Capítulo 1

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Miami atravesaba una oleada de calor que hacía a sus habitantes desear ir desnudos por las calles, ese verano sin duda era el más caloroso que había vivido Camila durante su corta edad, 19 años concretamente. Ni el aire acondicionado podía batallar con el clima agobiante en el interior de su auto, y, entre el calor, las llamadas persistentes de sus amigas reclamándole por la tardanza y el tráfico: iba a volverse loca.

Al cabo de un rato consiguió llegar al club; el valet parking se encargó de aparcar su auto mientras ella trazaba su camino con destino al restaurante del club donde la aguardaban sus amigas (Sandra y Marielle).

- ¡Al fin! - Exclamó Sandra luego de percatarse del ingreso de Camila a la estancia.

Camila se ubicó en la mesa de ellas, notó que habían ordenados las bebidas, lo que la hacía suponer que muy probablemente habían ordenado su almuerzo también.

- Detesto que ordenen por mí - se quejó mientras se acomodaba en el asiento y dejaba su bolso sobre la silla sobrante.

- Es tu castigo por llegar tarde.

Suspiró resignada mientras al mismo tiempo rodaba los ojos.

- Yo escogí tu plato, sé que te va encantar - mencionó Marielle con emoción.

"Ay no..." pensó. Su amiga tenía una manía con las comidas orientales que le revolvía el estómago, así que quizá se quedaría sin almorzar ese día.

- Espero que no sea uno de esos platos orientales que acostumbras - dijo.

Marielle enarcó una sonrisa y sus ojos se cruzaron con los de Sandra, respondiendo a sus sospechas. "Ugh" pensó. Ellas dos rieron y la contagiaron de sus risas.

- Oigan, miren quien está allá - indicó Sandra haciendo un mohín con sus labios apuntando a una dirección en concreto, a las espaldas de Camila.

Marielle y Camila apuntaron sus miradas por encima de sus hombros al lugar indicado y así pudieron ver que estaba ella...

- La lesbi... - comentó Marielle.

- Sigue aquí... - mencionó Camila ida en la apariencia de la mujer.

Le resultó que lucía muy bella, aun cuando vestía en su uniforme de trabajo creía que se veía hermosa.

Camila no conoce su nombre, solo las etiquetas con la que la tachan en su universidad respecto a su sexualidad, apodos incluso ofensivos. Sabía que había sido becada para estudiar en su misma universidad y que estudiaba economía y finanzas internacionales, sabía que trabajaba en aquel club que ella frecuenta, pero la chica nunca la había atendido siquiera, no había tenido tanta suerte; solo la miraba de lejos y su corazón respondía frenético, sus pupilas se dilataban e incluso su cerebro se desconectaba de todo para verla a ella.

Se había rumorado cosas sobre aquella chica y otra chica de la quien sí conocía su nombre (Keana), pues pertenecía al círculo social de familias influyentes de la ciudad; decían que Keana engañaba a su novio con la chica y fue todo un escándalo por aquel entonces, pero tiempo después Keana se fue del país con su novio y con ello se callaron las lenguas, al menos con referencia a ellas dos juntas, puesto que la soledad de la chica daba de qué hablar.

La cuestión era que aquella chica le producía curiosidad, más de lo que jamás nadie le había producido y aquello le inquietaba y se reprochaba por ello mientras se encontraba cara a cara con sus cavilaciones, a veces incluso la chica se había colado en sus sueños.

- ¿Qué no la habían despedido? - inquirió Marielle con el gesto fruncido, extrayendo a Camila de su hipnotismo por la chica.

- Pues parece que no - respondió Sandra, todas con sus ojos siguiendo las acciones de la mesera mientras atendía una de las mesas.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora