18.- Ocultos.

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•Devon Clark en galería•

Deleité mis oídos mientras escuchaba los escandalosos gritos de auxilio de Devon, pero mis ojos eran los más afortunados, al presenciar tan graciosa escena como esa. El rubio corría por toda la playa, cayéndose cada cuando y levantando más arena que cualquier aspiradora. A criterio verdadero, no me parecía una lucha justa, él estaba solo, mientras que Madison no solo iba acompañada de Luke, Ryan y Brent, si no que también, los tres, poseían armas de agua.

—¡Basta, Madison! —se quejaba al sentir su ropa empapada—. Me resfriaré por su culpa.

Y como un sabio dijo una vez: Todo el desastre es estupendamente gracioso... Hasta que se vuelve contra ti.

La verdad, creo que nadie lo dijo, pero continuemos.

—¡Oigan! ¿Yo qué hice? —me quejé, justo cuando Madison dejó de rociarme agua—. ¡Paren o se las verán conmigo!

El trio se detuvo de inmediato.

—¿Con que así son las cosas? —se acercó desafiante—. ¿Qué nos harás?

—Solo les advierto algo: les irá mal —enmarqué cada palabra.

Madison esbozó una sonrisa maliciosa, levantando su pistola justo en mi entrecejo y disparando la mayor agua que pudo, el resto era fiel a ella y atacó a Devon.

—¡Esto no es justo! —proclamó Devon, deteniendo la guerra vigente.

—¿Perdona?

—Ustedes son tres, tienen armas, ¡Jess y yo estamos desarmados y asustados!

—Corrección: tú estás asustado, yo solo tengo hambre —interrumpí su monólogo, ganándome una mirada detestable de su parte.

—El punto es; están siendo unos cobardes —escupió, buscando la furia de los contrincantes.

Presencié la lucha de miradas entre los hermanos Clark, y los chicos, al igual que yo, esperaban algún indicio de qué significaban esas miradas. Odio, amor extraño, ¿rivalidad? Quizá algún plan malvado, o telepatía. Ni forma de saber la opción correcta.

—¿Cómo nos llamaste? —el silencio acabó.

—Oh, además de cobardes, sordos —di un paso al frente, siguiendo el juego de Devon—. No es justo, ustedes que tienen más ventaja están atacando a los débiles.

—Para mí eso es muy justo —Brent formó una cínica sonrisa.

—Eso dicen los cobardes.

Madison cerró los ojos con fuerza, conteniendo sus deseos de soltar palabrotas. Frente a ella, su hermano y yo luchábamos por algo diferente: no reírnos en su cara.

—Bien —forzó sus facciones—. ¡Chicos, muevan sus traseros hasta aquí!

Desde las pequeñas tejas, los chicos escucharon los llamados de Madi, acudiendo a su petición. Devon y yo nos observamos con confusión, sin saber qué estaba planeando.

—¿Quieren un juego justo? Perfecto, hagamos uno justo.

Nos sonreímos al notar que conseguimos un buen resultado.

—Escojan su grupo —se apartó, dejando ver los rostros confundidos de los demás.

—¿Equipos de qué? —interrogó Noah.

—Se realizará una guerra a nuestra petición —señalé a Devon y a mí—. Guerra de agua —aclaré—. Existirá dos equipos.

—El equipo azul, y el equipo amarillo —completó Devon.

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora