36.- Copas y secretos.

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Owen West en galería.

-En resumen, ¿tienes un segundo hermano y nunca pudiste contármelo?

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-En resumen, ¿tienes un segundo hermano y nunca pudiste contármelo?

Mi voz se encontraba cargada de indignación, mientras terminaba de alistar mi maquillaje. Noah no era nada de lo que imaginé la primera vez que la ví, no cabía duda que las apariencias engañan al más observador. La rubia y su hermano eran toda una cajita de sorpresa.

Esta asintió con una sonrisa burlista.

-En mi defensa, nunca preguntaste -se encogió de hombros, colocando sus aretes.

-Claro, eres una Jackson en definitiva -rodé los ojos-. ¿Eso quiere decir que el contacto de Nick es su hermano?

Volvió a asentir.

-Hablando de hermanos -se acercó a mí-. ¿Hablaste con el tuyo?

Pude recibir una bofetada mental de inmediato. Una sonrisa inocente se apoderó de mi rostro, mientras volteaba en mi sitio para poder mirarla.

-Dios, Jess, enserio quieres crear una tercera guerra mundial en esta casa -se quejó-. Entonces piensa rápido, porque tu hermano y el mío están a punto de encontrarse.

Un estrepitoso ruido se escuchó desde la planta baja. Ahí supimos que era tarde para hacer algo.

-Baja y arregla ese desastre -Noah se dejó caer en la cama.

Tomé aire y abrí la puerta, encontrándome a Zack justo frente a ella. Nuestras miradas se juntaron sin hacerse esperar, y su vista bajó por todo mi atuendo, formando una curva en sus labios.

-Tu proyecto de caridad está abajo a punto de ser extinto -informó.

-Dime que hiciste algo.

Él negó.

-Es tu problema.

Sin más, dió media vuelta y bajó las escaleras, seguido de mi presencia.

¿Ahora quería fastidiarme con esa estúpida lógica? Vaya cambio de actitud en pocas horas. Decidí ignorar su humor de pocos amigos y dirigirme directamente a la zona de guerra, también llamada cocina. Quería saber la razón por la cual la mayoría de las discusiones se presentaban en ese lugar específico de la casa.

Sin esperar a que la sangre corriera, abrí la puerta de par en par, encontrándome a ambos con sus respectivos abogados, o como yo les llamaba: Luke y Brent.

-Al fin llegas -suspiró Brent-. ¿Puedes explicar esto?

Asentí rápidamente.

-¿Pueden dejarme sola con Malkon? -pedí.

Todos asintieron, obedeciendo.

Tomé una bocanada de aire y me acerqué a él, pensando en lo difícil que sería explicar cada cosa, mucho más sabiendo que mi hermano no tenía conocimiento de muchas de las cosas que giraban en torno a los hermanos Jackson. Estando a tan poco tiempo de la fiesta, ahí estaba yo, rogando para que no se descontrolara la situación.

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora