Virgo se mueve en la cama y, poco después, abre con pesadez los ojos. Se incorpora en el colchón, con las mantas color manzana verde, frotando ambos parpados con sus manos para luego salir de la cama y ponerse sus cómodas pantuflas de color blanco. Baja las escaleras para llegar a la cocina donde algunos ya están ahí esperando el desayuno. Ve a la menor de la casa agua buscar algo en toda la sala con desespero y angustia.
— ¿Ocurre algo?— indaga la peli-verde, deteniendo a la chica un segundo para mirarse.
—No encuentro mis lentes.
La chica de tierra levanta una ceja con confusión, alzando sus ojos a la cabeza de Piscis.
—Los traes aquí —dice la más alta, señalando la coronilla de la menor.
— ¿Eh? —cuestiona con duda, llevando sus manos al punto indicado, dándose cuenta que la otra chica tiene razón —. Oh, gracias.
Con eso, la chica regresa a su asiento en el sofá para continuar su lectura de un libro prestado por su hermana mayor, esperando pacientemente por los alimentos que, como siempre, Tauro se encarga de preparar.
Virgo camina por el lugar hasta llegar a la cocina donde toma una taza de una de las muchas puertas superiores para luego tomar una tetera cromada que está caliente. Finalmente, se sirve un poco de té y, antes de sentarse en una de las muchas sillas altas de la barra, sorbe de su taza, mirando el lugar. Aries y Leo están ahí ya, sentados uno junto al otro, bebiendo café de sus tazas. Probablemente ya sea el tercer café que el mayor de los fuego se está bebiendo, después de todo, la cafetera ya está casi vacía.
Sus ojos ven a su hermano mayor cocinando con parsimonia, muy típico en él. Se detiene en el calendario que cuelga en el refrigerador, sostenido por un imán con forma de manzana. No tiene mucho sentido que se preocupen por seguir un orden en las fechas, después de todo, el tiempo para ellos no tiene razón de ser medido. Pero por algo está ahí. En los días, en sus pequeñas casillas rectangulares, junto al número, se encuentra una Luna y está señala el estado de ésta en esas fecha. Ya sea si menguará o si será Luna nueva.
—Hoy es día de Luna llena—habla la chica.
Los dos chicos de fuego le miran, para luego observar el calendario.
—Escorpio está aquí—dice el de pelo naranja, llevando la taza a sus labios y bebiendo de aquel liquido amargo—. No hay mucho de qué preocuparnos. Él siempre se encarga, aunque sea un satánico sin corazón.
—De todos modos, será mejor dejarla por su cuenta.
—Virgo —sonríe arrogante el león—. Hemos vivido juntos miles de años, entendemos perfectamente que hay que tener cuidado en estos días.
—Menos Aries—habla el peli-verde sin voltearse a mirar a los demás; está demasiado ocupado evitando que las cosas se le quemen o algo similar —. Él no entiende ni con una cachetada.
—Cállate, Tauro —gruñe el aludido—. No soy tan cabeza dura.
Ante ello, Leo no puede evitar reírse a carcajadas, logrando que el contrario le vea con el ceño fruncido y claros deseos de hacerlo callar.
—Ah, que buen chiste.
Escuchan unos pasos bajar las escaleras, para luego avanzar por el lugar. Capricornio, Géminis y Escorpio aparecen en escena. Algunos se sorprenden de que el único varón de la casa agua esté ya bien arreglado para salir de casa, puesto que su horario de entrada es relativamente tarde y poco le importa vestir bien para ir al trabajo.
— ¿A dónde vas?—pregunta Virgo al chico con pierciengs.
—Tengo una reunión en la disquera y debo ir temprano —responde el escorpión, pasándose una mano por su cabello de color vino e índigo.
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Estrellas juntas
Acak¿Cómo sería si los signos del zodiaco vivieran bajo el mismo techo? Un completo caos, probablemente. Una historia común, romántica, graciosa, pero nada increíble, si aun así quieres leerla, adelante. |EDITANDO|