Wʜᴇʀᴇ Wᴇ Aʀᴇ Tᴏᴜʀ || Z.M

Capítulo 60.

{CAROLINA’S POV}

La semana pasó cruelmente rápido. 

Es de las típicas semanas en que estás tan recargada de cosas en la escuela que ni cuenta te das cuando tienes dos pruebas al día, o una disertación que dar, o trabajos pendientes… y bueno, una mierda algo grande acumulada en tu apretada agenda. 

Eso me estaba pasando en este minuto. Estos cuatro días fueron un infierno caliente, lleno de actividades de fin de año, propias de mi colegio. 

Ni cuenta me di que hoy es jueves, y mañana, es la jodida fiesta de graduación.

La fiesta, la fiesta, la fiesta. 

Las chicas me regañaron por no tener nada listo para mañana, por lo que me obligaron a pasar varias horas viendo qué peinado me tengo que hacer, «para no opacar a Louis Tomlinson». Con esas palabras me lo dijeron. 

Si soy sincera, me dolió un poco… ¡Malditas! Aunque admito que fue un buen incentivo para ponerme las pilas.

Ingresé a Youtube para ver los típicos canales de chicas que salen maquillándose o peinándose frente a la cámara. Varias veces me he preguntado, ¿Cómo mierda es que no se corren? ¿Cómo les pueden quedar tan perfectos si se los están haciendo ellas mismas? 

Por ejemplo, si yo me pusiera a hacer de esos videos tutoriales, sería el hazme reír de internet, y sé que nadie vería mis grabaciones por ser consideradas un desastre de la humanidad. 

Así que… ¡Larga vida a las youtubers de belleza! 

Encima que son perfectas, ¿Es eso posible? Creo que es como la regla para hacer videos en youtube, «o eres bonita, o te jodes y no subes nada». 

Bueno, también es algo un poco racista. Que se mueran todos.

«¡Hola mis amigos de Youtube! Mi nombre es Azul y en este vídeo les enseñaré cómo hacerse un bonito y simple peinado para una de las noches más especiales en sus vidas, ¡La fiesta de graduación…!»

El vídeo de «Azul» fue el escogido. 

Tenía el pelo café y su largo se ajustaba perfectamente al mío. Comencé haciendo los mismos gestos que ella hacía con su cabello, pero el resultado fue desastroso, y probé con otro, luego otro, luego otro… y así me dieron las 16:00 hrs, momento exacto en que sonó la puerta de mi habitación.

—Pasa… —Hablé algo mal, porque tenía una pequeña traba entre los dientes y las manos en la cabeza, intentando algo más. La puerta se abrió y dejó a la vista a mi hermano… más mal que la mierda—. ¿¡Qué rayos!? 

—Carolina, puedo explicarlo… —Dijo David con un hilo de voz. Tenía un ojo morado, su labio partido y el pómulo más oscuro que de costumbre.

—¡Por favor, tienes que hacerlo! —Dejé la computadora a un lado, mi cabello desordenado y escupí la traba—. Siéntate, ¿Quieres algo?

—Más tarde me vendría bien una aspirina, mi cabeza duele un poco —Soltó, recostando su espalda en mi cama. Yo lo miré con el ceño fruncido y él cerró los ojos.

—¿Me vas a decir qué te pasó en la cara? —Fruncí aún más el ceño y mordí mis labios. Él me miró por unos segundos y luego su cara también mostró enojo.