Wʜᴇʀᴇ Wᴇ Aʀᴇ Tᴏᴜʀ || Z.M

Capítulo 4.

{LIAM’S POV}

La noche anterior había sido increíble.

No sé cuál habrá sido el factor que hizo que todos estuviésemos contentos, pero había algo dentro de cada uno de nosotros que hizo un click y nos transportó a una de las mejores noches de toda nuestra vida.

Recuerdo que Niall hizo el mejor solo de guitarra que he escuchado antes, Zayn mató a todos los asistentes con uno de sus mejores agudos, Harry lanzó agua con una manguera gigante a todas las chicas que estaban en puestos adelante, Louis regaló pulseras fluorescentes a mucha gente, y yo, bueno, le bajé los pantalones en medio del acto.

Sin duda fue algo asombroso.

 Había sido todo muy asombroso, tanto así, que quedamos agotadísimos.

Íbamos con  la esperanza de que al llegar al hotel pudiésemos dormir toda la noche, pero al poner tan sólo un pie dentro de la recepción, Paul bajó con el ceño fruncido y acompañado de varios chicos más de seguridad, junto a nuestras maletas.

¿Qué rayos había ocurrido?

  

—Hey, tranquilo viejo, ¿Qué sucede? —Preguntó Louis, tratando de sonar gracioso.

—No trates de hacer bromas conmigo, Tomlinson —Respondió Paul, sin señales de querer hacer vida social.

—Oye, pero qué ocurre… —Pregunté, poniendo mi brazo alrededor de sus hombros—. ¿Algo que debamos saber?

—Creo que tres de ustedes se han portado mal en la habitación del hotel —Miró con el ceño más fruncido a Zayn, Harry y Niall, pero no los acusó—. Y los gerentes del hotel nos han echado.

—Pero somos One Direction… ¿Eso no ayuda en nada? —Dijo Louis, al borde de la risa.

—Si ayudase en algo, no estaría aquí en recepción con sus maletas, ¿Va? —Dijo Paul.

Se alejó de nosotros para hablar con el gerente del hotel, en un español algo distorsionado.

Demoró unos cinco minutos, y luego, salió sin decir nada, por lo que nosotros tuvimos que seguirlo.

—¿Qué hicieron? —Pregunté de pronto a los tres chicos que venían en silencio.

—No me eches la culpa, a la mayoría de las personas le gustan los ratones blancos —Dijo Niall, encogiéndose de hombros. Harry comenzó a reír fuertemente y Zayn lo miró algo desentendido.

—¿Ratones Niall? —Preguntó Malik—. Dijiste que Harry dejaría ardillas sueltas, no ratones…

—Quizás las mucamas se llevaron un gran susto, por eso nos están echando —Dijo Harry, riendo como un pendejo. Tenía los ojos llorosos y su voz se había vuelto más ronca.

—Son unos imbéciles —Añadió Louis, quien por primera vez se veía serio—. Niall, te hace falta una chica, Harry, te hace falta un polvo, y Zayn, te hace falta Perrie —Él iba a decir algo más, pero el teléfono de Zayn comenzó a sonar, Él hizo una sonrisa realmente grande. Probablemente era su prometida.

—Bueno, qué va —Dije y sonreí un poco. Calmé a Harry para que dejara de reír y caminé en la misma dirección en que había salido Zayn del hotel—. Vamos, sé que Paul es capaz de dejarnos aquí varados.