1. Una salida

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El calor es insoportable, las gotitas de sudor siguen cayendo por mi cara. El aire acondicionado no funciona y el poco aire que entra por la ventana del coche lo único que hace es despeinarme, aunque no me importa. Con el aire y la radio puesta consigo evadirme y no pensar.Canto. Llevo toda la mañana conduciendo y aún me quedan muchas horas de camino. ¿Qué fue lo que me impulsó a desplazarme a vivir a la otra punta del país? Supongo que un cúmulo de cosas que me llevaron a tomar una decisión tajante en mi vida. Me he acabado de decidir porque he logrado conseguir un trabajo, al final lo pragmático también es importante.

El trabajo lo he conseguido gracias a una amiga de mi madre, Lily. Venia de vez en cuando a verla. Nos contaba cosas de sus tierras, de su familia,de su difunto marido y también nos contó que uno de sus hijos tenía un pequeño restaurante cerca de donde ella residía. Cuando Lily se marchó, yo empecé a concebir una alternativa de vida en mi cabeza.

Ahora lo pienso y me parece mentira que, con ya diecinueve años, quisiera irme de aquel lugar. Lo único que me ataba a él era mi madre. Y se ha ido, para siempre. Tres años después, me veo aquí, conduciendo hacia un lugar donde quizás, solo quizás, pueda llegar a tocar un poco de felicidad. Necesito este cambio en mi vida y aun así, me ha costado dejar a algunos amigos atrás. Max y Violeta, les prometí que les escribiría pero sabía que esta preocupación por mantener el contacto desaparecería en cuanto volvieran a su rutina. Ir a la universidad, divertirse los fines de semana, beber una cerveza con los colegas... Es normal. Supongo que solo el tiempo dirá si seguirán en mi vida.

Lily me había llamado el viernes diciéndome que su hijo tenía una vacante y que estaría encantado de que yo entrara a trabajar el lunes. Sé que las cosas son así, de un día para otro, pero tuve miedo en ese momento. No sabía qué iba a pasar la semana siguiente. ¿Y si no aguantaba el ritmo que me pedían? ¿Y si odiaba el trabajo? ¿Y sino me gusta la gente? ¿Y si no encuentro mi lugar tampoco? ¿Y si...?Miles de preguntas de este tipo siguen pasándome por la cabeza pero lo cierto es que ya había tomado una decisión y sigo decidida. Lily sabe que estoy de camino y probablemente me está preparando una cena deliciosa. Sabe que he estado sola estos dos últimos meses y me quiere tanto como si fuera de la familia, y yo a ella. Lo sé porque siempre ha sido así conmigo. A pesar de todo, no pienso estarme en su casa durante mucho tiempo. Tan solo el necesario para encontrar un pequeño piso que pueda permitirme. Hacía más de dos meses que había puesto el de mi madre a vender y habían pasado varias parejas a verlo. El contrato ya estaba cerrado, por suerte. Los de la inmobiliaria se encargan de hacer los trámites y de darles las llaves. Me habían dejado quedarme hasta finales de este mes, aun así, en seguida que supe que me iba se lo comenté.

El coche está realmente cargado pero no necesito nada más de esa casa de lo que está en el maletero. Me había hecho una maleta con mis cosas,objetos personales de mi madre y algunos objetos de casa. Lo único que realmente creo necesario es el álbum de fotos. Sé que con el tiempo las imágenes y los recuerdos se difuminan. Tengo miedo de olvidar cada uno de los momentos que pasé con ella. Cada mirada de complicidad, cada cuento antes de ir a dormir cuando era pequeña,cada consejo, cada abrazo, cada muestra de afecto, cada esfuerzo para seguir adelante... Parece contradictorio, ¿verdad? Por una parte deseo irme corriendo del lugar que me vio crecer, he aprovechado la menor oportunidad para irme, y por otro lado deseo mantener vivo ese tiempo.

Bien pues aunque lo parezca, no lo es. Lo que deseo mantener vivo es lo que ya fue, mi pasado. Quiero tenerlo presente porque quiero que mi madre y siempre tendrá su lugar en mi corazón. Huyo del presente, de una casa vacía en la que ya no se van a contar más historias, en la que los fantasmas de los recuerdos serán mi única compañía. Huyo delo que se habría convertido mi vida, en fuente de constante tristeza. Mi vida ha cambiado y yo necesito que mi contexto sea nuevo porque no soporto la idea de que todo siga igual. No soporto la idea de salir de mi casa y ver a la gente, andando, con las mismas prisas que siempre como si una alma imprescindible no se hubiera ido del planeta. Yo había cambiado y mi ciudad seguía igual que siempre, sin unas palabras de consuelo ni de piedad por lo que había pasado. Nada. Era demasiado cruel.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora