47.- Boda empalagosa.

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•Jordyn y Jaden en galería•

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Jess.

Estadísticamente, dos personas que comparten sentimientos, lo que en resumen significaría: se gustan, no pueden compartir habitación sin sentir tentación, cuyo pronóstico terminaría en desastre.

Él y yo podíamos ser la excepción, si así lo quisiéramos. El hecho de compartir piso durante tanto tiempo sin intentar nada ya decía bastante sobre cómo podíamos mantenernos al margen, sin embargo, esa noche no queríamos hacerlo. Hablaba por mí, seguro que también por él. Mientras comíamos no podíamos dejar de observarnos con esa típica mirada de lo único que quiero comer es tu boca. Así estuvimos por, aproximadamente, una hora y media, luego, como se acordó, el fue directo a su habitación. Agradecí ese gesto, no quería pasar de estar molesta a estar desnuda junto a él, eso habría sido un enorme giro del que no estaría orgullosa, pero tal parecía que Zack no pretendía saldar su promesa de acceder a mi perdón de esa manera.

He ahí mi primer cuestionamiento de la mañana; ¿lo habrá hecho para ganar puntos en el tablero? ¿Diría «la volveré loca y luego me iré para que piense en lo mucho que quiero hacer las cosas bien», o simplemente lo hizo porque realmente quiere hacer las cosas bien?

Había cometido muchos errores por no pensar esas preguntas antes de dar un paso. Quería pensar que Zack era el indicado, pero, ¿y si no lo era? Había traído a la rubia a una fiesta, para restregarmela en la cara, me había dicho todas esas cosas en la casa de los espejos, por otro lado, había prometido esperarme el tiempo que fuera necesario aquella noche de la pelea con Nick y me había invitado a la boda de su tía, donde claramente estaría toda la familia. ¿Qué cosa tenía más peso en la balanza para mí?

Hasta ese instante, la lista de pros y contras estaba bastante pareja, sin dejarme saber qué camino tomar. Di un sorbo al jugo de naranja, dándole un mordisco a las galletas frente a mí, con mi vista perdida en busca de una solución, una que no había podido encontrar en toda la noche y que de seguro no encontraría en las próximas horas, pero que sin embargo, estaba intentando hallar mientras hablaba con Noah al teléfono. Jessica Haynes, sinónimo de problemas e indecisión.

—¿Cuándo la darán de alta? —cuestioné, mientras observaba mi entorno.

Me sentía la persona más pequeña y delgada sentada en la enorme mesa del comedor sin nadie allí.

—En dos días —su voz se oyó feliz—. Tu padre vino hoy para hablar con Nick y conmigo, sobre el juicio y todo eso. Está siendo de mucha ayuda.

—No sabes lo feliz que estoy por ti, Noah —una sonrisa se plantó en mi rostro—. Te dije que iban a salir de esta, rubia, solo debías tener algo de paciencia.

—Sí, es cierto —soltó un suspiro.

—Quisiera estar ahí contigo para apoyarte, quizá no debí haberme ido...

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora