8.- Miedo a las alturas y viejas historias.

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Luke Donnet en galería.

—¿Estás seguro? —le pregunté a Nick

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—¿Estás seguro? —le pregunté a Nick

—Claro que sí, o... ¿No quieres?

—Sí, claro que quiero, pero... —dejé salir mi desánimo.

No sabía qué hacer, menos qué decir.

Tras cuatro semanas de largas salidas y paseos a distintos lugares, mi confianza en ese pelinegro había aumentado, al igual con cada uno de los que en esa casa habitaban, sin embargo, no era de las que se abría como un libro ante cualquiera, menos cuando de temas de mi pasado se trataba.

Pero ahí estaba, intentando ser abierta con Nick, viendo una forma de explicarle la confusión en mi decisión.

—¿Pero? —alzó una ceja—. Vamos, Jess, puedes abrirte a mí, no me enojaré.

—¡Si quiero! —grité exasperada —. Es solo que estoy... ¡demente!

—¿Demente? —pareció divertido y la vez confundido.

Me di una bofetada mental, definitivamente me había drogado con el aroma de mi almohada.

—Sí —me dejé caer en la cama—. ¿Me permites pensarlo?

—¿Por qué? —se mostró extrañado—. Es una simple pregunta, quieres ir conmigo y mis amigos a Madrid, ¿qué es tan difícil? —resopló—. Estarán todos, Jess.

—Le tengo miedo a las alturas —las palabras escaparon de mí sin que lo deseara.

Otra cachetada mental impactó en mí. Había mentido sobre dicha cosa, era obvio para cualquiera, pero deseaba que él me creyera, no tenía ganas absolutas de dar las verdaderas explicaciones.

—¿Le tienes miedo... A las... Alturas?

—¡Si! le tengo miedo a las alturas —fingí tristeza, tratando de que fuera creíble—, disculpa por hacerte este desplante, pero no puedo volar.

—¿Pero por qué no puedes hacerlo?

Tragué saliva, calculando que mis próximas palabras dieran en el clavo, haciendo creíble mi mentira.

—¿Qué no escuchaste? ¡le temo a las alturas! —encaré—. Así que te pediré que me dejes pensarlo bien, ¿puedes irte?

Mi falsamente gentil propuesta le sorprendió, pero aún así, terminó por aceptarla. Lo que sucedía era que para mí, volver a Madrid, con todos mis antiguos recuerdos; los de mis antiguos amigos, y los de Will, el ex que me rompió el corazón, era más que difícil.

—¿Pero dime que pasó? —las voces detrás de la puerta no se hicieron esperar.

Analicé bien cada palabra dicho detrás de allí, hasta notar y reafirmar que una de las voces pertenecía a mi misma sangre. Tras unos murmullos, escucho las incrédulas expresiones de mi hermano ante las declaraciones de mi algo.

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora