Capítulo 38

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James miró a Gianluca con extrañeza y levantó una ceja. ¿Era una especie de broma?

- Sé que tienes razón para estar enojado conmigo – Gian continuó y James asintió con vehemencia, pero Gian simplemente decidió ignorarlo y siguió hablando – Pero lo siento mucho y espero que puedas perdonarme.
- No. – Dijo con una sonrisa sin mostrar sus dientes. ¿Él se negaba y sonría al mismo tiempo? ¿Qué significaba eso?
- ¿Puedes considerar al menos mi pedido?
- No sé, no.
- ¡James! – Harrison le regañó suavemente cuando entró a la habitación. James miró a su padre y luego a Gian.
- Voy a pensar. – completó.
- Puedes pensar mientras llevas a Gian a la ciudad – los dos miraron a Harry rápidamente. – Tu madre y yo tenemos que ir al hotel y Gianluca está sin su coche, así que necesitas llevarlo.
- ¡Yo no puedo! – James dijo indignado.
- ¿Y porque no?
- Porque... Porque no.... – respondió categóricamente.
- James...
- ¡Está bien! - habló en voz alta. - ¡Pero no se demore! – dije mirando a Gian cuando salió y se dirigió hacia el coche.
- Tendría que ir a la ciudad de todos modos – Harrison completó con humor. – Voy a recoger sus cosas.
- Tenga cuidado, Gianluca. – Agatha dijo cuándo se acercó.
- Sí, lo tendré... - hizo una pausa, y luego la miró con una leve sonrisa – Gracias por dejarme quedar aquí este fin de semana.
- No hay de qué, eres bienvenido aquí. – él sonrió tristemente, había un maldito nudo en la garganta otra vez. - Y no te preocupes por nada. Puedes volver siempre que quieras.
- Gracias – ella hizo cariño en su hombro y se alejó, Harry llegó y le ayudó a poner la bolsa en el coche. Pronto Gian estaba en el camino con su "hermano", pero James no era ni un poco feliz. – ¿Estás bien?
- Te llevaré a Londres, así que si no quieres quedarte en la mitad de lo camino e irte andando entonces te sugiero que te calles.
- Sólo hice una pregunta.
- ¡Y yo contesté! – habló en voz alta.
- ¡No, no has contestado! – Gian respondió alzando la voz también – La respuesta era sí o no ¡Y no dijiste eso!
- ¡Oh, calla la boca!
- ¡Sería imposible callarme las orejas!
- ¡Dios mío! ¿Cómo mi hermana pudo haberse casado con una criatura como tú?
- ¿Por qué? ¿También prefieres a Zachary? – preguntó casi gritando en un tono irónico.
- ¡Es una elección muy difícil! ¡No sería capaz de decir quién es el menos estúpido!
- Puede que sea estúpido, pero al menos lo que yo siento por su hermana es...
- ¿Es qué? – James gritó, interrumpiéndolo – ¿Rabia, odio, desprecio, tal vez? – Gian tragó saliva y apretó los labios.
- Es la única mujer por quien he estado enamorado. – James iba a abrir la boca, pero no esperaba esa respuesta, entonces se quedó quieto.
- Respeto su elección de palabras, no que yo crea en todo esto... –completó y Gian negó con la cabeza.
- Pero es la verdad. – sentenció.
- Me alegro de que te voy a dejar en casa para que Melanie no tenga que escuchar todas esas tonterías.
- ¿Qué? – Gian preguntó con interés. – ¿Verás a Elise? – James miró rápidamente a él y luego volvió a mirar a la carretera.
- Noooo... - él dijo no demasiado seguro, tratando de engañarlo.
- ¡Verás a Elise! – Él sacudió la cabeza – ¡Me llevarás contigo!
- ¿Qué? ¡Es claro que no!
- Sé que ella está en la tienda en este horario. ¡O me llevas allí o me voy de cualquier manera!
- Te salvaste de un accidente de coche, la segunda vez puede que no te salves. – James dijo amenazante.
- Grande, mátame... Te irás conmigo de todos modos, así que no importa. ¡Adelante! – Gian le animó y James resopló.

*****

- ¡Ah, amor! ¡Qué bonito! – Jade dijo toda encantada con el enorme ramo de flores que Theo le entregó.
- Un mes de noviazgo... – murmuró y le dio un ligero beso, mientras tanto Natie y Elise solamente miraban con medias sonrisas y un poco de envidia. – Y te espero a las ocho para cenar... No llegues tarde.

Pronto los cuatro escucharon voces que venían desde el exterior, dos personas hablaban en voz alta y discutían, a continuación, miraron hacia la puerta y vieron a James y Gianluca entrar.

- ¿Pero qué haces aquí? – Jade pidió a gritos indo hacia Gianluca.
- Vine a ver a Elise.
- ¿Cómo pudiste traerlo aquí James? – Jade preguntó indignada.
- Mi padre me obligó a traerlo a Londres y ¡él me obligó a traerlo hasta aquí! – James explicó, Gian ignoró Jade y Theo pasando por ellos y se dirigió directamente a Mel, entonces Natalie lentamente se alejó.
- No te quiero aquí. – Elise dijo en voz baja, nadie necesitaba oír. Se cruzó los brazos cuando él se acercó.
- No voy a tomar su tiempo, solo vine a agradecerte por estar conmigo en el hospital. – ella asintió.
- Lo hice por mi padre, no por ti.
- De todos modos, te agradezco... – él hizo una pausa y ella tragó saliva – Espero que no te traiga problemas. – Lógico que se refería a su primo.
- Si me disculpa, estoy ocupada.
- Está bien, no te molestaré... - hizo una pausa, pensó en salir, pero necesitaba una respuesta – ¿Eres feliz? – Ella apartó la mirada por un segundo y volvió a mirarlo – ¿Eres? – Ella tragó saliva. ¿Por qué un simple "sí" era tan difícil de pronunciar? – Espero que él no te haga daño. – Murmuró y se detuvo – No me perdonaría si algo te pasara. – Elise lo miró seria. ¿De qué estaba hablando? – Voy a mantener mi palabra y no te dejaré libre... Pero quiero que sepas que no importa lo que pase, siempre voy a esperar a que vuelvas a mí...

Elise sintió los ojos mareados, estaba incluso tratando de no parpadear para no cayeren las lágrimas, y permaneció inmóvil. Era tan difícil de entender a este hombre... Él le había hecho daño, pero no quería que otro hiciera. En la primera vez había gritado que no aceptaría el divorcio y ahora reforzaba aún más esta testarudez estúpida de la forma más natural del mundo.

- Vamos Gian, ya es hora. – dijo Theo y su amigo le acompañó.
- Gracias por traerme aquí, James. – Gian le dio las gracias mientras pasaba a su lado, y se detuvo en la puerta y echó un último vistazo a Elise antes de salir.

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