A veces se debe tomar un descanso

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Virgo se mira una vez en el espejo de su tocador; su largo cabello verde sujeto en una trenza y haciéndolo ver más corto, su rostro con algo simple de maquillaje y así ella considera que está lista para salir. Decide ir en busca de las demás chicas del zodiaco, por lo que sale de su habitación y se encamina a la de Libra, que se encuentra en el muro izquierdo y es la primera pieza al subir las escaleras. Entra después de haber tocado y no haber recibido algún pase, pero supone que tiene permitido el adentrarse. Ahí, tiradas sobre la cama matrimonial de la chica aire, con un acojinado cobertor de color rosa, se encuentran las dos chicas de agua mirando el techo con cansancio y derrota. Por otro lado, Libra está parada frente a su armario, con una toalla blanca rodeándole el cuerpo y manteniéndose quieta con un nudo. Sus ojos azules tan eléctricos que parecen de mentira examinan las prendas que cuelgan de los ganchos metálicos.

—Virgo—habla Piscis al escuchar que la chica de tierra ha entrado —. Libra no sabe que ponerse.

—Eso es muy sencillo—asegura la más alta—. Ponte ropa.

— ¡Oh, Zeus!— expresa sarcástica la chica de aire, con dotes melodramáticos—. Pero que inteligente eres. ¡Tonta yo! Yo pensaba ponerme las sabanas de la cama de Acuario, pero creo que ya no lo haré.

La más alta no puede evitar rodar los ojos con fastidio ante la actitud de la rubia. Es que para Virgo muchas cosas pueden resolverse de la manera más simple. Porque así es ella, le gusta que todo fluya de una manera práctica y sin complicaciones. Que Libra se angustie tanto de su aspecto no tiene sentido para ella mientras se encuentre con ropa cómoda 

La de cabello verde se acerca al armario con las puertas abiertas de par en par, luego comienza a inspeccionar la ropa de ahí dentro con parsimonia mientras las otras dos chicas de menor tamaño permanecen casi muertas sobre la cama. Supone que ellas han tenido que tolerar ya bastante de la chica rubia. Después de meditarlo un poco, Virgo toma un vestido de color naranja con olanes en el dobladillo y un corte como de cascada que le llega hasta las rodillas, ajustándose arriba de la cintura y con unas mangas cortas con listones blancos en el bordesillo. Se lo entrega a la única chica de la casa aire y le señala el baño de la habitación, indicándole que vaya y termine de vestirse para que puedan marcharse. No le da tiempo de rechistar cuando la chica más alta la arrastra hacia dentro del pequeño cuarto, cerrando la puerta detrás de ella y obligándola a usar lo que ha seleccionado.

Que tampoco es mala elección, pero no termina de convencer a Libra; no tiene todo el día como para elegir un atuendo y dejar esperando a sus amigas.

Después de más minutos de espera, por fin, las cuatro chicas están listas para salir de casa y disfrutar de un día para ellas solas. Bajan las escaleras y terminan llegando a la planta principal; en la sala están Acuario y Géminis viendo una película que se proyecta en la televisión, sentados cómodamente en el sofá más largo mientras que en el otro más pequeño está Leo leyendo una revista o algo similar. En la cocina está Tauro con su ropa de deporte, sentado en una silla alta frente al ariano, ambos bebiendo lo que parece ser café.

— ¿Ya se van?—cuestiona Leo sin apartar la mirada de aquella revista.

—No, cómo crees —comenta burlona la mayor de la casa agua—. Nos vestimos así para quedarnos aquí en la casa.

—Qué chistosa—reprocha el león, clavando sus ojos amarillos sobre la cangreja quien sonríe de una manera inocente—. Adiós, entonces.

—Se van por la sombrita—habla Acuario sin apartar ni un solo segundo sus ojos turquesa de la pantalla del televisor, al igual que Géminis, pues ambos están sumamente interesados en la trama —. No hablen con gente que parezca que está escuchando reggaetón. No acepten dulces de extraños y vayan juntas al baño.

Estrellas juntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora