- ¿Qué haces aquí? – Jade preguntó indignada a Gianluca pronto como entró por la puerta de la tienda. Era al menos la quinta vez que aparecía en dos semanas.
- Quiero ver a Elise.
- ¡Ella no está! – él la miró con un poco de rabia.
- ¿Todavía trabaja aquí?
- ¡Claro que sí!
- Entonces, ¿por qué nunca está aquí?
- Eso no es asunto suyo.
- ¡Vaya! Jade...
- No viene todos los días. ¿Satisfecho? – Preguntó irónica mientras se cruzaba los brazos.
- ¿Cuándo vendrá?
- No sé. Es ella quien elige los días y horas. – él exhaló por la nariz. Esta búsqueda infructuosa ya le estaba dejando frustrado. – Puedes irte ahora. – dijo indicando la puerta.
- ¿Puedes decirme al menos cómo está? – preguntó suavemente. Jade lo miró a los ojos y se dio cuenta de que él mostraba preocupación. Sólo ligeramente sacudió la cabeza, debía estar volviéndose loca también. – Fui a su apartamento, pero ella nunca está.
- Está en la casa de sus padres, no te preocupes.
- Y... ¿Está bien? – Jade tragó saliva – La última vez que la vi había... - con el dedo índice hizo una seña en su propio brazo, tuvo miedo de decir que estaba con una mancha, en primer lugar porque Melanie podría haber ocultado el hematoma y segundo Jade sería capaz de pensar que él había sido la causa de ellos. – Tenía algunas marcas... En los brazos.
- Lo sé. – Jade asintió. – Por eso le dije para ir a casa de sus padres, para no estar sola y eso no volver a ocurrir. – Gian tragó saliva y asintió, se sintió contento de que su esposa tenía una buena amiga con quien podía contar en tiempos difíciles, así como él tenía Theo... Y era tan agradable saber que estaban juntos.
- Gracias por decirme... Y gracias por cuidarla.
- La ayudo con mucho gusto.
- Ya lo sé. – murmuró. – Me voy ahora, si no tu novio me mata – ella sonrió – Y él te envió un abrazo...
- Dile que envié otro. – le pidió con calma.
- ¿Vas a decirle a Elise que también le envié un abrazo? – Jade suspiró.
- Lo diré...Gian sonrió y salió de la tienda.
*****
Gian estaba en la galería, encerrado en su oficina mientras Theo mostraba algunas obras de arte para un cliente. Estaba cansado y le dolía la cabeza, apoyó la frente en la mesa y dejó caer los brazos a los lados y no se movía. Cualquiera que entrara ahí podría pensar que estaba muerto si no fuera su pecho que se movía debido a la respiración.
Alguien llamó a la puerta y él miró.
- Hola, Gian. - dijo su padre, y se levantó, se acercó y le dio un abrazo.
- ¿Qué sucedió? ¿Está todo bien? ¿Elise está bien? – Harry parpadeó rápidamente. Por Dios, además de una máquina de interrogación rápida parecía bastante preocupado.
- Todo está bien, ella está bien, cálmate. Sólo quería hacer una visita rápida.
- Ah, sí... – dijo Gian asimilando la respuesta con más tranquilidad. – Siéntese. – indicó la silla.
- Si estás ocupado puedo volver otro día.
- No, no. En realidad estoy con poco trabajo esta semana. – dijo con una pequeña sonrisa mientras se sentaba frente a su padre.
- La galería es muy bonita. Theodore y tú hicieron un gran trabajo aquí.
- Gracias – le dio las gracias con una sonrisa sincera y tomaron un breve descanso.
- Yo me sentí intrigado por su reacción, ¿por qué estás tan preocupado por Mel? – Gian rascó el cuello, era mejor no decirle nada acerca de los hematomas a Harrison...
- Traté de visitarla... – confesó incómodo – Fui a la tienda y en su apartamento un par de veces, pero nunca estaba, por lo que sólo estaba un poco preocupado.
- Está bien, se lo aseguro.
- Sí, Jade también me dijo, estoy más tranquilo... Pero nunca habías venido aquí, entonces...
- Oh, sí... En realidad vine porque quería hacerte una invitación – Gian arqueó las cejas, las últimas invitaciones que su padre le hizo resultaron bastante agradables – ¿Te gustaría cenar conmigo el viernes por la noche?
- ¿Viernes? – Gian lo miró con extrañeza. – Pero es el cumpleaños de Elise.
- Lo sé, pero va a... Bueno, creo que ella va a salir con Zachary. – dijo incómodo e su hijo exhaló por la nariz. – Entonces, vamos a celebrar con ella sólo en el sábado. – Gian asintió.
- Todo bien entonces.
- Aquí está la tarjeta del restaurante – Harrison se inclinó y se lo entregó al chico que inmediatamente leyó el nombre del lugar – La reserva está en mi nombre y es para las 8.
- Voy a estar allí. – dijo con una sonrisa.
- Bueno, ya me voy – se puso de pie y Gian hizo lo mismo. – Voy a dejarte trabajar, no quiero molestar.
- Por supuesto que no me molesta – dijo acompañando a su padre. – Puedes venir cuando quieras – Harry sonrió y le palmeó despacito su hombro. – Te acompaño a la salida.
- Gracias... Y por favor, no llegues tarde – dijo con humor.
- Voy a estar allí a la hora señalada...
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Venganza
RomanceGianluca es un hombre que lleva en el pecho un gran resentimiento: abandonado por su padre a una edad temprana, creció junto a su madre (Irene), una mujer llena de disgusto de la vida que juró algún día vengarse de su ex marido. Los años pasan e Ire...