27. Solo amigos

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Esa noche tenía la cena en casa de Lily. Estaría John, por supuesto. Me percibí nerviosa e intranquila pero a la vez me sentía profundamente querida. Sé que su ausencia del principio no era justificable. Aun así, había luchado durante años, quedando en la sombra, para redimirse y volver a gozar de la confianza de mi madre y así conocerme.

Había dormido casi diez horas, después de que Jeff me dejara en la puerta. A pesar de estar cansada, había estando dando varias vueltas en la cama. Sorprendentemente no era por la fatídica noche que había pasado ni por ese tipo, sino por el gesto tan tierno que Jeff había compartido conmigo.

Se había preocupado de traerme a casa y me había acariciado con tanto cariño... ¿Qué había sentido él? ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué sentía yo al respecto? Esas preguntas se habían instalado en mi corazón hasta que caí rendida al sueño.

No tenía ganas de levantarme para descubrir si Jack había arreglado el ataque de celos de Vicky. Tampoco sabía si eso incluía necesariamente que ya me toleraba en la misma habitación. ¿Por qué no podía estar cómoda en mi casa? Si esta situación se repetía de forma habitual tendría que irme del apartamento. Me removí en la cama diez minutos más, no tenía ganas de nada así que me puse a ver una serie en Netflix. Me duché y me tomé un bol con cereales. Vicky no estaba por ninguna parte. Aproveché para estudiar después de comer. Tenía que mantenerme entretenida para no pensar en las posibles consecuencias de ayer. A las seis de la tarde, mientras estaba concentrada en un trabajo, Vicky llamó a la puerta de mi habitación.

- Tenemos que hablar. - La miré desde mi silla con escepticismo. Me saqué los cascos y la seguí al comedor. No sé porque pero me notaba agotada. No percibía a Vicky muy receptiva; su cara y su postura me indicaban que estaba a la defensiva y no sabía ni de qué.

- ¿Qué quieres Vicky? - Le pregunté mientras me cruzaba de brazos. Ella se sentó en el sofá pero me quedé de pie. - ¿Todavía estás enfadada por lo de Jack? - Noté como se ponía más tensa. Perfecto... simplemente perfecto.

- He hablado con él y me dice que no es nada. Sé que si hay algo entre vosotros, él no me lo va a decir. - Alcé las cejas y suspiré. - Quiero que me digas si aún sientes algo por él.

- Vicky yo no he sentido nunca nada por él. Desde que lo conozco le he visto siempre como un amigo. Pensaba que tú lo sabías. Creo que deberías fiarte un poco más de él, sino lo pasarás mal.

- ¿Entonces por qué decidiste estar con él, a solas, sin decirme nada a mí? Os quedasteis toda la tarde juntos y sabías que yo estaba aquí, en casa, estudiando. ¡Me excluisteis! Sé que lo hicisteis a propósito. - Su tono de voz estaba subiendo y yo notaba como empezaba a reaccionar en respuesta a su agresión.

- ¿Estás celosa por qué estaba estudiando con él? ¿Qué pasa? ¿Tiene que pedirte permiso por lo que hace? ¿Y yo? ¿También tengo que decirte siempre qué hago? Madre mía Vicky, ¿te estás oyendo? Tienes un maldito problema. - Le escupí las palabras. Me desquiciaban ese tipo de comportamientos. Su cara se transformó; pasó de estar completamente roja por la rabia a blanca.

- Bryce tiene razón.  - Susurró ella mientras dejaba caer su cabeza en sus manos. - Nunca estaré a vuestra altura.

- ¿Bryce? No creo que tenga razón en nada ¿Por qué le fuiste a buscar? Te ha hecho daño y aún así... - Me interrumpió.

- ¿Qué me ha hecho daño? - Me dijo mientras se levantaba de golpe del sofá. Había encendido su rabia otra vez. - ¡Te crees que no lo sé! - Añadió mientras me señalaba con el dedo. - ¡Te crees que no soy consciente de ello! ¡Sé muy bien lo qué ha hecho pero al menos está ahí cuando necesito a alguien! Nunca me ha apartado. - ¿Estaba defendiéndolo? Notaba que estábamos alejándonos del punto central de la conversación.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora