Capítulo 40

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- ¿Quien fue Melanie? - gritó aún más fuerte.
- Una cliente... – respondió con miedo.
- Una cliente. – repitió con incredulidad.
- Sí. Se casó este fin de semana y me envió estas rosas como agradecimiento porque logramos terminar su vestido en tan sólo tres semanas. – Dijo inventando la primera excusa que le vino a la mente – Sabes cómo tardamos algún tiempo en hacer un vestido y que por lo general nos tomamos meses para completar un modelo, ¿verdad? – él la observó durante unos segundos.
- Sí, lo sé... - dijo exhalando por la nariz. Al parecer, la mentira había funcionado, pero seguía temblando por el nerviosismo.
- Dijiste que querías hablar. – sonaba calma tratando de cambiar el tema.
- ¿Dónde estuviste el fin de semana?
- Yo estaba aquí.
- ¿Por qué no contestabas el teléfono?
- Lo apagué, sólo quería descansar un poco.
- Descansar...
- Sí. – él se acercó.
- Espero que estés diciendo la verdad Melanie.
- Pero yo no tengo porque mentir Zach.
- Será mejor... Porque si encuentro algo que no me gusta, vamos a hablar en serio... - La sujetó por los brazos y la estrechó.
- Ah... – murmuró y él acercó sus caras mientras la miraba los ojos.
- Si me dejas de nuevo, solo, a causa de Gianluca como lo hiciste el viernes, por cualquier razón, las cosas no serán buenos para ti. – La apretó aún más.
- Me estás haciendo daño...
- ¿Tú entendiste?... ¿Entendiste? – la acercó aún más con un tirón.
- Sí... – murmuró. – Discúlpame.
- ¡Ya es hora de convencerse que él nunca te ama! ¡Nunca amó! Y sólo está a la espera de la oportunidad de burlarse de ti otra vez. ¡Acéptalo! – Zachary la soltó bruscamente casi un empujón y Elise exhaló por la boca, estaba aterrada. Luego él se dirigió hacia la puerta. – Tome su abrigo, vamos a cenar. – Ella asintió con la cabeza y luego se fueron.

*****

Theo oyó el sonido de tacones en el pasillo del segundo piso, y nadie subía allí sin autorización o sin la compañía de él o de su amigo, se sorprendió al ver que era Melanie quien llegaba y se fue directamente a la sala de Gian.
Ella entró y él pensando que era Theo, no levantó la cabeza y siguió analizando algunos papeles, solamente cuando ella dio un portazo él alzó la mirada... Y su corazón se aceleró. Dios, ver a esta mujer en un vestido con la mano en la cintura con una pose de autoridad era la vista más hermosa que podría tener.

- Elise... - se levantó. Ella se acercó y tiró la tarjeta que había recibido con las flores en su escritorio y se lo quedó mirando.
- Yo sé lo que significa, pero no pienses que te voy a creer.

Después de regresar de la cena con Zachary e irse a la cama, Melanie recordó una vez que le había dicho acerca de la significación de las 40 rosas, pero nunca pensó que él iba a acordase, porque ella misma apenas recordaba.

- No hagas eso de nuevo o vendré tirar las flores en tu cara. – él sonrió ligeramente, sabía que nunca podría hacer eso, amaba flores, no las podría estropear de esa manera, tampoco ser tan agresiva así.
- No has venido aquí sólo por eso.
- Una vez más te equivocas. Vas a parar... Parar de verme, de hablar conmigo y cualquier otra cosa que pensar en hacer. Quiero que me olvides.

Se dio la vuelta, pero antes de que pudiera tomar más de tres pasos, él llegó a su lado, sosteniéndola por su brazo.

- ¡Ay! - murmuró rápidamente tirando del brazo. Él lamiró con extrañeza, no sostuvo con tanta fuerza para que ella se quejara yluego miró a su brazo, parecía tener algo allí... La agarró de la muñeca y la atrajo hacia sí... Esto no podría ser lo que pensaba porque si fuera...
- ¿Qué es eso? – preguntó con la respiración acelerada y ella se dio cuenta deque él se estaba poniendo nervioso. ¿No podría haber puesto un vestido con mangas largas? Justo hoy había optado uno con las mangas un poco más cortas y terminó olvidando que tenía marcas moradas en donde Zach le había apretado anoche. – Si me dices que ese bastardo hizo...
- Me golpeé el brazo ayer, en la tienda. – él la miró seriamente y cogió rápidamente la muñeca del otro brazo para ver si había otra... Ella se resistió al principio, pero pronto él logró mirar y sí, había una marca en cada brazo.
- Voy a matar a ese miserable. – siseó.
- ¡Harás nada!
- ¿Cómo no? – él gritó. – ¡Te hizo daño, Elise! ¡No voy a permitir! – La soltó y comenzó a caminar de un lado a otro y se pasó una mano por el pelo y la cara, estaba frustrado. – ¿Te hizo algo más?
- No.
- ¿Algo más? – repitió más fuerte.
- ¡No!... Ahora espero que sepas porque no quiero que me busques. – él apretóla mandíbula. ¿Así que era su culpa?
- No puedo hacer eso. – ella bufó y se lo pasó indo a la puerta, pero antes de salir se volvió.
- Las cosas han cambiado Gianluca, tú quisiste de esa manera. Acéptalo.
- Podría aceptar nada... Puedo aceptar su desprecio, que deseas estar con otra persona. – Hizo una pausa y tragó saliva, tenía problemas para hablar – Pero estar con él, que te lastimó y sabiendo que no le gustas de verdad, que es solamente para castigarme, esto es lo que más me duele. No podrías haber hecho daño a mí de manera peor, Elise. – Ella lo miró sorprendida y con tristeza, nunca había vistode esa manera – He intentado destruirte, y tú estás haciendo exactamente lo mismo conmigo.
- Deberías haber pensado en todo antes. – Melanie cerró la puerta y casi salió corriendo de la galería.

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