20. Sorpresa desagradable

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¡¡¡Hola a tod@s!!!! Sigo aquí, disculpad porque últimamente tardo más en colgar capítulos. Os dejo aquí otro, contado por Jeff esta vez. Aunque ya aviso que será más la excepción que la norma. ¡No me enrollo más! Espero que los disfrutéis mucho 😃😃

JEFF

¿Les había contado dónde habíamos ido? ¿Eso qué significaba? Estaba ahí, sonriendo, siguiéndole la corriente a Jack.

Suspiré, quizás había malinterpretado sus palabras cortantes. ¿Por qué era tan malo con esas cosas? No pretendía tener el sexto sentido de la mujer, solo deseaba ser capaz de percibir algo.

Prefería tenerla como amiga que tener otra relación incómoda y cordial con otra chica. Además, me gustaba ese grupito que habíamos formado. Jack me pareció un tío tan natural y despreocupado que enseguida congeniamos con Dan. Michelle ya la conocía un poco y era un trozo de pan. Y Vicky... me pareció muy simpática pero no me gustó que fuera ex de Bryce. Supongo que no puede gustarte todo el mundo.

- Debo irme, nos vemos otro día. No hagáis ninguna estupidez, no quiero tener que arrestaros. ¿Me oyes Dan?

Gina se estaba mordiendo el labio inferior para no reír. Estaba tan guapa. Al final no pudo aguantarse más y estalló, partiéndose de risa. Ojalá pudiera hacer eso más a menudo. Sé que estaba pasando por una etapa dura en su vida pero en sus ojos se reflejaba la ilusión, las ganas de vivir y luchar por su felicidad. Esa ilusión por las pequeñas cosas que tanto me atraía de ella.

Cuando recordaba su expresión del domingo...  Suspiré. No quería quitarle eso.  Dan me dio en el hombro con el puño, en señal de queja, pero sabía que estaba en su salsa. No sabía cómo despedirme de Gina sin que se notara mi incomodidad. Así que me despedí de todos a la vez, sin entretenerme demasiado.

                                                                       ***

Ese turno siempre es difícil. Hay días en los que estás tranquilo y hay otros terribles. El día siguiente, fue más calmado. Al terminar la jornada, me asaltó mi compañero.

- ¡Chaval! ¿Fuiste al restaurante italiano que te recomendé? - me preguntó Richard.

- Sí, pero no fue tan bien como me habías asegurado que iría. Ya sabes, las chicas no son como los hombres no se conquistan con la comida.

Le contesté, cortante. Me miró como si no hubiese entendido nada de nada por lo que se refería a las chicas. Y es probable que así fuera, dado el resultado. Richard estaba casado desde hacía siete años y su relación con su esposa era digna de admirar. Seguían cuidándose tanto como al principio.

- Ya veo que no has entendido nada. A las chicas les gusta ver que te has esmerado en prepararles algo para ellas. No importa el restaurante. Importa tu dedicación al preparar las cosas. Entonces sienten que andan sobre una alfombra cuando están contigo. Eso, chaval es lo que tienes que aprender. - Le dediqué una sonrisa ladeada.

- Por lo que veo, tengo que aprender mucho para llegar al nivel Richard I. - Empezó a negar con la cabeza.

- A ese nivel jamás llegarás chaval. - Me dijo mientras me daba una colleja en la nuca.

- Como te detesto. - Le dije riendo y él me pasó por el lado carcajeándose.

- ¿Cómo está Ollie?

- Está mejor. Teniendo un hermano como yo, no puede pedir más. - Negaba con la cabeza mientras salíamos a buscar nuestros coches. -  Echa de menos a su madre, como es normal. Todavía tiene la esperanza de que vuelva... Supongo que lo mejor para ella sería que así lo hiciera pero no me fío de mi madre. Sé que volvería a hacerle daño.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora