59.- Comenzar de nuevo.

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Jess.

La adolescencia siempre fue lenta para mí, los días se volvían semanas, estas pasaban a ser meses y luego, terminaban en largos años de experiencias, risas, salidas, sufrimiento, amor, aprendizajes; mi madre solía decirme que debía llevar las cosas con la calma en la que se presentaban durante esa etapa, porque una vez se acabara, todo vendría de golpe, una cosa tras otras, como disparos de balas; sin previo aviso, dejando sordera y sobre todo, fuertes heridas.

Lo más lento de la adolescencia fue enamorarme. Podría admitir luego del accidente de Zack que en definitiva, mi corazón le pertenecía a él, claro que, eso ya lo sabía desde antes, pero mi mente lo confirmó en el instante en el que cada fragmento de mi cuerpo se paralizó al verlo caer fuertemente en el suelo, cuando mis manos heladas sintieron lo caliente de su sangrado, descubrí lo enamorada que estaba de él desde hacía años, desde que invitó unos helados en Miami para consolarme luego de romper con Nick. Aquella vez que estuvo conmigo cada noche luego de que cayera por las escaleras en la escuela y cómo olvidar el viaje a casa de su familia, la boda, la vista desde el rascacielos y ese beso que quedó marcado en mi piel como una promesa que no cumplió.

Mi madre siempre mencionaba lo mágico que era el amor, cómo recorría cada parte de tu piel, pasaba por tus venas inyectando tus mejillas en un rubor notorio cada vez que imaginabas a esa persona. El temblar de tus piernas cuando sus dedos rozaban tu piel, el dormir poco o nada pensando en volver a estar con él o ella. Amar iba más allá de los besos y las promesas, de las salidas y las sonrisas, sobrepasaba los llantos, los fallos, los corazones rotos; amar significaba ser amado, correspondido, sostenido con firmeza dejando en claro que estás dispuesto a luchar por lo que amas. Encontrar a la persona que siguiera causando eso en ti luego de años, luego de sucesos nuevos, de personas diferentes, de otros llamados vagamente y en falsedad amores, después de las peleas, de la ruptura y superación, ese era aquel amor que por más que la vida quisiera verlos separados, terminaban eventualmente por volver, cuál boomerang.

Y no, no hablaba de las relaciones tóxicas, de aquellas que te lastiman y a las que te aferras. Encontrar al amor de tu vida parecía algo sencillo desde que tenía uso de razón, pero la realidad siempre fue otra, ese día lo descubrí, supe que saber lo que tu corazón quería y que eso fuera realmente lo correcto, era el exámen más difícil de toda la historia. Sabía a la perfección que revisar mi corazón y sentir la paz de elegirlo a él una y otra vez, fue en un principio como buscar una aguja en un pajar, y es que durante mi vida me enseñaron un montón de cosas; todo el mundo siempre tiene opiniones, consejos, todos son sabios, todos los matrimonios duraderos te hablan sobre lo que debes buscar en alguien, te repiten cómo debería de sentirse el amor, cómo no confundirlo, que esperar de alguien, cómo hacer que nuestro amor sea verdaderamente merecido.

La realidad era que, no importa cuántos consejos tengas, cuánta atención le pongas a los detalles, qué sea conveniente o no, porque cuando realmente te enamoras, en ese instante en el que tu corazón calla a tu desordenada mente y le da una guía llena de tranquilidad, logras saber a la perfección que esa persona es verdadera el verdadero.

Y ese era él, era Zack. Me había costado años afrontar el sentimiento, pero me gustaba pensar que nuestros corazones estaban tan destinados, que la vida decidió darnos lecciones por separados, para poder estar juntos el resto del tiempo, sin ningún tipo de bache más.

Mis pensamientos amorosos se van a un costado, dejando entrar el sonido de mis tacones resonar por los pasillos del viejo edificio donde los White se escondían de las autoridades. A esas alturas, cada rincón de la universidad, cada persona dentro de cada departamento en los Estados Unidos tenía conocimiento de la cajita de sorpresa que cargaban los hermanos de linda sonrisa en sus hombros, todos y cada uno de ellos ya estaban en manos de las autoridades, esperando a ser utilizadas al encontrarlos, cosa que estaba a punto de suceder en esos instantes.

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora