Capítulo 121: Segunda luna de miel III.

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Los días fueron pasando e hicimos de todo. Disfrutamos como si cada día fuera el primero.

Días que no salimos de la cama, días que incluso saliamos de casa, días que ni siquiera pisábamos la casa, días que salíamos durante un rato y días que salíamos de fiesta por algunas discoteca de la zona.

Fue un mes maravilloso, sí que es verdad que una semanita después ya echábamos de menos a los niños, pero aun así nos quedamos ahí y juntos conseguimos pasarlo de maravilla.

Hoy era el último día y habíamos decidido disfrutarlo al máximo.

Esa mañana desperté la primera. Taylor estaba tan guapo cuando dormía, me quedé embobada mirándolo unos minutos. Pasado un rato decidí salir fuera a tomar el sol, así que me puse el biquini y salí fuera dónde ya teníamos colocadas dos tumbonas, me tumbé, puse música y disfruté del maravilloso día que hacía.

-Buenos días-oí media hora después.

-Buenos días dormilón-se agachó y nos besamos.

-¿Disfrutando del sol?

-Sí, estabas muy mono dormido y me ha dado pena despertarte, así que he decidido venir a tomar el sol.

-¿Soy el único que mira a su pareja mientras duerme?

-De eso nada-reí-te he observado dormir 15 minutos, después he decidido tomar el sol.

-A bueno-se sentó en la tumbona de al lado.

-¿Y la camisa?

-Por la habitación, ayer dormí con unos pantalones cortos y punto.

-Pues aprovecha-sonreí-túmbate aquí conmigo-prepuse y así lo hizo.

-¿Te has puesto la crema?

-No, ¿me la pones?

-Claro que sí-sonrió.

Me tumbé boca abajo y dejé que Taylor esparciera la crema.

-Lista, ¡Me toca!-exclamó tiempo después, yo reí.

-Por supuesto, túmbate-dije mientras me incorporaba.

-¿Aprovechas para darme un masaje?-preguntó de repente.

-¿Pide algo más el señor?-pregunté mientras me sentaba en sus piernas.

-Río-No, nada más.

-Lo que usted desee-dije mientras empezaba a masajearle la espalda mientras le ponía la crema.

-Mmm…Amor, ¿cuánto hacía que no me masajeabas?-preguntó minutos después.

-Creo que la última vez todavía éramos novios.

-Debemos repetirlo más veces.

-Yo también quiero masajito.

-Claro que sí amor-se relajó.

Masajeé sus hombros unos minutos y después fui bajando por la espalda.

-No te duermas, eh-dije al notar el silencio.

-No, claro que no-dijo con tono adormilado.

Reí.

Me levanté de encima suyo y me agaché dejando nuestras caras a pocos centímetros la una de la otra.

Amor verdadero. (Taylor Lautner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora