Wʜᴇʀᴇ Wᴇ Aʀᴇ Tᴏᴜʀ || Z.M

Capítulo 54.

HOLA, DEBIDO A QUE YA NOS ESTAMOS ACERCANDO A LA RECTA FINAL DE LA NOVELA, Y PARA HACERLO MÁS EMOCIONANTE Y/O INTRIGANTE, DESDE EL CAPÍTULO 56, COMENZARÉ A SUBIR UN CAPÍTULO DÍA POR MEDIO... ESO :D ESPERO QUE DISFRUTEN Y LES GUSTEN TODOS HASTA LLEGAR AL EPÍLOGO.

OTRA COSA; ACABO DE SUBIR OTRA NOVELA DE ZAYN LLAMADA "HEY, I LOVE YOU", SI SE PASAN, SERÍA MUUUUUUUUUUUUUY GENIAL. BESOS Y ABRAZOS PARA TODOS JEJE.

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{ANDREA’S POV}

Iba tarde una vez más para la junta que haríamos con las chicas en casa de Lucía. ¿Por qué siempre me pasaban estas cosas? Juro que intento arreglarme horas antes para no estar con el tiempo justo, pero las estúpidas vueltas que me doy en casa son suficientes para hacer que llegue extremadamente tarde a todo.

Espero que las chicas no me digan nada, porque si no, les pegaré a todas.

No estoy en mis mejores ánimos, menos después de lo que acabo de descubrir.

Me despedí de mamá, quien se había ofrecido para dejarme en casa de Lu, y como estoy algo perezosa últimamente, no quise decirle que no.

Luego de bajarme, alisé mi vestido con ambas manos, tomé mi bolso lleno de productos de belleza y ropa y caminé hacia la reja de entrada.

Abrí esta y caminé hacia la puerta, la cual toqué un par de veces y luego me abrió la madre de Lucía, quien me dedicó una sonrisa amable.

  

—¡Andrea! —Dijo ella. Sé que soy su favorita—. Que bueno que has llegado, las chicas están arriba, ve.

—¡Gracias! —Asentí levemente y luego recordé que mi madre le había enviado unos cosméticos—. Oh tía, mamá me dijo que le entregara esto —Y le pasé la gran bolsa.

¿Por qué digo que soy su favorita?

Porque cuando yo solía ser la mejor amiga de Karim, siempre venía a la residencia Matthei, y prácticamente soy como una hija para ella —bueno, otra más—.

Me acomodé una vez más mi pesado bolso en mi hombro y comencé a subir por la gran escalera de mármol que estaba en medio de un angosto pasillo.

En menos de dos minutos ya me encontraba tocando la puerta de la habitación de Lucía, y en menos de diez segundos, Bianca me abrió, dándome un pesado abrazo.

—¡Salte de encima de mí, imbécil! —Le grité sin querer, pero el bolso pesaba un montón.

—En vez de decir, ¡Qué bueno que me demuestres cariño! —Puso una vocecilla chillona, imitándome. Las chicas concuerdan en que hablo un poco hueco, pero yo no lo creo—. Te has demorado más de lo normal, Andrea.

—Mi siesta se alargó un poco, nada especial —Me encogí de hombros, dejé el bolso en el suelo y me senté en la cama de dos plazas de Lucía.

—¿Y no vas a saludar a nadie? —Preguntó Yessi, quien estaba en la pantalla del computador, sin mirarme.

—Hola —Solté y me encogí de hombros de nuevo.