillos.
—Por fin apareces. Pensé que iba a morir de hambre por estar esperándote —Jessica estaba esperándome delante de la cafetería.
—No voy a poder comer contigo hoy —percibí como mi celular vibraba dentro de mi mochila.
—Aún no creo eso de qué no pasó nada entre ustedes el día que te quedaste en su departamento.
—Y yo estoy cansada de repetirte que no pasó nada —le recordé, al mismo tiempo que contestaba el mensaje de Taylor.
— ¡Espero que hoy tampoco pase nada! —Gritó, cuando me encontré lejos de ella.
***
Salí del auto lo más rápido que pude. Entré al restaurante, y de inmediato empecé a buscar a Taylor. No era un lugar muy elegante, pero si lo bastante acogedor para compartir un tranquilo almuerzo.
El lugar estaba lleno de universitarios, sus libros y bolsos los delataban al igual que a mí, así que fue sencillo notar al hombre que estaba vestido de traje. Caminé hacia la esquina donde estaba percatándome de las miradas que le dedicaban las mujeres a su alrededor, y lo hermoso que se veía.
—Hola —Taylor se puso de pie, y sacó la silla enfrente de él—. Gracias —me senté, y él hizo lo mismo. Las chicas dejaron de observarlo un poco decepcionadas, y empezaron a murmurar entre ellas.
—Estás preciosa —acarició mi mano.
—Sólo llevo puesto un simple vestido de verano y unas botas —jugué con mi cabello. De camino me había hecho una cola de caballo—. Perdón por el retraso. Son casi la una, tu padre te va a regañar.
—Precisamente de él quería hablarte —Taylor hizo una pausa para ordenar nuestro almuerzo—. Ya se convenció de qué puedo aguantar la presión, y que soy lo suficiente responsable como para volverme su sucesor cuando decida retirarse —explicó muy emocionado—. Eso quiere decir que ya no me va a molestar tanto. Todo va a volver hacer igual que antes.
— ¿Igual que antes? ¿A qué te refieres? —Estaba muy confundida.
—A nuestra relación. Vamos a volver a pasar más tiempo juntos, citas de vez en cuando, noche de películas en mi departamento...
Miré a través de los enormes cristales que simulaban las paredes del local. Había poco tránsito. Sin darme cuenta me perdí en mis pensamientos.
¿Igual que antes? ¿Eso era posible? En serio él iba a tratar de reparar algo que ya estaba completamente destruido, como si fuera algo tan simple.
—Si quieres podemos empezar desde mañana —sugirió sin dejar de sonreír.
— ¿Qué? Puedes repetir lo que dijiste, estaba distraída —confesé, cuando salí de mi trance.
—Mañana es viernes, eso significa que no tienes clases. Deberíamos tener una cita —alejé mi mano de la suya.
—No puedo. Tengo que exponer el lunes, necesito prepararme, y reunirme con Paloma para coordinar todo —Taylor se mostró decaído por un momento, luego recuperó la compostura. Él no era un tonto, sabía que no me iba a tomar el fin de semana completo memorizar unas cuantas líneas.
—Entonces, será cuando tengas tiempo —bebió un poco de agua, mientras yo comencé a comer mi ensalada.
Por más que lo pensaba una y otra vez, no lograba saber en qué momento me convertí en una persona cobarde. No me atrevía a decir lo que pensaba.
***
Ya regrese. :) :)
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[Completa] ¿Yo me opongo?
RomantizmMarlene Baker está completamente enamorada de su novio, pero desde hace un tiempo su relación es un total desastre. La felicidad, el amor y el tiempo que pasaban juntos han sido sustituidos por lágrimas y mentiras...