Venganza

Capítulo 12

Melanie se levantó poco después que Gianluca salió. Ella tomó la medicina y todo lo que logró comer fue una manzana, pasó casi una hora leyendo una revista, pero decidió acostarse de nuevo. A causa del dolor de estómago había tenido un dolor de cabeza y no había dormido la noche anterior, ya que ahora los dos dolores eran más leves, podía ser capaz de descansar y se acostó. Y sólo unos pocos minutos cayó en un sueño profundo...

Sin saber cuánto tiempo después, aún no estaba completamente despierta, pero no era capaz de abrir los ojos o moverse, pero sentía que no estaba sola. En el borde de la cama, sintió que el colchón se había hundido por el peso de alguien, que además de estar a su lado, le hacía cariño en su pelo y luego sintió los labios sobre su mejilla, entonces despertó bruscamente...

- ¿Gian? - Ella lo miró, confundida.
- Lo siento, no fue mi intención asustarte - sonrió mientras empujaba su pelo detrás de su espalda ya que los mechones simplemente habían volado en su rostro cuando se despertó.
- ¿Qué haces aquí? ¿Qué hora es?
- Es medio día. Antes de ir a almorzar quise venir a ver cómo estás. - Ella sonrió y se tumbó mirándolo.
- Ya me siento mejor.
- Bien, porque quiero dar un paseo.
- ¿Qué? - Ella levantó una ceja.
- Además de verte, aproveché que como Theo me hizo quedarme hasta tarde ayer, le dije que por la tarde no me iría volver... En los últimos meses no te he dado la atención que te mereces.
- Pero es tu trabajo, lo entiendo.
- No es excusa. - Se sonrieron. - ¿Comiste algo? - Ella sacudió la cabeza.
- Sólo una manzana.
- Así que arréglate y vamos a un restaurante.
- No sé si puedo comer.
- No puedes quedarse sin comer, entonces, levántate.

Mel sonrió y Gian sacó las mantas de encima de ella y la chica se rió. Si fuera necesario le sacaría de la cama con cosquillas, ella odiaba y se retorcía, pero él se deleitaba con eso.

Unos minutos más tarde ya estaban comiendo el almuerzo, mientras él devoraba un enorme plato de espaguetis, ella comía un plato de ensalada con tomate.

- Sabes Gian, he estado pensando acerca de nuestra boda... – él la miró seriamente - ¿Tienes cualquier otra persona que te gustaría invitar?
- No lo creo... - dijo con la boca parcialmente llena, a continuación, se tragó la comida. - ¿Por qué? ¿Deseas incluir a alguien más en nuestra enorme lista de invitados? – Ella se rió, de hecho, era la lista de boda más pequeña que había visto nunca. Entonces movió el hombro, él odiaría su sugerencia.
- ¿No quieres invitar a Zachary? - Él se puso serio.
- No.
- Pero Gian...
- No le quiero allí. ¿Para qué?
- Sólo pienso que sería una grosería de nosotros no invitarle, ya que estará con nosotros, probablemente, hasta la fecha de la boda.
- Si quiera la buena voluntad del Señor, no. – Esto ya parecía fastidio gratuito y falta de educación. Luego ella suspiró y él frunció el ceño. - Muy bien, Elise. Puedes invitarlo a la boda entonces.
- No estoy segura si esta será la razón de más peleas.
- No será - dijo sin emoción.
- Tú, al menos, me puedes decir, porque te juro que no te entiendo... – la miró – Tú no le soporta y sin embargo dejaste que se quede en su casa... Yo de veras no entiendo.
- Le prometí a alguien que incluso que no le soportase, le ayudaría si él me necesitase. Nada más.

Y era la verdad... Su abuela en su lecho de muerte le pidió este pequeño favor. Y Gian aunque odió, sólo estuvo de acuerdo para no negarla una última petición, después de todo, si ella le pidió esto era debido a que, además de ser el nieto favorito, sabía que en algún lugar bien escondido en su pecho, él tenía un buen corazón.

Y Gian amaba mucho a esa anciana... A diferencia de Zachary que no vía ninguna diferencia en la existencia de su abuela.

Melanie lo miró y vio cómo era serio y sintió que no era el momento de preguntarle nada más, en el momento adecuado, quizá Gianluca fuera capaz de decir lo que sucedía sin que fuera necesario que parecerse a un investigador, entonces sólo puso su mano en la de él y cuando él la miró, ella sonrió.

- Gracias. – Él abrió una pequeña sonrisa... Definitivamente no podía negar nada a esa mujer...