Capítulo 17

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Dos horas y media después ya estaba lista, le había dado a Cam la dirección de Lily. Antes de irnos les había dicho que me venían a buscar unos amigos porque mañana tenía una cena. Tuve que improvisar que les pillaba de camino pasar por aquí para ir y por eso venían a buscarme a las doce. Mi padre soltó algo como que era demasiado mayor para entender estas cosas y Lily solo me dio un apretón en el brazo.

Me había quitado el vestido, el peinado y el maquillaje. Había llorado un buen rato bajo la ducha, todavía sin saber porque, intentando entender mil emociones. Me puse algo más cómodo y un poco de color en las mejillas. Después de colgar a Cam, habíamos despedido a los novios en su luna de miel y la fiesta se había apagado poco después. Jack se fue con unos amigos a Sale y acabar de disfrutar de la noche. Intentó convencerme pero no tenía ganas de ir ni siquiera para esperar. Me puse a ver West side story hasta que Cam me envió un mensaje diciéndome que estaba a diez minutos. Había metido todo lo que necesitaba incluidos los zapatos de tacón de la boda en la maleta y la pulsera de Jeff. Me había dicho que era feliz, ¿no? Podía seguir adelante, ahora que ya ni siquiera sentía dolor por haberle roto el corazón. Él estaba bien, le había hecho daño pero ya estaba curado. Recé para no encontrármelo en la calle, eran casi vecinos con Lily. El aire frío hizo que mi pelo se moviera mientras contemplaba la luna. Me sentía tan lejos de la persona que había sido el año pasado... mismos lugares, misma gente y yo tan distinta ya... Escuché su coche antes de verlo y me levanté del suelo. Quité el polvo de mis pantalones, nerviosa porque no sabía qué hacer con mis manos. Él aparcó justo delante de mí y salió del coche mientras me acercaba al maletero para dejar la maleta. Lo abrí y él me quitó la maleta de las manos y la puso él mismo.

- Gina - Me giré para mirarle y él me cogió por los hombros. - ¿Estás bien?

- Si. - Se asomó un rastro de sonrisa en su boca. 

- No me mientas, jamás me hubieras pedido que viniera a buscarte antes si estuvieras bien.

- ¿Y qué te hace pensar que si no estoy bien quiera estar contigo? - Se echó a reír.

- Yo no he dicho eso. - Se encogió de hombros. - En fin, casi que me ha ido mejor venir a buscarte hoy sino tendría que haber hecho más vuelta.

- ¿Podría haber ido yo, sabes?

- Vamos a dejarlo así.

- ¿Dónde estabas?

- Trabajando.

Me contestó mientras arrancaba el coche y me miraba de reojo. Me había mirado en el espejo hacía un momento y todavía tenía los ojos un poco hinchados, esperaba que no se hubiera dado cuenta.

- ¿Y por qué has venido?

- Porque me lo has pedido.

- ¿Y ya está? ¿No tenías planes? - Le miré, interrogante. Todo el mundo tenía planes un viernes por la noche.

- ¿Qué estás intentando preguntarme en realidad?

- ¿Cómo puede ser que solo trabajes?

- Mañana voy a una fiesta.

- Ya, de tu hermana - Él me ignoró y siguió mirando hacia delante. - ¿No tienes amigos?

- Sí, ¿por qué?

- ¿Y cuándo los ves?

- De vez en cuando. - Le miré con suspicacia. - Mira, la gente con la que me relaciono suele estar tan ocupada como yo. Es difícil cuadrar horarios. A veces los veo en un pub, como en el que bailaste, y nos tomamos algunas copas.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora