29. Confianza

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Jeff se recostó en el respaldo de la silla. Mostraba una actitud en apariencia relajada, aunque solo era eso, apariencia. Esperé a que acabara de anunciar sus miedos.

- Me muero por dentro. Es horrible Gina. Imagínate que es hija de ése. ¿Qué pasará? No puedo ni imaginarlo. Me da pánico. ¿Y si le quitan la custodia a mi padre? ¿Dejarán que se vean? ¿Y si se la llevan de aquí? ¿Y si se van a vivir lejos? - Creo que ambos respiramos hondo.

- Pase lo que pase, siempre te tendrá a ti. Eres su hermano.

- Es algo pero no suficiente. - Suspiró.-¿Cómo va a afectarle todo esto a ella? De momento no sabe nada, solo que ha vuelto mamá. Mi padre no quiere decírselo hasta que no sepamos nada seguro. No es necesario preocuparla sin razón. - No añadí nada. Se quedó mirando el horizonte, todavía sumergido en sus pensamientos. - Pero bueno, no hablemos más de esto. Cuéntame tú, ¿cómo estás?

- ¿Cómo estoy? - Pregunté alzando una ceja. - Antes de contestarte, me ha sorprendido que accedieras a quedar conmigo. Pensé que estabas enfadado. - Él se echó a reír.

- Bueno en ese momento me enfadé. No quiero que mi hermana hable con ese tipo pero me dijiste que acababa de llegar y te creo. Confío en ti.

- Gracias. - Se formó una sonrisa en mis labios. Que el incidente se hubiera quedado en eso, calentaba mi corazón. - ¿Tampoco estás enfadado porque quedara con él?

- Solo te recomendé que no lo hicieras. Te di mi opinión, pero lo demás es cosa tuya. Si vuelves a quedar con él, no te comentaré nada del tema pero si me preguntas qué pienso, ya sabes mi respuesta.

Asentí. Repitiéndome sus palabras e intentando asimilarlas. Él me miraba, esperando una respuesta por mi parte que no llegó. Alzó una ceja y no pudo aguantarse más:

- ¿Tienes intención de quedar con él otra vez? - Parecía nervioso por conocer la respuesta.

- No lo creo. - Me quedé pensativa varios minutos. Estaba pensando qué era bueno contarle y qué era mejor callarme.

- Sabes que me muero por preguntarte qué hicisteis pero a la vez no sé si quiero saberlo. - Evitó mi mirada cuando expresó esas palabras.

- Solo quedé con Bryce porque Vicky me lo pidió. - Le confesé. Me miró confuso y frunció el ceño. Suspiré. - Prácticamente me lo suplicó, no pude decirle no. No tenía ningún interés por salir con él. Me llevó a cenar. - Jeff me miraba fijamente, su postura era tensa. Alzó las cejas, expectante y serio. - Pensé que eso era todo...

Mi voz había  disminuido de volumen. Era demasiado cobarde para decírselo. Desvié mi mirada hacia mis manos. Unas manos más grandes y fuertes se pusieron encima de las mías, no pude evitar contemplarlo con admiración.

- ¿Pero qué? - Soltó con brusquedad e impaciencia. Suspiré.

- Me llevó a una partida ilegal. No pasó nada extraño pero el ambiente no era agradable.

Espiró todo el aire por la nariz. Estaba enfadado y se tocó el pelo. Creo que intentaba controlarse antes de hablar.

- ¿Y te extraña? No deberías haber ido. Ya sabes por dónde se mueven. La policía vigila pero es difícil dar con las reuniones ¿Qué habría pasado si hubiese habido una redada?¿Entonces qué? No tendrías que haberte expuesto simplemente porque Vicky te lo pidió. - Puse los ojos en blanco y cambié de tema, no quería que siguiera indagando.

- De todas formas, ya casi no me habla. Se ha enfadado conmigo y con Jack a medias. - Jeff volvió a fruncir el ceño.

- ¿Por qué?

Entonces empecé a explicarle lo qué había pasado. El rato en la biblioteca más problemático de la historia. No le hablé de los sentimientos confusos que Jack me había rebelado. Solo le conté que el malentendido básicamente era que se sentía excluida.

- Espero que se le pase pronto.

- Ya verás como sí pero dejad de darle mensajes confusos.

- ¿Mensajes confusos? ¿por qué decís todos lo mismo? Nos quedamos a la biblioteca a estudiar. ¡Eso es todo! Le conozco desde que llegué aquí, no tengo porque... - No me dejó acabar la frase.

- ¡Eh eh! - Se defendió levantando las manos. - No te estoy atacando. Solo intento mostrarte qué es lo que ha visto Vicky.

- ¿De verdad? ¿Y qué has visto tú?

- Es distinto.

- ¿Por qué?

- La relación que pueda tener yo contigo no es la misma que la que Vicky tiene con Jack.

- ¿Qué tiene eso que ver?

- Bueno, imagina que tú y yo nos estamos conociendo.

- De hecho, nos estamos conociendo. - Me puso una mano en la boca para hacerme callar.

- ¿Tienes que comentarlo siempre todo?

- Sí.- Respondí entre sus dedos y él los apretó um poco más.

- Como te iba diciendo, si tú fueras con Jack a estudiar, sabiendo que estoy haciendo lo mismo, me molestaría que no me invitaras. - Aún tenía su mano en mi boca. Me dieron ganas de besarla y lamerla pero me contuve. Solo me permití sentir su piel contra la mía. Me gustaba su tacto, demasiado. Tragué saliva.

- ¿Por qué? - Mi voz salió en forma de susurro entre sus dedos.

- Supongo que lo que me preocuparía en realidad serían los motivos que podría haber detrás. - Contestó encogiéndose de hombros y apartando su mano. Suspiré, quizás tenía razón.

- No quería provocar ningún malentendido. - Me sonrió con esa sonrisa tan encantadora. Era la causante de que le contemplara embobada. Lo peor es que no podía hacer nada para disimularlo.

Dio un sorbo a su bebida y yo no hice otra cosa que desear que me volviera a mirar con esos profundos ojos verdes.

- Me lo creo. No eres la típica chica que necesitas meterse en problemas constantemente. Aunque últimamente te estás superando... - Respondió dedicándome una sonrisa ladeada, pícara.

El silencio se abrió paso entre los dos. Era tarde ya pero al parecer, ninguno tenía prisa por irse. Me sentía cómoda en ese silencio y creo que él también. Notaba una sensación de paz en mi interior al contemplar el horizonte que no había sentido desde tiempo atrás. Creo que la presencia de Jeff también influía en mi estado de ánimo.

- Todavía no me has dicho porque era tan importante que le hicieras el favor a Vicky.

Me quedé congelada al sentir sus palabras. Tragué saliva. ¡Qué perspicaz! Pensaba que ese tema había quedado zanjado ya. Apreté mis labios formando una linea fina.

- No puedo decírtelo. - Le contesté mientras miraba mi vaso rezando para que no insistiera. Notaba su mirada puesta en mí y eso me ponía muy nerviosa, demasiado.

- Entonces es peor de lo que pensaba.

Caminar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora