Capítulo 7 - CAM

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CAM

La había seguido hacia la pista de baile. La verdad es que me lo había pasado bien jugando al futbolín con ella, mi hermana y su ligue. Ella estaba más simpática de lo acostumbrado. Le había hablado a Walker de ella, aunque fuera mentira, no quería malentendidos. Pero me importaba lo que él pensara, más que toda mi familia o casi. Gina empezó a bailar y no pude evitar cogerle la mano y hacerla girar. La imitaba cuando ella me invitaba con su mirada y se reía conmigo cuando veía que lo cogía rápido o si había algo que no conseguía hacer. No sé cómo nos fuimos acercando cada vez más. Quizás era la música la que nos invitaba a hacerlo. Había conseguido ponerme nervioso, tenía su cintura en mis manos y las suyas estaban en mi pecho. La acerqué más a mí y ella no me lo impidió. No me estaba mirando a los ojos y yo no dejaba de mirarla. Intentaba adivinar qué quería.... ¿Y yo qué quería? No lo sabía. Todavía escuchaba a Walker diciendo que le recordaba a Cecilia a pesar de no saber el porqué. Sus ojos se encontraron con los míos entonces. Me transmitieron mucha confusión. Creo que yo  reflejaba lo mismo, pero también sabía que me atraía demasiado. Estaba a punto de besar sus labios pero me detuve, indeciso. Ese día me había aprovechado, lo sé. Yo solo quería que me acompañara al viaje. Su aliento en mi boca me embrujaba. Me acerqué más, sin tocarla, para ver si ella se apartaba. Cuando no lo hizo, supe que era señal suficiente y besé sus labios. La abracé más fuerte y ella subió sus manos hasta mi pelo, acariciándolo. Suspiré en su boca. Sus labios me hipnotizaban. Me movía con prudencia, temiendo todavía su reacción. Tenía los ojos cerrados, dejándose llevar. Profundicé el beso, temiendo que ella lo terminara demasiado pronto. Cuando apartó su boca de la mía, seguía sosteniéndola cerca de mi cuerpo y besaba su cuello.

- ¿Quién es Cecilia? - No me sorprendió del todo su pregunta pero me aparté automáticamente.

- La hija de Walker.

Añadí aparentado desinterés y seguí besándola hasta que se apartó de mí. Me buscó con los ojos.

- ¿Y qué más? - Preguntó impaciente.

No quería hablar de Cecilia. Era un tema muy delicado todavía y un motivo más de complicaciones para el negocio.

- ¿Estás celosa, Ginebra? - Le susurré en la oreja, en tono de burla. Hizo una mueca.

- O sea que te liaste con Cecilia. ¿No ha venido?

Sentí un pinchazo en el pecho. Había pasado tiempo, mucho en realidad, pero la sensación no se iba. Era agradable escuchar que alguien todavía hablaba de ella en presente.

- No. - Añadí tajante.

- ¿Por qué no? Su padre está aquí y... - La interrumpí.

- Cecilia está muerta.

Añadí antes de que dijera nada más. El momento se había roto y ahora solo quería irme a mi habitación. Gina se había quedado sin palabras, todavía iba un poco borracha y tardó en reaccionar. Estaba susurrando alguna estupidez parecida a lo siento cuando decidí que sería mejor irme a la cama de una vez. No la esperé pero sentí sus pasos detrás de mí. Sus pasos eran vacilantes por eso no tardé en cogerle ventaja. Esperaba que no fuera a la habitación o que al menos dejara el tema. Me estaba quitando ya la camisa cuando entró.

- ¿Por qué? ¿Cómo murió?

- Estás borracha, métete en la cama y duérmete.

- ¿Cómo murió?

Pasé de ella y continué desnudándome para ponerme ropa más cómoda. Se sacó los tacones de golpe y empezó a quitarse el vestido también. ¿Le daba igual que estuviera delante? Cogió una camiseta que le iba de vestido con rapidez.

- Así que la querías. ¿La única mujer con la que conectas y muere? Vaya... - Alcé la cabeza de inmediato para mirarla.

- ¿Qué estás diciendo? Será mejor que te calles.

- Y ahora Connor está enfadado con el mundo y desea complacer al padre de la mujer que ama. - Me río con amargura.

- Estás borracha.

- Quizás, pero eso no lo hace menos cierto. Dime, ¿piensas en ella cuando me besas? ¿Deseas con todas tus fuerzas que sea ella? - Respiro profundamente y ella me susurra, tan cerca que puedo sentir su aliento. - No lo soy.

La cojo de la muñeca para que detenga este discurso absurdo. Está muy borracha para atreverse a soltarme todas estas cosas.

- Tú también piensas en otro cuando te beso, así que estamos en paz. Y no lo haces nada mal.

Ella no se atreve a contradecirme y me acerco más. Necesito su contacto, aunque sea para engañarme. Y la beso, desesperadamente. Ella jadea, la he cogido por sorpresa, pero no me aparta. Caigo encima de ella, con cuidado. Nos separamos un tiempo después, ambos necesitamos aire. Me sorprende que no haya dicho nada y cuando me giro para mirarla veo que está dormida. Aparto su cabello de su frente y la beso ahí.

- Sí, Gina, la quería.

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