Capítulo 45

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- Estás demasiado quieta. – Gianluca comentó en voz baja después de unos minutos caminando al lado de Elise y ella lo miró con extrañeza. – No es típico de ti permanecer en silencio tanto tiempo.
- ¿Estás diciendo que hablo demasiado? – preguntó algo indignada.
- La mayoría de las veces hablas bastante... – confirmó con humor y ella se arqueó una ceja, claramente no le gustaba el comentario – Es que no sé por qué no lo estás haciendo ahora, me gusta escuchar su voz.
- ¡Acabas de decir que hablo demasiado!
- No he dicho que no me gusta. – se detuvo y ella hizo lo mismo, y luego él miró a su alrededor - ¿Estás escuchando?
- ¿Qué?
- Música... - señaló a la izquierda, hacia donde creía que venía el sonido, salió de la acera y empezó a caminar en la hierba, dio unos pasos y en la distancia vio un grupo tocando algunos instrumentos, la música era tranquila y romántica y Elise pronto se detuvo a su lado para observar también, entonces Gian volvió a mirarla – ¿Bailas conmigo?
- ¿Qué? – murmuró sin entender lo que había dicho ya que estaba concentrada en el sonido, pero antes de que pudiera decir nada más Gianluca la acercó a él, sujetándola con una mano alrededor de su cintura y la otra entrelazando los dedos.

Ella todavía no protestó aunque pensó en hacerlo, y durante unos segundos en silencio siguieron bailando al ritmo de la canción. Elise casi tocaba la cara en el pecho de Gianluca y sintió el corazón acelerándose peligrosamente. Sus sentimientos por él aún la controlaban, cierto que hacía poco tiempo que estaban separados, pero ni el tiempo ni la venganza habían hecho desaparecer su amor.

- Es tan bueno poder bailar... – él dijo en voz baja, cerca de la oreja de Melanie – ¿Por qué casi nunca lo hicimos? – ella sólo sonrió ligeramente moviendo el hombro sin responder. Ella sintió cuando Gian acerco su rosto aún más, y ella bajó la cabeza, en ese momento vio cómo su pecho subía y bajaba con calma, respiraba profundamente. – No sabes cuánto extraño tu olor... – dijo Gianluca apoyando su rostro en la cabeza de Elise, mientras que su mejilla tocaba la altura de su pelo y su boca llegó a su oído. – A veces pienso que todavía puedo oler su perfume en mi ropa, incluso después de todo este tiempo separados. – Susurró y Elise simplemente cerró los ojos durante unos segundos, mientras que su corazón latía rápido – Extraño tanto tu compañía. Extraño abrazarte, tocarte... De estar cerca de ti.
- ¿Por qué me dices esto? – murmuró. Gian se paró frente a ella, poniendo una mano en la nuca de Melanie y la otra alrededor de su cintura, sosteniéndola cerca.
- Porque quiero que seas segura de lo mucho que significas para mí. – Gian acarició la mejilla de Elise mientras la observaba los ojos – Aunque he intentado convencerte de lo contrario, quiero que sepas lo especial que eres, Elise... Sé que lo hice todo mal, pero aun así, yo fui y sigo siendo completamente enamorado de ti...

Elise sintió sus ojos húmedos, pero se controló, lo último que quería era a desmoronarse frente a él. Tenía la horrible sensación de que sólo esperaba un nuevo y adecuado momento para burlarse de nuevo sus sentimientos hacia él, lo que no ocurrió.

- Ya no puedo confiar más. – Melanie habló después de un tiempo.
- Voy a luchar por ti todos los días hasta el fin de mi vida. – Se miraron a los ojos – No voy a renunciar, y juro que haré todo para demostrar todo lo que siento por ti. – ella no pudo decir una palabra, todo qué sabía era que podría esforzarse, pero no sabía si podría excusar esos errores.
Dio un paso atrás y tragó saliva.
- Creo que es hora de irnos. – Él la miró un segundo antes de asentir.
- Todo bien. – ella suspiró con alivio y se cruzó de brazos cuando empezó a caminar acompañado por él.

Una vez en el coche Melanie ya estaba esperando que él fuera empezar a quejarse de nuevo a causa del silencio. Y mentalmente empezó a contar los minutos para llegar a la casa de sus padres. Tenía una sensación de pánico que la envolvía de pies a cabeza, porque no sabía cómo reaccionar si uno de su familia la viese llegar con él.

- Creo que Harrison tuvo una buena idea – comentó Gianluca y esperó una respuesta. Nada. - ¿Él está en casa?
- Está siempre en casa esa hora.
- Bueno... Me gustaría hablar con él. – Melanie no respondió de nuevo y miró por la ventana el camino oscuro. – Llegamos. – ella saltó del coche cuando él aparcó el vehículo y Gian la acompañó hasta la puerta. – Me sentí muy feliz porque me diste la oportunidad de pasar la noche a su lado.
- Bueno... - murmuró. Se quedaron en silencio, y cuando pensaba en abrir la puerta, él dijo:
- Tengo un regalo para ti. – ella lo miró con cierta sorpresa, y él tomó una pequeña caja negra de su bolsillo de la chaqueta y la abrió, mostrándole la joya, ella sonrió ligeramente y lo miró. Era un hermoso collar de oro blanco con una piedra de topacio azul en el centro, rodeado de pequeños cristales. Era pequeña, pero un color absurdamente hermoso y delicado – ¿Puedo ponerlo en ti?
- Por supuesto... – murmuró un poco insegura, pero se puso el pelo a un lado y Gianluca se detuvo detrás de ella.
- Puesto que no deseas usar tu alianza, yo estaría feliz si llevaras este collar. – dijo al oído y sus manos se deslizaron de su cuello, a los hombros y luego los brazos y Elise se estremeció. Se volvió y lo miró a los ojos. – Yo había pensado en dar el collar a Harrison, ya que realmente no pensaba que aceptarías a verme para darte personalmente.
- Gracias Gianluca – dijo, tocando el collar.
- Yo te dejaré ir ahora – sonrieron. Él se acercó y antes de que ella pudiera pensar, Gianluca ya la atrajo hacia sí, la abrazó con fuerza como nunca lo había hecho, y ella respondió con la misma intensidad. Durante aquellos pocos segundos no dijeron una palabra, pero era como si hubieran dicho todo. Él podría haber hecho cualquier cosa, pero ese abrazo significó tanto... Era un afecto casi inexplicable. Cuando se separaron, se miraron a los ojos – Buenas noches, Elise. – dijo acariciando su mejilla. Gianluca simplemente dio un paso antes de Elise llamarlo de nuevo.
- ¡Espera! – él se volvió para mirarla. – ¿No dijiste que querías ver a su padre? – Sostenerla tan cerca de esa manera lo había hecho olvidar. Entonces él sonrió.
- Sí, me gustaría.
- Entra.

Elise abrió la puerta y entraron. No había nadie allí, aunque se oyeron pasos desde el segundo piso y otros procedentes de la dirección de la cocina, luego Harrison aparecería. Melanie iba a llamarlo, pero antes de que pudiera hacerlo, los dos fueron sorprendidos... Zachary vino caminando rápidamente, agarrando su primo por el cuello de la camisa...

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