Wʜᴇʀᴇ Wᴇ Aʀᴇ Tᴏᴜʀ || Z.M

Capítulo 58.

[quedan ocho capítulos  más]

{CAROLINA’S POV}

Ya ha pasado un mes exacto desde la última situación que jodió el grano pequeño de esperanza que tenía de estar en una relación afectiva con Zayn. 

Realmente apesta el hecho de que la persona que yo consideraba un héroe con todas las letras sea un simple hombre cobarde que teme decirme las cosas como son. 

Pero, ¿Qué estoy pensando? Él claramente es una persona normal —aunque bañada en dinero, con una voz preciosa y cara de un modelo de Calvin Klein—, una persona que comete errores, al igual que yo, que puede confundirse, que no sabe lo que hace y… Bueno, sólo es una persona, fin de la discusión.

La mañana fue algo ajetreada, aunque no sé la razón. 

David estaba frenético a las siete treinta de la mañana, llamando por teléfono en su habitación y diciendo palabrotas de lo lindo. 

Por varios días pensé en contarle lo que sus «amigos» habían hecho con mi móvil, pero luego lo descarté; mi hermano tiene preocupaciones mayores —su bebé— antes que defenderme. 

Mamá también estaba un poco… alterada. 

Hace un par de semanas volvió a cortar el cabello a las personas como lo hacía antes de que yo naciera, y las vecinas le han pedido un montón de cosas para ocultar la vejez. 

Papá… bueno papá es tan ausente que no tengo idea si ya se fue al trabajo o sigue tomando el desayuno.

Yo finalmente terminé de colocarme la falda y peinar mi cabello, luego bajé a la primera planta, miré a todos lados para asegurarme de estar sola, y simplemente salí a la calle, con la idea de tomar locomoción colectiva e ir al colegio.

**

El viaje duró mucho menos de lo que esperé, y lo agradecí, porque necesitaba estar con mis amigas más que nada en el mundo. 

Al llegar a la sala, noté que Lucía estaba ya sentada en su puesto, y de las demás chicas no tenía idea. Lucía me vio, esbozó una sonrisa y dejó su libro en la mesa.

—Llegarán más tarde —Me contestó antes de que yo siquiera preguntara. 

—¿Dónde están? —Pregunté una vez que tomé asiento a su lado. Esparramé mis cuadernos sobre la mesa y la miré, apoyando mi cabeza en mi mano.

—En casa de Bianca, terminando un trabajo atrasado —Respondió, negando con la cabeza. Yo alcé mis cejas y rodé los ojos.

—Típico de las chicas.

Fue lo último que dijimos cuando el profesor de biología hizo su ingreso al salón. 

Tenía una cara de mil metros, ojeras de varios kilómetros, su cabello estaba despeinado y su corbata estaba desordenada. Ay no, a alguien no le tocó anoche… 

Conclusión: Se desquitará con sus alumnos.

Como lo presentí, en medio de la clase el profesor mi pilló escuchando música y comenzó con su discurso de «Señorita Carolina, si no quiere estar en mi clase la puerta es ancha para que tome sus cosas y se retire», yo iba a contestar un suplicante «No profesor, ahora pondré atención», pero Él simplemente me abrió la puerta y me miró para que saliera.