46. El error.

211 25 0
                                    

Walkiris

Sábado, diez de marzo.

Observé con regocijo las decoraciones. Estaba tan cerca de alcanzar lo que anhelaba, que no tuve que fingir estar feliz. Jeremy Simmons era todo un caballero, era capaz de levantar la autoestima de cualquier mujer con sus halagos y trucos de conquista, eso no podía negarlo, me trataba como una reina, pero eso no cambiaba el hecho de que ya era casi un anciano.

Sin embargo, sabía que debía soportar eso desde un principio. Había iniciado el plan de conquistarlo pocos meses después de empezar a salir con Deivi, y descubrir que mi actual pareja no era lo que esperaba. Deivi provenía de una buena familia y era un buen hombre, pero no poseía acceso al patrimonio de sus padres, y cuando me enteré de que planeaba trabajar para su padre, además de guardar la gran parte de su sueldo para iniciar su propio negocio, supe que me había equivocado al creer que me ayudaría a aparecer en todas las revistas, ya que debía esperar mucho tiempo para poder cosechar los frutos de estar con él, y a mi edad, no podía darme el lujo de esperar más.

Primero fui retenida por mis padres, quienes estuvieron en contra de que fuera modelo desde que tenía dieciocho y cuando reuní el valor suficiente para luchar por mis sueños y abandonar la carrera de psicología, me echaron de la casa. Cuando creí que la suerte me sonreía al encontrar a Deivi, que era el estereotipo de un hombre perfecto, resultó ser que me volví a estancar de nuevo. No soportaba el hecho de ponerme más vieja cada día, y solo obtener trabajos mediocres por tener veinticuatro años.

— ¿Estás bien, amor? —Indagó Jeremy apretando mi mano.

Los invitados no apartaban su mirada de nosotros, sobre todo Carmen, la hija consentida de mi futuro esposo, quien daba la impresión de querer matarme con la mirada, su padre le había advertido que no se atreviera a agredirme o terminaría en un internado.

— ¿Walkiris? —Sus ojos marrones me veían sin disimular su preocupación. Visualicé sus arrugas, y su cabello negro que a pesar de su edad, las canas que lo adornaban eran mínimas.

—Estoy bien —sonreí para tranquilizarlo. Era un hombre cariñoso y atento como Deivi, pero me había convertido en alguien que no podía verlo más que como mi salvación. Era quien me ayudaría a alcanzar todas mis metas... Solo eso.

Sonreí con amargura durante un instante, pero volví a colocar a una máscara en mi rostro para que nadie se diera cuenta. Era lamentable lo mucho que había cambiado en solo un año y cuatro meses, que era el tiempo exacto que tenía sin ver a mis padres. Ellos me habían enseñado que tenías que hacer lo que fuera necesario para conseguir lo que deseas, aunque eso significara aprovecharse de otros o pisotear sus sueños, como ellos habían hecho conmigo.

«Si trabajas duro puedes conseguir lo que quieres», recordé las palabras que Deivi me dijo un día en la biblioteca, en esos días que fingía ir a leer para estar cerca de él y atraparlo. Esas palabras eran solo una simple farsa. Por más que trabajara o me esforzara nunca iba a conseguir lo que quería, y mucho menos luchar con el tiempo que no se detenía para esperarme. Cada día me hacía más vieja.

Era extraño que estuviera pensando en cosas como esas o en Deivi, así que me deshice de esos pensamientos, y volví a hacer la Walkiris de siempre.

Le sonreí a Jeremy mientras él firmaba el documento. Después, colocó el papel que estaba dentro de una carpeta delante de mí. Estaba a punto de firmar, cuando un vídeo se empezó a reproducir detrás de nosotros.

—Detengan el vídeo, por favor —ordenó Jeremy con una sonrisa mientras se giraba un poco—. Hay que seguir la agenda —sonrió al ver mi rostro en la pantalla.

[Completa] ¿Yo me opongo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora