Capítulo 24

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Capítulo 24

Era un desafío mantener el control de su propio cuerpo, las riendas de su salvajismo, si se dejaba llevar por sus impulsos durante un solo instante acabaría estrangulando a sujeto que tenía delante de ella con sus propias manos y observaría con placer como la vida se le escapaba del cuerpo. Ella quería matarlo, así como él lo hizo con su padre y su hermanito. Pero no podía, porque el verdadero responsable estaba aún tan lejos de ella y Logan era un puente hasta Greg, sólo era un títere que usaba Greg para no tener que ensuciarse las manos. Y ahora que lo tenía bajo su poder había atado ese cabo suelto, uno, porque el otro aún estaba suelto.

Logan la miraba, la detallaba, aún se cuestionaba si era la misma mujer, pero no había duda, él no olvidaría a esa belleza tan particular, recordaba sus ojos verdes lacrimosos con los que lo miró alguna vez y los comparaba con la mirada esmeralda obscura con la que ella lo observaba ahora. Logan supo en ese instante que estaba en serios problemas.

— Déjennos — ordenó con voz de mando.

Por unos segundos se creó un silencio que navegó por la atmósfera tensa, tan pesada como el plomo.

— Jefa, no sé si sea buena idea — objetó uno de sus hombres —. Este tipo es peligroso. Ya se nos soltó una vez estando aquí adentro.

— Déjennos, Brad — repitió sin apartar la mirada de Logan.

— Andando — le concedió Normani disponiéndose a salir del lugar con los dos hombres a sus espaldas.

Salieron por el inmenso portón de hierro no muy convencidos de marcharse, concediéndole la privacidad que reclamaba. Brad daría su vida para proteger a su jefa si fuera preciso y no era una cuestión de lealtad, era porque estaba enamorado de ella. Por eso no se apartó de la puerta cuando salió, sino que se quedó con su oído pegado a esta, por si las cosas se salían control.

Michelle se paseó al rededor del sujeto, todavía tomándose su tiempo antes de comenzar a hablar.

— Tienes mucha información que me sirve y necesito que me la des — comenzó ella con tono sosegado, esmerándose por reprimir su odio y contenerlo cautivo dentro de su ser —. Quiero que me digas todo lo que concierne a Greg Salim: sus contactos, sus hombres, los trabajos sucios que has hecho para él, quiero que me digas absolutamente todo.

Logan no debatió, se quedó mudo con el ceño fruncido observado a la mujer que se paseaba parsimoniosa delante suyo.

— Vamos, habla, yo sé que te encanta hablar — le animó.

— Cómeme la polla, perra. No te diré nada — y refutó sus palabras escupiendo en la dirección de ella.

Su saliva, su nauseabunda saliva calló a sus pies y codició ponerle el arma en la cabeza y plantarle un tiro entre ceja y ceja, resumir su existencia a eso, a la nada, pero no podía y estaba empeñando toda su paciencia, por ello fue que sonrió de lado en lugar de golpearlo.

— Me lo supuse — comentó con frialdad.

— Dime, Lauren, ¿cómo está tu hermana?

La pregunta le revolvió el estómago. De verdad el sujeto no ayudaba a que pudiese mantener la cordura. Ella tensó su mandíbula y empuñó sus manos, pero si lo golpeaba le daría el placer de saber que su pregunta le había irritado, la había afectado.

"Vamos, contrólate", se ordenaba a sí misma.

Empezó a juguetear con su lengua, dando lengüetazos de adentro hacia afuera desquiciando todavía más la paciencia de la Ojiverde.

— No te tengo miedo, perra.

— Tú y yo vamos a divertirnos — usando las palabras que él alguna vez usó con ella.

DEL AMOR AL ODIO (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora