Deivi
Sábado, diez de marzo.
Inhalaba y exhalaba varias veces. Sin embargo, por más que trataba de calmarme, no lo conseguía. Mis manos estaban sudando, y mi corazón latía muy rápido. Nos encontrábamos en el interior de la limusina, sabía que faltaba poco para llegar al hotel, y debido a esto mis nervios aumentaban.
— ¿Estás bien? —Preguntó Nathalia, la joven de piel morena, ojos marrones, y que poseía una hermosa melena negra que llegaba hasta su cintura, sentada a mi lado.
—Sí —respondí, girando un poco la cabeza para verla.
Necesitaba calmarme, o ella iba a sospechar que algo extraño estaba pasando. Junté mis manos para dejar de pasarlas sobre mi pantalón de tela fina e hice un esfuerzo máximo para tranquilizarme.
— ¿Te pongo nervioso? —Cuestionó Nathalia, con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro que me permitió ver los dos coquetos hoyuelos que se formaron en sus mejillas.
—Cualquier hombre estaría nervioso si estuviera al lado de una mujer como tú— también sonreí—. Eres muy hermosa. Estás preciosa —Confesé sin pensarlo. Estaba acostumbrado a elogiar a las mujeres cuando se arreglaban, era consciente de que esto las hacía sentir bien y más seguras. Pero esto ocasionó un gran asombro en Nathalia durante unos segundos, y luego desvió la mirada.
— ¿Eres un playboy? —Inquirió al transcurrir varios minutos.
— ¡No! —Exclamé de inmediato —. No deseaba ser atrevido, lo siento—. Expliqué, mirándola fijamente para que entendiera que no estaba intentando obtener algo de ella.
No apartamos los ojos durante un largo tiempo. Daba la impresión de que estábamos compitiendo para saber quién lograba resistir por más tiempo la intensidad de la mirada del otro.
—Me rindo. Ya no puedo más —expuso Nathalia, entre risas—. Eso fue muy intenso— continuaba riendo. Sus ojos brillaban, y sus dos hoyuelos adornaron de nuevo su rostro. Era realmente hermosa, y su risa bastante contagiosa, así que no pude abstenerme de reír también.
—Odio perder. Solo lo dejaré pasar porqué esta es una ocasión especial —comentó después de calmarse—. Además, ninguna mujer podría ser capaz de no flaquear ante un hombre tan apuesto como tú— me observó detenidamente, y percibí todo el deseo y pasión que transmitía su mirada—. Es por culpa de ese tentador color verde que poseen tus ojos—. Aclaró, dando a entender que esa era la causa por la cual había sucumbido ante mí.
La magia e intensidad del momento se perdió cuando recordé hacia dónde íbamos, y lo que estaba a punto de hacer. Y, que sí existía una mujer capaz de ignorar mi físico y mis buenas cualidades para conseguir lo que anhelaba. Y que a pesar de ser consciente de esto, no dejaba de pensar en ella.
El conductor se detuvo, y no tardó mucho tiempo para que apareciera delante de nosotros para abrir la puerta. Una vez que me encontré afuera de la limusina, y enfrente del magnífico hotel, arreglé rápido mi traje color añil. Después me coloqué a un lado de la puerta para permitir que Nathalia saliera, y le ofrecí mi mano derecha.
—Gracias. —Dijo, agarrando mi mano para ponerse de pie. El chófer se marchó de inmediato.
No vi ningún paparazzi. Sin embargo, lo más probable era que estaban en camino al lugar, pocos sabían dónde se iba a llevar a cabo la boda del señor Jeremy Simmons, pero seguro muchas personas que se hospedaban en el hotel habían notificado a los medios el lugar.
Observé la maravillosa figura de Nathalia, y lo bien que le quedaba el vestido halter de tela fina que llevaba puesto. Era color beige, y el área debajo de sus rodillas violeta. Se abrochaba en la parte posterior de su cuello, dejando sus hombros y parte de su espalda al descubierto. Pero su larga melena impedía que pudiera ver todo a la perfección.
ESTÁS LEYENDO
[Completa] ¿Yo me opongo?
RomanceMarlene Baker está completamente enamorada de su novio, pero desde hace un tiempo su relación es un total desastre. La felicidad, el amor y el tiempo que pasaban juntos han sido sustituidos por lágrimas y mentiras...