*Epílogo*

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Marlene

Introduje las manos en los bolsillos de mi abrigo. La mañana era fresca, pero al combinarse con la brisa el frío era más fuerte. Coloqué un mechón de mi cabello castaño detrás de mi oreja, mientras observaba cabizbaja la tumba frente a mis pies.

Leí el nombre y toda la información que contenía la lápida, al mismo tiempo que los primeros rayos del sol se abrían paso a través del cementerio.

No podía entender los pensamientos, sentimientos o emociones que podían llevar a una persona a desear suicidarse. Era consciente de que en un momento determinado teníamos que partir; aunque hacerlo por voluntad propia no era algo en lo que muchos estén de acuerdo.

Observé mí alrededor y le presté mucha atención a las plantas que crecían en el área que formaba parte del lugar. Era bastante irónico como se resumía el ciclo de la vida en un sitio donde muchos lloraban por desear tener a un ser querido a su lado de nuevo o ser ellos quienes ocupen su lugar.

Plantas y flores llenas de vida, mientras en la tierra yacían personas que habían cerrado sus ojos para volverse incapaces de poder abrirlos de nuevo, y ver la luz solar que se estaba apoderando del lugar en ese momento. Escuchar la majestuosa melodía que provocaba la danza sincronizada de los árboles. Escuchar el cantar de las aves o simplemente existir.

Mis ojos verdes enfocaron el rostro de la persona que apretaba mi mano en señal de consuelo, al mismo tiempo que mis ojos ardían por las lágrimas que retenía. Su sufrimiento era mayor que el mío, pues el tiempo y los lazos que los unían eran más. Y por eso me propuse no llorar ese día, pero me di cuenta cuando sentí la humedad en mi rostro que era inevitable, ya que al igual que la felicidad el dolor también se contagia.

Por impulso busqué refugio en sus brazos. Apoyé la cabeza en su pecho e intenté darle consuelo en vez de ser quien aumentará su sufrimiento. Ya no era la misma chica de un año atrás. Ahora prefería ser fuerte y el apoyo de esas personas que en un momento dado fueron mi plataforma.

Sus sollozos me hicieron estremecer. Sus lágrimas se transportaban por su mejilla y aterrizaban en mi cara por la diferencia de tamaño, pero eso no me importaba en absoluto porque comprendía a la perfección su dolor.

***

Deivi

El jardín de los Baker era inmenso. Sin embargo, los invitados a la boda no se quedaban atrás y ocupaban casi todo el terreno.

Caminé entre los invitados sosteniendo una copa de champán. Mis ojos buscaban a Marlene para poder desearle felicidad durante su matrimonio. Cuando por fin di con su paradero, me detuve a esperar que terminara de hablar con los invitados que se daban la tarea de desearle un matrimonio próspero.

Recordé lo injusto que había sido con todos cuando me marché sin previo aviso después de la muerte de Walkiris. Pude ver a simple vista lo mucho que los hice sufrir cuando regresé un mes después. La idea de que había cometido una locura los torturó durante ese periodo de tiempo. Pero no me arrepentí, tomé la decisión de marcharme y buscar un lugar donde pudiera estar solo a la ligera, en ese momento era lo que más necesitaba.

Estaba agradecido y apenado con cada uno al mismo tiempo. Principalmente con Marlene, quien desde mi regreso se mantuvo llamándome y visitándome cada día después que salía de la universidad. Además, se encargó de acompañarme al cementerio hace un mes y apoyarme cuando el aniversario de la muerte de Walkiris me dejó sin fuerzas.

—Felicidades —dije al fin, cuando me acerqué a la pareja de recién casados.

—Gracias —Marlene me rodeó con sus brazos, y sonreí con disimulo cuando Taylor frunció el ceño. Todavía no confiaba del todo en mí, y aunque no lo admitiera sospechaba que algo había pasado entre nosotros durante el tiempo que compartimos juntos, porque nuestra conexión era casi palpable.

[Completa] ¿Yo me opongo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora