- Hija, tú no tienes que ir – dijo Agatha – Nancy, pídalo que se vaya.
- ¡No! – Dijo Melanie levantándose – Todo bien, Nancy. Yo voy.Se dirigió a la puerta principal, tomando una respiración profunda. En el día que había dejado en su apartamento todas esas cartas, pensó que sería la última vez que lo vería. Pronto se preguntó si su idea de atenderlo era realmente lo que debería hacer. Ella todavía estaba frágil y lo último que quería era mostrar debilidad frente a él.
Así que cuando llegó él no estaba allí. Pero la puerta estaba abierta. Ella tragó saliva y se cruzó de brazos, pasó por la puerta y bajó por los tres escalones. Estaba a cierta distancia, de espalda con las manos en los bolsillos y miraba hacia otro lado. Tal vez ni él mismo creía que ella vendría, y como intuitivamente se dio la vuelta. Tomó una respiración profunda cuando la vio. Y cómo tuvo que controlarse a sí mismo mientras la miraba. Quería abrazarla y pedirle de rodillas si fuera necesario que lo perdonara, pero sentía el fondo de su corazón que no iba funcionar, que aún no había llegado el momento.
- ¿Qué haces aquí, Gianluca? - Le preguntó con frialdad.
- Necesitaba hablar contigo.
- ¿Sobre qué?
- He estado leyendo las cartas que me diste. – Ella sólo asintió lentamente, él hizo una pausa y miró hacia otro lado. Él frunció los labios, no sabía ni por dónde empezar a hablar. Había ensayado miles de veces en la cabeza qué decir, pero cuando la miró, se olvidó de todo. Era difícil reconocer los errores, pero tampoco quería seguir con la boca cerrada y con ese peso en el pecho. – Creo que puedes imaginar por qué estoy aquí.
- En realidad no... Pero si viniste aquí con la intención de acusarme de más cosas, yo sugiero que... – él hizo un gesto con la mano para que se detuviera, ella hizo caso, y luego soltó el aire pesadamente.
- Por el contrario, Elise... - la respiración de Gian se aceleró y se miraron a los ojos, ella nunca había visto su mirada tan melancólica como él tenía ahora – Tenías razón sobre absolutamente todo lo que dijiste.Melanie sintió su corazón se acelerando. Desde el fundo de su alma deseaba que estuviera diciendo la verdad y que no fuera otro de sus juegos. El problema era confiar de nuevo. ¿Cómo hacer eso? Siempre creyó que él era el hombre de sus sueños, pero se había equivocado... Pero no podía negar que su aspecto parecía horrible, en dos años juntos que nunca lo había visto tan triste... Bravo, con problemas y afligidos sí, pero infeliz, como parecía ser ahora, seguramente no. Con el tiempo incluso pensó que él era tan fuerte que nada le afectaba. No era lo que demostraba ahora.
- Tenías razón cuando dijiste que te extrañaría y yo puedo asegurar que han sido días horribles.
- Tú elegiste eso.
- Lo sé... – suspiró – Ya lo sé. – Volvió a mirarla a los ojos – Pero tal vez tenía la esperanza de que me perdones por todo. – Ella sacudió ligeramente con la cabeza.
- No voy a olvidar, tampoco quiero perdonar. Si viniste aquí para esto, entonces estás perdiendo su tiempo.
- Melanie, Yo...
Ella interrumpió.
- ¡Ya basta, Gianluca! Acabó. Arruinaste todo entre nosotros. Se sientes algún remordimiento, es su problema, no me involucres más en sus locuras. – Él se acercó un poco más.
- Yo sé que no me vas a creer... Yo sé que merezco todo su desprecio, pero necesito sentir que al menos he tratado de hacer lo correcto una vez en la vida. – Ella continuó mirando casi sin expresión. – Mentí, Elise...
- Eso se quedó muy claro. – Confirmó.
- No es eso a lo que me refiero. – Ella vaciló, quería preguntarle, pero mantuvo las palabras, de todos modos sabía Gian seguiría hablando. – Mentí cuando dije que te despreciaba, que te odiaba... – ella sintió los ojos cristalinos y él tragó saliva cuando sintió sus ojos llenar de lágrimas también. Desde niño había prohibido a sí mismo a llorar y siempre trató de dominar sus sentimientos... Ahora era inútil, estaba demasiado cansado, demasiado triste para fingir que no sentía ninguna emoción. Después de todo, ¿De qué serviría decir palabras a Elise admitiendo su error, si no llegase a demostrar cómo realmente lamentaba por haberle hecho daño? – Me encanté contigo en el momento que te conocí. De hecho eres la mujer más increíble que he conocido en toda mi vida... Siempre supe que eras importante para mí, pero yo no podía ver, no podía admitirlo, incluso a mí mismo. – Ella nuevamente se cruzó los brazos y se puso a mirar a su alrededor a medida que escuchaba y hacía fuerza para contener las lágrimas que ya empezaban a caer por su rostro sin que pudiera detenerlas. – No tienes ni idea de la falta que me haces.
- Ya basta, Gianluca... – Melanie dijo con un nudo en la garganta, con voz temblorosa e insegura. – Creo que es demasiado tarde.
- Elise, lamento tanto... – dijo entre lágrimas – Si pudiera volver atrás, lo haría sin pensar...
- Tuviste dos años para pensar en ello. Hiciste su elección, soporte las consecuencias.
- Sí... – susurró asintiendo con la cabeza – Yo fui cobarde, frío e insensible... – se acercó y tocó sus brazos todavía cruzados y se colocó su frente apoyada en la de ella, suavemente. – Juro que te dejaré en paz, porque sé que nunca volverás a mí, pero aunque no regreses, sólo quiero ganar su perdón... Necesito que me perdones.
- No voy a hacer eso – murmuró.
- Sé que no quieres creer – Tocó su cara con las dos manos, haciéndole cariño en las mejillas húmedas y ella cerró los ojos – Sé que es pedir demasiado después de todo el mal que te hice, pero descubrí que no puedo vivir así... Yo ni siquiera sé seré capaz de sobrevivir sin ti. – Ella dejó escapar un gemido y se miraron a los sus ojos – Lo siento mucho no haber admitido antes que significas todo para mí...Siguieron mirándose así, con los ojos perdidos uno en el otro y esa horrible sensación de estar privados de afecto. Por un segundo Gianluca sintió que debía besarla, abrazarla fuerte y también decir que la amaba, pero cómo estas palabras eran difíciles de pronunciar, aunque en ese momento, solamente con sus ojos, era lo que ambos decían: un "te amo" lleno de afecto y la mayor amargura que habían sentido en la vida... Estaban con sus rostros a una corta distancia, incluso sus frentes aun se tocaban y el aire se mezclaba entre ellos, pero en el momento en que Gianluca se tomó la decisión de que sí, que quería sentir sus labios tocando los suyos, aunque fuera por última vez, fue detenido repentinamente por alguien que había tirado hacia atrás con una fuerza violenta...
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Venganza
RomanceGianluca es un hombre que lleva en el pecho un gran resentimiento: abandonado por su padre a una edad temprana, creció junto a su madre (Irene), una mujer llena de disgusto de la vida que juró algún día vengarse de su ex marido. Los años pasan e Ire...