Capítulo 54

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Después de no aceptar, Melanie salió del comedor a toda prisa, subió las escaleras y se fue casi corriendo por el pasillo hasta llegar a su habitación. Cerró la puerta y se apoyó en ella, levantó la mirada y suspiró mientras las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Miró por la ventana y se fue allí... Su pecho subía y bajaba con rapidez y ella puso su mano derecha sobre su vientre... No podía pensar en otra cosa que el bebé llevaba, ¿Cómo saber qué sería mejor? Pero si el propósito del matrimonio con Zachary era para que Gianluca nunca supiera sobre el niño, por lo que ahora ya no había razón para seguir adelante ya que él descubrió la verdad. Aún afligida, solo suspiró, de alguna manera se sentía aliviada.

La puerta se abrió y se dio la vuelta, se sintió contenta de ver a Harrison allí y luego corrió a abrazarlo. Se aferró a su padre que sólo esperó que se calmara mientras ponía la mano sobre el cabello de su hija...

- No pude... – miró a su padre. – No podía hacer eso – ella sólo fue capaz de hablar a través de sus sollozos.
- Sé, mi querida. No te preocupes... Hiciste lo que era mejor.
- ¿Y si no?
- Todavía pienso que fue la decisión correcta. – Harry le acarició la mejilla – Tienes que calmarte ahora. – Ella sólo asintió – No te preocupes más. – Entonces, su padre le dio un beso en la frente y salió de la habitación.

Zachary después de dar un fuerte puñetazo en la mesa, había salido de la casa, aceleró el coche rápidamente para irse. Iba a encontrar Gianluca. Ese bastardo, incluso ahora había conseguido arruinar su compromiso con la mujer que él quería, y no dejaría barato.

Unos minutos más tarde aparcó delante del pequeño edificio donde se encontraba el apartamento del primo, corrió por las escaleras y dio varios golpes en la puerta... Nadie abrió. Furiosamente golpeó de nuevo, pero no escuchó ningún ruido desde adentro.

- ¡Gianluca! – gritó. – ¡Gianlucaaaa! – Rugió y comenzó a golpear fuertemente la puerta – ¡Hijo de puta, te voy a matar! ¿Me oyes? ¡Voy a matarte!

Dio un último golpe en la puerta y salió.

*****

- ¿Para dónde vas? – Agatha preguntó preocupada.
- Todavía no sé mamá. – dijo Melanie. – Sólo creo que será mejor para mí alejarme de todo por un tiempo.

Harrison asintió, estaba de acuerdo con su hija. Todos estaban sentados en la sala de estar cuando Jade bajó siguiendo la amiga, que ya estaba con otra ropa y dos maletas listas para salir de la casa y de la ciudad.

- Al menos llámenos de vez en cuando para dar noticias. – Agatha dijo con un nudo en la garganta.
- Sí, te lo prometo... - dijo extendiendo los brazos y caminando hacia la madre, que se levantó y la abrazó de inmediato. Elise abrazó a cada uno de ellos y finalmente miró a su amiga. – ¿Puedes ayudarme a llevar la maleta para el coche?
- Por supuesto – dijo Jade abrir tranquilamente con una pequeña sonrisa triste.

Las dos se fueron a la parte exterior de la casa y Melanie abrió el maletero del coche, colocó las bolsas, pero antes de cerrar miró fijamente a su amiga. Quería decir algo, y con el maletero abierto estaba segura de que nadie en la casa que podría estar mirando por la ventana la vería hablar.

- No es necesario preocuparse por mí, estaré bien. – Elise aclaró.
- ¡Pero ni sabes a dónde vas!
- Me voy para un lugar lejos, pero voy a estar segura.
- ¿Por qué no me lo dijes a la vez qué estás haciendo? – preguntó con severidad.
- No puedo... – Elise sonrió.
- ¡Tienes que decirme! – Jade exigió.
- Voy a estar aquí... – ella puso un trozo de papel en las manos de Jade, como Gianluca había hecho a ella.
- ¿Qué lugar es ese? – le preguntó confundida rápidamente mirando la dirección.
- Es una casa de campo en Lewes, East Sussex... Gianluca me está esperando allí.
Los ojos de jade se abrieron y Melanie cerró el maletero mientras sonreía.
- ¡No puedo creerlo!
- ¡Habla bajo! – Elise la regañó.
- ¡No puedes irte con él!
- Y no lo haré... Pasó la vida sintiendo que yo había sacado al padre de su vida, no puedo llevar a su hijo también.
- Estás loca... – murmuró.
- Nadie lo sabe y espero que tú no digas una palabra... ¡Me prometerás!
- Sí... – Jade asintió y abrazó Melanie. – Tengas cuidado y por favor llámeme para decir que estás bien.

Elise asintió con una pequeña sonrisa y se metió en el coche, puso el cinturón de seguridad, puso vehículo en movimiento y se fue.

Después de que su padre había salido de la habitación, se recogió el papel que Gian le había dado y miró la parte posterior de la hoja que tenía un mapa, dejo caer en el asiento del pasajero y mentalmente rogó para encontrar el camino correcto de la casa en esa noche oscura...

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