19.- Efecto dominó.

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*Jessica en galería*

En la realidad que invade nuestras vidas, es algo de naturalidad que cosas malas nos sucedan de vez en cuando, pero en el momento que esto se vuelve matutino, tendemos a pensar que hay algo más intercediendo para que esto suceda

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En la realidad que invade nuestras vidas, es algo de naturalidad que cosas malas nos sucedan de vez en cuando, pero en el momento que esto se vuelve matutino, tendemos a pensar que hay algo más intercediendo para que esto suceda.

Algunos le llaman karma, otros, mala suerte.

Yo creo que es algo de ambas, combinado con torpeza del ser humano.

En mí realidad, es más torpeza que otra cosa, además de mala juntas. Entre esas, Kate, a la cual decidimos obedecer esa noche, lo cual no generaría nada bueno. Al colarnos en el club, todo parecía llevar un camino increíblemente divertido y satisfactorio para nosotras, pero era de esperarse que alguna cosa mal puesta podría ocasionar un abrumador efecto dominó.

En ese caso, el primer dominó fue Noah y su calidad de chicos que atrae, así, poco a poco, todos los demás fueron cayendo hasta esparcirse por doquier.

Un chico apareció de la nada con el pretexto de invitarnos unas copas, cosa que al principio no aceptamos, pero puesto a que él insistía, decidimos dar el sí. Este chico mantenía un interés bastante grande por la rubia más callada del grupo: Noah, y por más que anotó puntos a lo largo de la noche, a la hora de dar un segundo paso con la rubia, tal y como era de esperarse, ella se negó y opuso resistencia.

He ahí el primer escenario del problema.

Como todo chico caprichoso, no quería quedarse con un no. Así que, luego de que intentara sobrepasarse con Noah, actué en su contra y vacié sobre él un vaso de whisky. De esta forma, el segundo escenario acudió a nosotras.

No fue fácil escapar de sus garras, pero lo hicimos, corrimos como nunca, escapando del molesto hombre y sus enormes guardaespaldas. Pero, muy a pesar de todo, ahí estábamos nosotras, caminando por los pasillos en el último piso del costoso hotel en el que residíamos temporalmente, luego de informarles a todas las autoridades hoteleras del inminente acoso hacia nosotras, algo que claramente fue fácil al tener a la heredera de dicho hotel de nuestro lado.

Las risas abundaban por cada rincón del piso treinta y dos, con nosotras como responsables.

—Ser acosada y perseguida por un hombre con el orgullo dañado y sus gorilas —recitó Noah—. Otra cosa a la lista.

—Mejor esto que caer en una fuente dentro del centro comercial.

—O estropear un ascensor en un hospital en Madrid —Leah siguió.

—Mejor que ver a Brent y Malkon desfilar en la pasarela de California —aceptó Noah.

—Incluso mejor que ir a la cárcel por pelear en un juego de fútbol —cerró Gina—. ¿Pero qué digo? Nada superará eso.

—¿Qué tan normal es para ustedes meterse en problemas? —Madison se hizo notar, algo confundida.

—Sería un once de diez —calculó Kate.

Jessica Haynes: Los Desastre De Una Adolescente. (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora