Walkiris.
Miércoles, diecisiete de enero.
Caminé hacia la cocina después de haberme duchado. El hambre me estaba atacando, mi estómago no paraba de rugir.
— ¡Dios! —Me quejé. Pasé mi mano sobre mi barriga intentando calmar mi apetito.
Cuando llegué a la cocina me dirigí sin pensarlo dos veces hacia la nevera. Antes de abrirla, mis ojos captaron la nota pegada en la puerta del refrigerador.
«Mi amor, espero que tengas un lindo día.
Te preparé tu desayuno favorito; está dentro de la nevera.
Te adoro, mi bella durmiente. :)»
Rodé los ojos al terminar de leer. Convertí el papel en una bola y la arrojé a la basura. Luego, abrí la pequeña puerta de abajo y tomé mi desayuno.
Deposité el plato sobre la mesa dispuesta a saciar mi hambre. Al ver el excelente aspecto que tenía la ensalada de frutas y el jugo de fresa, saqué mi celular para tomarle una foto. Se la envíe a Lidia, y también la compartí en el grupo de WhatsApp formado por mis amigas.
Lidia: Que envidia. Desearía tener un novio que me consintiera.
Una sonrisa llena de satisfacción se formó en mi rostro al leer el mensaje de Lidia, y los de mis amigas a través del grupo. Cuando terminé, llevé todo a la cocina, y lo dejé en el lavaplatos. Por nada del mundo iba a dañar mis uñas. Además, a Deivi no le iba a importar limpiar por mí.
Me arrojé sobre el sofá y tomé la correspondencia que estaba sobre la pequeña mesa enfrente de mí. Antes de poder empezar a revisar cada sobre, mi celular sonó avisándome que me llegó un mensaje. Lo tomé animada creyendo que era de alguna de las chicas del grupo. Suspiré al leer el nombre de Deivi en la pantalla. En el fondo era un poco feliz al saber que existía alguien que se preocupaba por mí, y en serio le importaba, pero todo rastro de la misma se esfumaba cuando recordaba mi verdadero objetivo.
Deivi: Buenas tardes, mi vida. Voy camino a casa.
¡Te extraño! Quiero verte, y tal vez repetir lo de anoche.
No pude evitar disgustarme al recordar que no logré convencerlo de que me prestara dinero para comprar un celular nuevo. Coloqué mi teléfono en la mesita sin responderle para castigarlo un poco.
Al revisar el correo encontré una invitación para la fiesta de cumpleaños de una tal Carmen Simmons. Si no recordaba mal, ella era la hija de Jeremy Simmons, uno de los hombres más poderosos del país. Había provocado algunos encuentros con él haciéndolos pasar por coincidencias, puesto que agradarle me colocaba en ventaja. Después noté que le gustaba, y nuestras reuniones eran cada vez más frecuentes, sin embargo, aún no lo había atrapado por completo.
Escuché que llamaron a la puerta. Era imposible que fuera Deivi, él no conducía tan rápido. Descarté la opción de que fuera él cuando recordé que tenía llaves.
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[Completa] ¿Yo me opongo?
RomanceMarlene Baker está completamente enamorada de su novio, pero desde hace un tiempo su relación es un total desastre. La felicidad, el amor y el tiempo que pasaban juntos han sido sustituidos por lágrimas y mentiras...