Wʜᴇʀᴇ Wᴇ Aʀᴇ Tᴏᴜʀ || Z.M

Capítulo 29.

{ZAYN’S POV}

Jamás imaginé estar en esta situación con una chica.

La mayoría de las veces en que llevaba a borrachos en mis brazos, se trataba de Harry o Louis, pero nunca de una mujer, menos de Carolina. Ella era a quien menos imaginaba en un estado así, ya que ella misma me había comentado que odiaba a la gente borracha.

Qué ironía.

Pensé en todas las posibles soluciones a este «problema», pero no sabía qué hacer realmente. ¿Debería hacer caso omiso a su petición de no llevarla a casa? ¿Debería seguir mis instintos y cuidarla lejos de los posibles retos que sé que le dará su madre? ¿Debería hacerle caso a lo que me está pidiendo? ¿Qué debería hacer?

Opté por la opción número dos, cogería un taxi, le pediría que nos llevase al hotel en que me quedé cuando dimos los conciertos aquí y luego vería qué haría con ella.

Hice parar el primer vehículo de locomoción colectiva que se pasó por mi lado, a duras penas me subí en este con Carolina encima, y cuando traté de dejarla al lado en el asiento ella se apretó más hacia mí y tensó el agarre en mi cuello.

No podía hacer nada.

—¿Dónde lo llevo joven? —Preguntó el hombre del taxi. Mierda, ¡No tenía puta idea qué había dicho! Pero siguiendo mis instintos supuse que preguntaba por la dirección.

—Al hotel Hyatt, por favor —Dije en el español más limpio que pude, pero no dio mucho resultado. Le pagué con un billete al señor, y al parecer Él me iba a dar cambio, pero rápidamente hablé—. El cambio es suyo, señor.

—Muchas gracias, joven —Dijo Él y siguió manejando.

Me dediqué a mirar por la ventana todo el trayecto, aunque en ocasiones paseaba mi vista por la cara de Carolina, para verificar que todo estuviese en orden.

Me di cuenta de que el señor del taxi me miraba intrigado por el retrovisor, lo que me estaba incomodando un poco, debo decir.

Quise despertar a la chica que tenía en brazos para que no estuviera tan tenso el ambiente, pero cuando le acaricié el cabello, ella sólo rió y se acomodó mucho mejor.

—¿Es su novia? —Habló el señor nuevamente en español. ¿Qué debería decir?

—Sí —Fue lo único que solté y Él sonrió satisfecho. Lo había hecho bien.

—¿Sabe? Tengo una hija de la edad de la chica, y ella es muy fanática de un grupo inglés que se llama One Direction… —Habló nuevamente el tipo, y lo único que entendí fue «One Direction» Mierda, había olvidado cubrirme, ¡Quizás Él me había descubierto!—. … y tiene un póster en su pieza con un chico que es igualísimo a usted —Añadió luego, riendo.

—Ah… —No pude decir nada más, porque no podía responder en español.

Para mi suerte, habíamos llegado a nuestro destino.

Luego de darle las gracias al señor, tomé más fuerte a Carolina en mis brazos y entré al hotel, en que previamente, había alquilado una habitación, no el pent-house, esto debía ser algo más secreto.

El chico de la recepción me entregó mis llaves, y miró sospechosamente a Caro, quien venía durmiendo en mi pecho.

Yo fruncí el ceño y fui hacia el ascensor, para estar libre de miradas acusadoras.