Capítulo 29

268 10 0
                                    

- ¡Fuera de aquí! - James rugió parando al lado de Melanie.
- El asunto es entre su hermana y yo. – Dijo Gianluca.
- Juré que si acercara a ella de nuevo te mataría. ¡Lárgate ahora!
- James... – murmuró Elise sosteniéndolo por su brazo, pidiendo no para enfrentarse a él.
- No te tengo miedo. – Gianluca lo enfrentó.

En ese momento, James se lanzó en Gianluca y los dos comenzaron a atacarse. Melanie estaba desesperada, y sabía que no podía hacer nada. ¿Cómo podría enfrentarse a dos hombres grandes y fuertes llenos de furia? Llamó sus nombres una y otra vez, pero tampoco parecían escucharla. James entonces dio un puñetazo en la cara de Gianluca que lo hizo caer al suelo y se subió encima de él.

James apretó el puño de nuevo, estiró el brazo hacia atrás, pero Gianluca lo golpeó antes. James contraatacó de nuevo, pero sintió que alguien lo agarró del brazo, pero empujó... Fue cuando se dio cuenta. Era Melanie. Ella gimió cuando se cayó de espaldas y ambos se levantaron rápidamente, su hermano se acercó a ella, preocupado, ayudándola a levantarse. No quería hacerle daño a ella y Dios quisiera que no hubiera golpeado el vientre y la caída no había sido lo suficientemente fuerte como para poner en peligro su embarazo. Porque si algo pasara, nunca se perdonaría. El niño podría ser de lo idiota de Gianluca, pero nunca haría nada que pueda perjudicar su sobrino.

- ¿Estás bien? - Preguntó James, sosteniendo la cara de su hermana con sus manos.
- Sí... - murmuró mientras pasaba la mano en sus pantalones para sacar la hierba.
- ¿Estás segura? – Su hermano insistió, y cuando ella lo miró a los ojos entendió que era por causa de su bebé la preocupación.
- Sí, estoy bien.

James volvió a mirar aún más furioso a Gianluca, pero antes de que pudiera hacer nada, Melanie le tocó el hombro y él la miró.

- Entre... – James la miró cómo si no comprendiera su solicitud – Por favor, James.

Se analizó Gianluca durante unos segundos antes de soltar el aire por la nariz y se fue con cara de enojo. Melanie le observó para asegurarse de que realmente había entrado en la casa y no estaría cerca de la puerta simplemente esperando el momento para atacar de nuevo. Miró hacia Gianluca nuevo y tragó saliva. Dios, ¿qué debería decir? No sería capaz de decir que lo perdonaba por su maldad, estaba con enormes heridas en el corazón y el alma, pero no podría expulsarlo a patadas diciendo que lo odiaba. Todavía sentía amor por él... Un amor nostálgico y herido, sin embargo, amor. Todo era demasiado reciente como para decir simplemente que se había olvidado.

Mel rápidamente cerró los ojos y cuando abrió miró fijamente a Gianluca con la mayor fuerza que podría reunir en sí misma en el momento. Se negaba a sufrir, no por miedo a sentirse peor de lo que estaba, pero odiaría pensar que su bebé podría estar sintiendo la misma angustia dentro de su vientre.

- Lamento que te sientas mal... – en parte, estaba mintiendo. Pensaba que se merecía sí sufrir un poco, después de todo el dolor que le había hecho pasar - ... Pero lo hecho, hecho está.
- Dame al menos una oportunidad para demostrar que me arrepentí. Sé que te di todas las razones para odiarme, pero...
- Ya basta. – Ella habló lentamente – Yo no te odio. Me das lastima... Y no hay razón para continuar con toda esta historia, así que por favor, no me busques más.
- Elise...
- Por favor, olvídate que existo.
- Nunca podría olvidarte... – él la miraba con la cara tan triste como antes – Nunca sería capaz de olvidar la persona más importante en mi vida. – Ella observó en silencio.
- Adiós Gianluca – Concluyó y entró en la casa.

Gian asintió con la cabeza lentamente, como si mentalmente afirmaba que sí, que era un completo idiota. ¿Quién en el mundo creería que es importante después de esta clase de traición?... Hace unos días que había dicho palabras bastante desagradables y de hostilidad hacia ella y ahora se declaraba como un tonto enamorado, entonces, ¿quién lo creería? Él propio no creería si no fuera el hecho de que sabía exactamente que era verdad todo lo que sentía, pero ¿cómo demostrar a Elise que después de sus actitudes horribles que se había dado cuenta de que la amaba en vez de odiarla como lo había hecho creer?

Estaba mirando hacia la puerta por unos cuantos segundos, tal vez con la esperanza de que fuera reconsiderar e iba a volver allí, pero sabía que era imposible. Sabía que no tenía sentido permanecer allí. Tomó una respiración profunda, saldría de allí, pero no quería ni pensar en desistir. Aunque ella nunca iba a ser suya de nuevo, al menos lucharía para demostrar que no mentía cuando dijo que era importante, haría cualquier cosa por lo menos para ser digno de su perdón incluso si tuviera que esforzarse el resto de su vida.

Después de soltar un suspiro de cansancio, se puso las manos en los bolsillos y se iba, pero la voz de un hombre diciendo su nombre le llamó la atención.

- ¿Gianluca? - Harrison se acercó y él se volvió – Sé que eres muy ocupado, pero me gustaría invitarte a tomar un café y dar un paseo. – Gian se puso serio y se limitó a levantar una ceja. – Solo nosotros dos. – Él pensó rápidamente en la propuesta, ¿Tenía algo más que perder? Nada. Tal vez sólo quería hablar porque si fuera a atacarlo de alguna manera estaba seguro de que hubiera hecho tan bien como James que el desayuno después de la boda y minutos antes en ese mismo patio.
- Te espero en la entrada del Marble Arch de Hyde Park, a las cuatro de la tarde.
- Voy a estar allí – confirmó Harrison. – Buenas noches.

Gian no respondió, se limitó a asentir con la cabeza y se fue.

VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora