Capítulo 19

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- ¿Tan malo era que me lo dijera a mí? - Me preguntó Cam.

- Sí, estaba aterrorizada. No podía enfrentarse a nadie que reaccionara de forma desproporcionada. Necesita a alguien que la escuchara.

- Y te llamó a ti. ¿No tiene amigas? - Puse los ojos en blanco.

Habíamos pasado por su casa a recoger mi maleta y ya estábamos de camino a casa. Tenía ganas de llegar y prepararme para la próxima actuación. Quería dormir para recargar fuerzas.

- ¿Qué te ha dicho Adam? - Suspiré.

- Te tiene una envidia de la que es incapaz de escapar. Solo te ve como una amenaza.

- Es evidente que soy mejor que él. - Añadió con una sonrisa tonta. 

- Cree que Cecilia nunca lo quiso y que no te olvidó.

- ¿Eso te ha dicho?

- Quizás no en estas palabras pero sí.

- Eso no es verdad. Sí que le quería.

-¿Por qué estás tan seguro?

- Me lo dijo ella, meses antes de morir.

- Deberías decírselo, esto le está torturando. - Se rió.

- Sabes perfectamente que no va a creerme.

- Vale la pena intentarlo.

- No nos hablamos.

- Pues háblale.

- En fin, dejemos el tema.

- Como quieras. - Concluí cruzándome de brazos.

Estábamos ya por zonas que me eran conocidas, llegábamos a casa de Lily.

- Gina. - Le miré esperando una respuesta pero parecía no saber cómo continuar. - ¿Qué estamos haciendo?

- ¿Qué quieres decir? - Apretó los labios y paró el coche, a dos calles de casa.

- Ya no me debes nada, Gina. - Sacó un sobre grande de debajo del asiento y me lo entregó. - Esto es tuyo.

Ya sabía que había en el sobre pero me sorprendió. ¿Ya no quedaban más noches? No necesitaba abrirlo. Eran los pendientes, el anillo y la carta que se había llevado a cambio de que cumpliera mi palabra. Antes de que pudiera decir nada, me interrumpió.

- No la he leído.

- ¿Pero... ? - Era lo que había deseado todo el verano, que llegara este día. Entonces, ¿por qué me sentía tan confusa y alterada? - Entonces, ¿ya está?

- ¿No es lo que querías?

Le miré fijamente, no muy segura de qué contestar. Escuché a mi corazón retumbar en mis oídos. Necesitaba espacio y aire. Así que simplemente bajé del coche y recogí mi maleta. Él no se movió. Me quedé parada al lado de la puerta del copiloto, indecisa. Había bajado la ventanilla pero no pude leer nada en su cara.

- Adiós Gina. - Dijo simplemente y condujo calle abajo. Le seguí con la mirada hasta que desapareció.

***

Un mes después

El último mes había sido una auténtica locura, casi no había tenido tiempo para mí misma. Estábamos todo el equipo concentrado en las actuaciones y en los ensayos. Me sentía agotada. Teníamos cinco días de vacaciones, solo quería irme con Lily y descansar. Había quedado para ir a ver a Elliot y al bebé que, crecía muy rápido.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora