"Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación."
Aún recuerdo cuando Amaryltis me explicó lo que me sucedía. Era un día como cualquier otro y yo ya me encontraba despierto en mi habitación, aun sentado sobre la cama. Libra había entrado para avisar que el desayuno estaba listo y se marchó después de que le agradecí que me informara. Yo salí un par de minutos después, y me encaminé por los pasillos hacia la cocina donde el resto de mi familia estaba. A penas entré, mi mamá se encontraba hablando con una Libra un tanto confundida y angustiada, hasta que vieron que me hallaba ahí, pues sus ojos se clavaron en mi con atención mientras Acuario balanceaba sus piernas desde el borde de su silla, sentado justo frente a la mesa.
— ¿Qué ocurre? — pregunté interesado, acercándome a ambas.
—Nada, pollito— aseguró mi madre con su espléndida sonrisa; era brillante—. ¿Algo que quieras comentar?
Colocó la comida sobre la mesa mientras Libra y yo nos acomodábamos en nuestros respectivos asientos. Quizás no habría mucho que comentar puesto que hace poco nos habíamos levantado, pero sí tenía algo que decir. Amaryltis se sentó tranquilamente y le pidió a Acuario que no jugara con la comida, por ende, se detuvo.
—Creo que tengo un amigo imaginario — solté, poniendo una cucharada de puré de patatas en mi plato.
El lugar se sumió en un silencio que realmente no me gustó. Alcé la mirada de mi plato y noté que Libra le lanzaba una mirada extrañada a mamá, quien había respondido con una comprensiva y tranquilizadora. Tal vez Libra se encontraba así porque me había visto hablando solo en mi habitación. Amaryltis colocó los codos sobre la mesa y unió sus manos debajo de su barbilla, sonriéndome con genuino interés.
— ¿Por qué lo dices, cariño?
—Bueno — tragué saliva, no sabiendo si había dicho algo malo o no—. Desperté y escuché algunos comentarios, me puse a charlar con una persona que no puedo ver. ¿Qué eso nos son los amigos imaginarios? Aunque es extraño. Dice que se llama como yo y actúa como si realmente fuera yo, pero diferente. No sé cómo explicarlo.
—Géminis— dijo seriamente, como pocas veces lo hacía a menos que el tema realmente lo ameritara—. Creo que es momento de que te explique algunas cosas.
No me rehusé, pero si me alarmé ligeramente, pues mamá estaba actuando como si el tema fuese de inmensa urgencia. Al día siguiente, tuve mi primer intercambio de personalidades. No recordaba mucho al respecto pues a veces me daban lagunas mentales, pero hasta el momento escucho la misma voz en mi cabeza. Siento la misma existencia dentro de mí, una existencia aparte de la mía. Decidí nombrarnos, somos Gém e Inis, unos nombres tan creativos que hasta mi madre se burlaba de ellos.
El punto es poder distinguirnos.
***
Sentado en esta espesa oscuridad, arrimo mis rodillas contra mi pecho, rodeándolas con mis brazos y posando desganadamente mi barbilla en ellas. Odio estos momentos puesto que mi cuerpo está en estado de reposo, pero mi mente sigue trabajando y por consecuente al despertar me encuentro cansado, como si realmente no hubiese dormido. A mi lado, él estira las piernas y recarga su peso en sus manos que se encuentran posicionadas detrás de sí, a sus espaldas.
— ¿Quieres hoy? —pregunto.
—Sí—dice, su voz es similar a la mía, pero es un tono más grave —. Siendo sinceros, no es como que realmente me guste convivir, pero es agradable tener el control de vez en cuando.
—Entiendo. No molestes mucho a Libra.
—Me pides algo que no puedo hacer y lo sabes. Es divertido hacerla renegar.
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Estrellas juntas
Random¿Cómo sería si los signos del zodiaco vivieran bajo el mismo techo? Un completo caos, probablemente. Una historia común, romántica, graciosa, pero nada increíble, si aun así quieres leerla, adelante. |EDITANDO|