21. Exámenes

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¡Aquí tenéis otro capítulo! Colgaré el próximo hoy o mañana como muy tarde, como premio de vuestra paciencia 😜. Quería agradecerle a Valuu1235  su entusiasmo por la historia y los ánimos que me dan sus comentarios. Gracias, gracias y gracias 😘😘 También le agradezco a sophia_allende que siga leyéndome.

Cuando Jeff se largó, la conversación derivó de temas triviales a temas absolutamente indecentes. La cosa se descontrolaba, así que obté por fugarme.

Todos me acusaron de perder el interés al irse él. Puse los ojos en blanco, no estaba de acuerdo pero tampoco iban a hacerme caso si lo decía.

Michelle estaba encantada por todas las atenciones que Dan le daba. Aunque dudaba que su corazón estuviera abierto en ese momento.

- ¡Te acompaño! - Gritó Vicky justo antes de que me fuera. - Voy a hablar con Bryce, ¿vale? No te preocupes por nada. Déjamelo en mis manos.

Asentí. Me recordé a mí misma que solo le estaba haciendo un favor. Aceptarlo y no cuestionar nada más. Una cena y ya está. Eso era lo que debía aguantar: por Vicky, mi amiga. Esperaba que nadie se entrara de aquello... no es que tuviera que esconderlo tampoco, pero desearía que cierta persona no lo supiera.

Nada más llegar, Vicky se encerró en su habitación. Estaba colgada al teléfono y cuando le colgara a Bryce llamaría a Jack. El cambio era fácil de detectar: dejaría de gritar e insultar. Me encerré a mi habitación con mi café para aguantar la noche de estudio.

A las dos, estaba cansada de estudiar y necesitaba distraerme. Un momento... ¿Jeff estaría trabajando? Un mensaje para ver cómo le iba no le haría daño a nadie.

Empecé a escribir pero la verdad es que no sabía ni qué decirle. ¿Iba a sonar desesperada si le enviaba un mensaje a las dos de la mañana? Definitivamente. Además, no estaba en línea, seguro que no miraba el móvil en el trabajo. Era mejor concentrarse en estudiar. ¿Por qué siempre tengo que comerme tanto el coco? Y lo apagué.

* * *

El examen fue difícil y el día siguiente tenía otro a primera hora. Mi cabeza estaba demasiado espesa de tanto pensar. En la cafetería me crucé con Jack, como no. Estaba hecho un manojo de nervios.

- ¡Gina! ¡Tengo un trabajo para mañana y todavía no he acabado la introducción! - No sé porque, pero no me sorprendía. Me cogió del brazo para que le prestara atención. - Tienes que ayudarme.

Me eché a reír y me sequé las lágrimas con la mano. Me miró haciendo un puchero.

- Que mala amiga eres.

- Lo dices como si supiera algo de ingeniería.

- No tonta, no. Solo quiero que me ayudes a hacerlo, por favor. - Me dijo juntando las manos, como si estuviera rezando. - No quiero ser como Sísifo que fue castigado a subir una montaña cargando una piedra y caía una y otra vez. Tengo que sacarme el graduado este año sí o sí. - Alcé una ceja.

- ¿ Y qué quieres que haga yo?

- Dejar que te persiga como un perrito faldero a la biblioteca y que me obligues a trabajar. Incluso te daré un vale de un día para pegarme si lo necesitas. - Me dijo poniendo ojos de corderito.

- ¿Por qué no se lo dices a Vicky?

- Sabes tan bien como yo que lo último que haríamos sería estudiar... - Me dice levantando las cejas una y otra vez, pícaro. Levanto las manos, rendida. ¡Qué fácil era convencerme!

- Vale, vale. Por favor, no sigas. ¿Y todos los colegas del bar? - Me miró como si tuviera tres neuronas.

- Son eso: los-co-le-gas-del-bar. No intentes sacarlos de ésa categoría, no funciona así. - Me contestó haciendo un gesto con la mano. - Vamos por favor, ¿tan mala compañía soy? - Puse los ojos en blanco.

- De acuerdo. Vámonos. Pero me dejarás trabajar. Mañana tengo un examen.

Puso cara de niño bueno e hizo ver que se cerraba la boca con una cremallera. La primera hora fue soportable, la segunda ya pedía un descanso constantemente.

- Ufff... ¡menos mal! Necesito hidratar mi cerebro.

- Por Dios Jack, solo han sido dos horas. ¿Cada cuánto tiempo necesitas hidratar tu cerebro?

- ¿Cada media hora?

Puse los ojos en blanco. Al menos no había dicho cada diez minutos. Por aquel entonces, estábamos en la cafetería. Hacía frío pero ambos preferimos aquella pequeña brisa a permanecer más tiempo en el interior.

- ¿Sabes algo de Jason?

- Nada interesante. Ya paso de ir con ellos. Se han encerrado en su pequeño mundo tóxico.

- ¿Sigue con esa chica?

- No lo sé. De todas formas, no creo que duren mucho. Jason no tiene ganas de nada serio después de haber roto con Michelle. - Mi cara se transformó en una mueca ante sus palabras.

- No creo que tuviera ganas de nada serio ni antes. Fue culpa suya, ¿te acuerdas?

- Fue un desliz, se dejó llevar. Quiere a Michelle, le conozco desde hace mucho.

- Claro... eres su amigo, qué me vas a decir. - Suspiró.

- Eres exasperante. Piensa lo que quieras, lo entiendo, solo te he dado mi opinión.

Después de unas cuantas horas más de insoportable estudio, le propuse que fuéramos a cenar y continuar trabajando después. No podía pensar, necesitaba comer una buena hamburguesa con extra de kétchup.

- No, no pienso ir a tu piso. Estará Vicky y a la mierda todo el trabajo de la tarde. - Le miré con las cejas alzadas, reprimiendo una sonrisa. - ¿Vamos a comer por ahí y nos quedamos hasta que cierren? ¿Por favor? - Me puso cara de angelito. - Si no sigo contigo sé que no haré nada más y solo me quedan dos malditos apartados para acabar. - Alcé los ojos al cielo.

- Como quieras. - Parecía un niño con zapatos nuevos cuando se lo dije. - Así que... ¿a partir de ahora tengo que llamarte Sísifo? Creo que es demasiado largo, Sisi te pega más. - Me eché a reír con mi broma tonta. Estudiar tanto perjudicaba... decías casi tantas estupideces como cuando ibas borracho.

- Te crees muy graciosa, ¿verdad? - Me guiñó el ojo mientras me cargaba, igual que lo haría con un saco de patatas, y me conducía a su coche. Por suerte ya no había casi nadie conocido a esas horas de la noche por la facultad.

- ¡Eh! Aún puedo darte una colleja, ¿te acuerdas?

- Puedes intentarlo. - Me contestó, riendo a carcajadas. Le vi feliz y su felicidad era contagiosa.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora