15. Solo quieren atención

24 3 1
                                    

- ¡Hey! - le contesté.

- Siempre apareces por todas partes. -  ¡Habló! Empezaba a pensar que me seguía. Era de la pasma, seguro que sabía hacerlo sin que me enterara, ¿verdad?

- Solo iba a dar un paseo.

- ¿No es un poco tarde?

- Es la mejor hora para no encontrarte a nadie.

Me sorprendí a mí misma contestándole así. Había sonado un poco borde. Él se rió.

- Supongo que es verdad. - Seguí andando sin pararme más. Iba a decirle adiós pero se me adelantó. - Nos vemos. - Me gritó mientras andaba hacia su casa.

Suspiré aliviada. No tenía ganas de hablar ni de mantener las formas con nadie.

Me senté en un banco, pensando. Me di cuenta que desde ahí se veían más estrellas. Contemplé el cielo, la belleza me consoló después de tantas malas noticias. Solo tenía ganas de llorar.

¿Cómo reaccionar ahora con la familia Redfield? Y lo peor, ¿cómo reaccionar ahora con John? Todo habría sido más sencillo si mamá hubiera tratado el tema de forma más natural.

Pero es imposible negar que lo hizo para protegerme. No confiaba en él. ¿Pero por qué le costó tanto cuándo volvió y mostró interés? Es verdad, no confiaba en él. Seguramente yo tampoco hubiese confiado.

Ella le quería, siempre lo hizo. Me parecía casi imposible que siempre le hubiera querido, a pesar de que no verlo durante años.

Sus heridas parecían incurables. Estoy segura que en algún momento, y aunque mamá no haya especificado nada en la carta, volvieron a estar tan unidos como lo estuvieron en la universidad.

Escuché un ruido, que pareció una rama partiéndose, que hizo que alzara la cabeza. Al alzarla, vi a Jeff andando hacia mí. Suspiré. Simplemente perfecto, el Sr. tócate los pies aparecía cuando menos me apetecía.

- ¿Qué haces?

- Había entrado para cenar, estaba hambriento después del trabajo.

- ¿Y...? – Le dije mientras me apoyaba con los codos.

- Oye, este sitio no es tuyo. Puedo quedarme si me place.

- ¿Vienes cada día cuando tienes insomnio o solo cuándo hay alguien a quién molestar? – Él se echó a reír.

- ¿Te molesto?

- Solo quería un poco de espacio. – Cuando dije eso se tumbó en el suelo, junto a mí y me tocó el brazo con el suyo. Puse los ojos en blanco.

- Ahora entiendo cuando Olivia dice que a veces eres insoportable.

- ¡Eh! No te pases. – Sonreí. - ¿Por qué necesitas espacio?, ¿Tu novio es una lapa? – Le miré divertida.

- Era una forma de decir que quería estar sola.

- ¡Oh! Vaya, lo siento. – Sabía que lo había entendido a la primera. Tampoco hizo ningún gesto para levantarse. – El cielo está despejado hoy, se ven genial las estrellas, aunque en Bager se ven mejor.

- Sería estupendo verlo.

Nos quedamos en silencio. La brisa acarició mi pelo y observé de reojo como él se lo quitaba de la cara. Quería reír, pero me aguanté. Eso le pasaba por acercarse tanto.

- ¿Puedo preguntarte algo sobre el día que viniste a cenar al restaurante de Elliot? – Me moría de ganas de hacerlo desde que le había visto.

- ¿No lo vas a hacer igualmente?

- No. Si me dices que no, no lo haré.

- Entonces no.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora