42. Ruptura

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Nos quedamos sentados; juntos dejamos que el reloj corriera. Volví a dormirme. En algún momento, entre el sueño y la vigilia, escuché el sonido de mi teléfono. Era mi padre.

- ¿Papá?

- Gina, ¿has podido descansar?

- La verdad es que sí. Siento no haber estado ahí, ya no me aguantaba.

- Lo sé, me alegro que hayas podido hacerlo. Jack se ofreció a llevarte y la verdad es que le estoy muy agradecido. Han subido a Michelle a la habitación. Se ha despertado y todo. Nos han dicho los médicos que el proceso será lento, pero que la perspectiva es buena.

Suspiré aliviada y me despedí de él. Lloré; sentí otra vez toda la presión que había cargado esos días. Ahora salía de mí, por fin. Puse mi cabeza entre mis manos, intentando controlarme. Había pasado todo en poco tiempo. Jeff puso su mano en mi hombro y noté su calor. Ése que tanto había anhelado; que tanto anhelaba. Pero no sé porque provocó en mí un escalofrío, no conseguía captar su calidez. En lugar de calmarme, me había puesto nerviosa otra vez. Respiré hondo.

- Jeff.

- Gina.

- Dicen que Michelle va a ponerse bien.

- Entonces confiemos que así sea. - Dijo sentándose en el suelo conmigo. Pareció indeciso y supe qué venía a continuación. - Necesito saber si ese mensaje era fruto de la ansiedad del momento o si lo decías de verdad. - Me miró intensamente entre desesperado y esperanzado. - También ha sido duro para mí, para todos. No debes tener miedo. No es bueno tomar decisiones en momentos desesperados. - Añadió mientras me acariciaba la mejilla.

Aparté su mano con brusquedad, su contacto me atormentaba. Ya no era digna de él, quizás nunca lo había sido y desde luego, ya no lo sería.

- Lo siento Jeff. - Le susurré con lágrimas en los ojos. - Este accidente me ha hecho ver que en realidad no quiero seguir con esto. Michelle casi muere por nuestra culpa y no puedo soportar que nadie más muera. Acabo de empezar a gozar de una familia que ni siquiera sabía que tenía. Les tengo a ellos y me quieren. No puedo permitirme perder eso.

- No entiendo qué tiene eso que ver con nosotros.

- ¡No quiero entrar en su vida para destrozarla, Jeff!

- ¿Entonces vas a desaparecer y destrozar la mía? - Añadió en un susurro. Si antes me costaba mantener su mirada, ahora más. Mi corazón dio un brinco; parecía que volvía a romperse en ese momento.

- Las parejas van y vienen, es lo que siempre dicen. Ahora no me siento capaz de manejar una relación. - Era consciente que estaba empleando cualquier excusa posible. Su expresión se transformó en una de dolor. Había sido cruel. - Lo siento, solo que no es un buen momento, tengo demasiado miedo.

- ¿Miedo a qué?

- A estar sola. - Nunca le había confesado eso a nadie, ni siquiera a mi misma. Solo era verdad en parte.

- ¿Y me apartas para no estar sola? No voy a dejar que te quedes sola, Gina.

- Solo he traído problemas a la familia, no quiero complicar más las cosas y está claro que desde que estoy contigo ha ido todo peor.

- No te entiendo. ¿Me atribuyes todo lo que ha pasado? - Pasó su mano por su cara, con rabia. - ¿Acaso tienes miedo de que yo te deje?

- No quiero seguir contigo, eso es todo. - Me quemaba la lengua al decir esas palabras pero necesitaba apartarlo y no conocía otra forma para hacerlo. - Me siento inestable a tu lado. No me siento capaz de manejar esta relación ahora mismo. Quiero comportarme con ellos y que sigan aceptándome. Son mi familia. Me quieren. - Me miró intensamente, con un sentimiento que no conseguí descifrar. No quería que se sintiera culpable pero no sabía cómo convencerlo, apenas era capaz de dominar mis propios sentimientos. El corazón me latía tan fuerte que me dolía el pecho.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora