11. - Expedición a Narnia.

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•Will Houston en galería.•

—¡Maldita seas, Kate Morgan! ¡Juro que te mataré!

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—¡Maldita seas, Kate Morgan! ¡Juro que te mataré!

Las ganas de cometer un asesinato se intensifican más en mí. Por más que lo había intentado —y realmente lo hacía— soportar a Kate, se volvió imposible. ¡Ella era cómo un grano en el trasero!

Y como todo tiene explicación, he aquí la correspondiente a mi actitud en esos momentos.

Resultaba que la estúpida muñeca Barbie de Kate se propuso hacerme una broma del peor tipo. Al ser yo tan hambrienta, después de desayunar quise comer alguna otra cosa, encontrando así en el refrigerador un gran tarro de Nutella.

Claro estaba que, al ver semejante belleza, me dispuse a comerla, pero, para mí sorpresa y desgracia, la Nutella contenía una porción doble de tierra y barro.

—¡Fue solo una broma, no te pongas así! —corrió en dirección al baño, con intensión de salvaguardase ahí, pero yo llegué antes y le impedí el paso—. ¡Auxilio! —pidió ayuda, corriendo por toda la casa.

—¡No te servirá de nada pedir ayuda, muñeca de plástico! ¡De cualquier forma te mataré!

Unos pasos captaron nuestra atención, Nick se deleitaba de nuestra pelea desde la escalera.

—¡Nick, ayúdame! —se escondió detrás del susodicho.

Me detuve en seco frente a él.

—¿Qué pasa? —preguntó desconcertado.

—Esta loca psicópata me quiere matar —asoma la cabeza desde la espalda de Nick—. Nick, ayúdame, por favor.

Abraza a Nick fuertemente, llenándome un poco de algo llamado celos.

—¿Es eso cierto, Jessica? —se separó de Kate y me miró de forma acusadora.

—Si, si es cierto, ¿pero sabes por qué? —pregunté sin esperar respuesta—. Porque esta muñeca Barbie me puso tierra y barro en mi Nutella.

—¿Es eso cierto, Kate? —su mirada se va a Kate.

—Claro que es cierto, ¿qué no me crees? —espeté

—Kate, sube a tu habitación, yo arreglo esto —ordenó Nick.

—Pero Nicky...

—Pero nada, sube —la interrumpió.

Emitió un bufido y subió las escaleras, Nick se percató bien de que subiera y entrara a su habitación, luego de que la puerta sonó, Nick volteó.

—¿Qué pasa, Nicky? —me burlé del apodo, haciendo la voz más aguda de que pude.

—¿Por qué haces esto, Jess? ¿Por qué siempre peleas con ella?

—¿Por qué lo hago? —una risita irónica salió de mis labios—. Ella siempre empieza, le puso tierra a mi Nutella... ¿O es qué no me crees? —su silencio fue la respuesta—. No es necesario que respondas, ya lo dijiste todo.

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora