Capítulo 127: Vuelta a casa. // Pasan el tiempo hasta el mes.

629 32 2
                                    

De vuelta a LA, llegamos por la mañana de madrugada y acto seguido nos quedamos dormidos los cuatro. Era domingo y aprovechamos para dormir durante todo el día.

El lunes de vuelta al trabajo y de vuelta al cole, de nuevo a hablar en inglés. El viernes quedé con las chicas.

-¿Cómo no nos dijiste que te volvías a Mallorca?-preguntó Irene nada más llegar.

-¿Cómo te has enterado?-pregunté yo en respuesta.

-NovedadesLautner.com-contestó María encogiéndose de hombros.

-Hace un mes que no lo miro, ¿qué pone?

-Míralo-Eleonor me dio su móvil.

-Pareja Lautner celebra su aniversario recordando el pasado-leí el titular y vi diversas fotos de nosotros en nuestra calle, en la entrada de la clínica, en el parque del mar y en el restaurante donde celebraron su matrimonio.

Bajo esto había otro titular.

-La pareja con sus antiguos amigos-leí.

Había fotos de nosotros en el Son Oliva y de nosotros en el bar de después.

-¿Y bien?-se impaciento Patri.

-Ya lo pone aquí-le devolví el móvil a Eleonor-fuimos a celebrar nuestro aniversario de bodas.

-Pero no avisaste-insistió Sophia.

-Lo siento, se me debió pasar-dije

-¿Y qué tal están todos?-preguntó María.

-Están estupendos-sonreí.

-¿Y Alberto?-preguntó Irene.

-Igual, casado y con una hija.

-¿De verdad? ¿Cómo se llama?-preguntó.

-¿La hija? Adriana-contesté.

-¿Los demás también están casados y con hijos?

-Claro-contesté-la de Xisco se llama Ainhoa, el de Paloma se llema Aitor, el de Andrea se llama Aarón y el de Alejandro se llama Álvaro.

-Vaya, nos hemos perdido muchas cosas-comentó Patri.

-Ni lo jures-reí.

-Espera, espera, espera-intervino Irene-¿Adriana?

-Eso he dicho, la hija de Alberto se llama Adriana.

-Y tu hijo Adrián-añadió María mirando a Irene.

-¡Pero qué coincidencia!-exclamó Patri.

Todos reímos

-Tendré que llamar a Alberto, hace mucho que no hablo con él y por lo visto hay mucho que contar-dijo Irene.

-Preguntó por ti-sonreí-él también dijo que te llamaría.

Después de eso continuamos hablando de cualquier cosa durante toda la tarde.

El sábado, llegó el momento. Ahora tocaba enseñarle a los niños que van a tener siempre a Arelia y Lena.

Les di el fin de semana libre, nos tocaba a nosotros limpiar.

Nos levantamos todos y nos fuimos a la cocina, yo preparé los cafés y Taylor las tostadas.

-Mamá, ¿dónde están los cereales?

-En el armarito de ahí-le señalé.

-¿Por qué no nos hace el desayuno Lena?-preguntó Alexander.

-Porque debéis aprender a vivir sin ellas-contesté.

Pusieron los cereales y la leche en el bol y se lo comieron. Cuando acabamos de desayunar Taylor limpió los platos mientras el resto se duchaba y después ya se duchó él.

Después nos fuimos a hacer las camas tras eso fuimos a ver la televisión durante media horita.

A las 11:00 am empezamos. Taylor limpió los baños, yo hice la comida, Amanda y Alexander recogieron los trastos que había por en medio.

Cuando cada uno de nosotros acabó su tarea ya pudimos tener un rato libre.

Comimos al mediodía y tras ello Amanda limpió la mesa y se fue a su cuarto y Alexander ayudó a su hermana a quitar los platos  mientras yo recogí la cocina y Taylor ponía la ropa sucia a lavar. Fregué la mitad de la casa mientras Taylor fregaba la otra mitad.

Las tareas por fin hechas. Vimos una película y cuando acabó fuimos a dar una vuelta por la zona.

Una día diferente, después de 10 años casada con Taylor y conviviendo con Arelia y Lena; por fin hacíamos algo.

Pocas fueron las veces que nos habíamos encargado de la casa, pues cuando les dábamos días libres Lena, nos íbamos a comer fuer y cuando se lo dábamos a Arelia pocas veces hicimos su trabajo.

Al día siguiente no hicimos tanta cosa. Los niños hicieron los deberes y recogieron sus juguetes. Taylor revisó su guión y limpió los baños. Yo hice la comida y recogí la cocina, pues los papeles que debía llevar ya los tenía listos.

A Amanda y a Alexander no les hizo mucha gracia al principio ocuparse con sus tareas, pero finalmente conseguí que lo hicieran sin rechistar. Debieron ser más días, pues esto no fue suficiente. Ya iríamos repitiendo la hazaña de vez en cuando.

 A Lena y a Arelia le sentaron muy bien las vacaciones, aunque solo fueron dos días a su vuelta se las veía radiantes.

La boda de Makena llegó. Sentados en la fila de los familiares y con nuestros amigos detrás vimos la boda.

-Nico  Fernández Ruiz, ¿quieres a Makena como tu legítima esposa, para amarla y respetarla, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud  en la enfermedad hasta que la muerte os separe?

-Sí, quiero-sonrió y colocó el anillo en el dedo de su dentro de nada esposa.

-Makena Lautner, ¿quieres a Nico como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud  en la enfermedad hasta que la muerte os separe?

-Sí, quiero-copió el gesto.

-Por el poder que me ha sido otorgado, yo os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Así lo hicieron.

Aplausos, arroz, esos dos hacia la salida…

Ya estábamos todos en el restaurante elegido.

-Gracias por la coronita, es preciosa.

-Era de tu madre, lo justo era que lo llevaras tú, igual que lo hice yo en mi boda.

-Sigue siendo para Amanda cuando sea mayor-advirtió.

-Necesitabas algo prestado y azul, ¿no?-sonreí.

-Eso sí-sonrió ella también.

Comimos todos los invitados juntos de nuevo entre risas y bromas. Bailamos todos, por supuesto, después de que los novios abrieran el baile. De nuevo nos lo pasamos como nunca. Y de nuevo llegamos a casa de madrugada.

Las chicas volvían a Londres y esta vez tardarían en volver, Makena y Nico se iban de luna de miel a París, familiares y amigos de Nico volvieron a España y nosotros, los familiares de Makena y muchos de sus amigos nos quedamos en EEUU.

La boda fue estupenda y Taylor estuvo riendo todo el tiempo, igual que todos.

Ya todos estábamos casados y ahora uno de mis mejores amigos de la infancia era también mi cuñado.

Que cosa tiene la vida. Que caprichoso es el destino. Que coincidencias ocurren. Que felices estábamos absolutamente todos.

Amor verdadero. (Taylor Lautner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora