Sus labios tersos le notificaban que ella era real, los suspiros de ella colándose por su boca, descendiendo por su garganta, inflando a su corazón, le devolvía la vida y todas sus inquietudes resbalaban al suelo despojándose de ellas, de sus tormentos, rompiéndose en cientos de fragmentos a sus pies, descargando todo el peso de sus hombros y depurando los confines de su mente. La estrechó ávida contra su cuerpo, como cadenas reforzando su apoderamiento, no quería que se marchara otra vez, que se la arrebataran otra vez.
La besó hasta que el aire en sus pulmones fue escaso, solo entonces se separó lánguidamente de ella y capturó con levedad sus mejillas, se perdió en su iris café cálido como en tantas ocasiones pretéritas; sus ojitos estaban heridos por las lágrimas y sus mejillas trazaban ríos evidenciando los recorridos de sus lágrimas, pero sonrió, lentamente fue recuperan la sonrisa tan propia de ella que a Lauren la hechizó desde la primera vez que la vio en aquella playa dónde se conocieron.
Camila colocó su mano encima de la de Lauren que acunaba su rostro y enredó sus dedos con los de ella para separar esa mano de su mejilla y trasladarla hasta sus labios, y allí, comenzar a plantar besos, pues sus manos la ataban otra vez y en su fuero rogaba porque no la soltaran nunca más, que allí, en ese mismo instante, su martirio se extinguía.
Los orbes verdes de Lauren se expusieron en plenitud cuando contempló las manos manchadas de sangre de Camila e inmediatamente comenzó a examinarla de principio a fin para hallar cualquier herida que demandara atención.
— Tus manos... — susurró mientras todas sus alarmas hacían eco en su mente.
— Estoy bien... — le apaciguó con dulzura dejando una caricia en el pómulo de ella —. No es mi sangre — y su rostro sufrió una metamorfosis al recordar lo que fue capaz de hacer. Pues lo odiaba, sí, con cada fibra que estructuraba su cuerpo, pero hacer lo que hizo no le enorgullecía —. No me dejó otra opción, quería huir conmigo, tenía miedo de que me llevara lejos... — y su tono comenzó a vibrar —. Yo no soy así... Yo no le haría daño a nadie...
— Lo sé — le calló con un beso casto en los labios —. Sé quién eres.
— Lo siento...
— No, no tienes que disculparte, tampoco mortificarte por eso. Ahora estás aquí, a salvo, a mi lado no volverás a enfrentar una situación semejante. Yo cuidaré de ambas — y la abrazó y Camila recostó su cabeza en el hombro de ella, cerrando los ojos y dejándose embelesar por el salvaguardo que le brindaban sus brazos. Le creía, confiaba en ella más que en sí misma y sabía que a su lado nada la lastimaría, por ello sintió deseos vehementes de llorar, solo que esta vez, de alegría —. Vas a estar bien, mi amor, lo prometo.
Sí, lo estaría, pero el costo sería alto.
— ¿Camila? — se unió una voz a las espaldas de la latina.
Camila se separó del auge que ofrecían los brazos de Lauren para atender al llamado de la voz de Dinah, viró y cuando sus ojos se encontraron con los de su amiga, Camila pudo notar que ella lloraba al observarla. Entonces extendió sus brazos y la abrazó, persistiendo así por varios segundos. Cuan alentador era que ambas estuvieran a salvo.
Todos podrían disfrutar de esa efímera paz.
***
La noche cayó como rocío del firmamento, y con la oscuridad surgieron los espectros rumoreando agüeros pérfidos.
Greg Salim se había hundido en la decadencia sórdida, estaba acabado, reducido a escombros y lo sabía, no había manera de salir pulcro de esta pugna y todos quienes le ayudaron algunas veces, lo abandonaron después del escándalo de lavado y paraísos fiscales desligándose de todos lazos. Sus cuentas estaban inhabilitadas y sus propiedades incautada por la ley. Toda la riqueza y ostentosidad que alguna poseyó ahora parecía una utopía.
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DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)
Fanfiction¿Es posible odiar a una persona con la misma fuerza con que la amó? Creado por una masoquista para masoquistas.