48.- Teorías del pasado.

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Natalie Jones en galería•

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Zack.

Dos años atrás.

Era principios de julio y para nadie era un secreto que las vacaciones estaba por acabarse, las clases comenzarían en mente a de lo esperado y todo lo vivido durante el tiempo anterior quedaría guardado bajo el tapete. Es así, como lo más sonado desde un mes antes se volvió realidad ese día; la última fiesta del verano, en la que seríamos capaces de disfrutar cada último instante antes de regresar a nuestra cárcel de máxima seguridad, llamada escuela. La enorme casa de los Peterson, donde daba lugar la fiesta, estaba más que repleta, era obvio que Youger Peterson no se limitaba a solo invitados de Marshall High, él apuntaba a todo Bel-Air, y si era posible, a toda California entera, y así, cómo no desear una escapada a una fiesta como esa.

Una cantidad inimaginable de personas ocuparon mi centro visual a penas cruzar la puerta, la misma acción que me costó un poco de trabajo, dado el pequeño espacio libre para caminar. Sin embargo, muy a pesar de la gran cantidad de personas, mis ojos solo se fueron a una en específico: alta, cabello negro y vestido rojo, pegado a su cuerpo y dejando a la vista un escote capaz de hacerte babear. No era hermosa, era más que eso, los términos no alcanzaban para describirla, su sonrisa brillaba entre las dos chicas que estaba a su lado, ella reía como nunca antes había visto reír a nadie más.

Y aunque mis ojos visualizaron una próxima cita más cercana a mi puesto, ninguna era capaz de igualarla. Pasaron las horas y mis ojos no dejaban de verla bailar, a la lejanía, como algo inalcanzable que no iba a poder obtener, pero ya había cruzado un límite de tiempo, estaba cansado de ver pasar la fiesta con ella lejos de mí, la fiesta cada vez se descontrolaba más, no me iba a permitir irme sin conocer siquiera su nombre.

—Brent, no te emborraches, Malkon dijo que nos vería en el jardín —elevé mi noto de voz, para que pudiera oírme—. Iré a hacer algo, los veo allá.

Di media vuelta y fui en su búsqueda, perdiendola de vista luego de intentar esquivar a todos los que estaba de paso. En un suspiro molesto, me dirigí a la cocina, para tomarme un trago ya acabar con mi mala suerte, pero en ese segundo, al estar de pie en el marco de la cocina, pensé que quizá mi suerte no era tan mala.

Ella estaba ahí, de espaldas, sirviéndose un trago y sin percatarse de mi presencia, no esperé más y me adentré en el lugar, fingiendo escoger una bebida.

—No lo hagas —me detuvo cuando tomé una de las botellas—. Tomando ese vodka no durarás más de media hora en esta fiesta.

—Ya son las cuatro y media, ¿cuánto más debería durar? —alcé una ceja.

—Lo suficiente para recordar de por vida tu última fiesta de verano —me regaló una sonrisa—. Soy Natalie Jones.

—Zack Wilson —extendí mi mano.

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora